Adrián es catedrático en Ecología, su trabajo científico sobre biodiversidad y los impactos producidos por la actividad humana es muy reconocido. Compatibiliza la investigación con su otra pasión: la montaña en todas sus facetas. Trabajando en Cambio Global y en la urgencia climática no puede dejar de intentar explicar y divulgar lo extremadamente grave de lo que vivimos y cómo podemos enfrentar este drama. En Global running habla de todo esto con crónicas que van de los Picos de Europa a la sierra de las Nieves. Una guía a golpe de zapatilla para interpretar el Cambio Global y el azote de sus motores más despiadados: el calentamiento y el abandono demográfico.
El 14 de febrero en la Librería Desnivel, a las 19 h, Adrián Escudero presentará su libro «Global running», y tendrás la oportunidad de hablar con este ecólogo y corredor que nos propone correr con otra mirada.
«Necesito ser optimista. Escribo para que seamos conscientes de lo que está en juego. Necesitamos entender que conocer y percibir el cambio es clave para afrontar la urgencia ambiental. Estamos a tiempo, sí, lo creo».
Adrián Escudero
Nos lo cuenta en esta entrevista donde también se muestra optimista.
¿Dirías que tu libro Global running habla de por qué las montañas por donde corremos están como están?
Sí, claro. Mi idea es contar lo que vemos, pero ir más allá de la descripción de una foto estática para situarnos en un marco dinámico en el que lo que se ve nos habla de cambios radicales que ocurren en nuestras montañas.
Hablas de cambio global… ¿qué es y en qué se diferencia del cambio climático?
El cambio climático es solo uno de los motores del cambio radical que los humanos estamos provocando en la biosfera. Es el motor más dramático, pero no el único; la contaminación, la acción de especies invasoras, la deforestación tropical o el abandono del medio rural son otros motores.
Global running
Crónicas de un ecólogo corredor
¿Qué significa para ti correr por montaña?
Es un bálsamo para el espíritu, pero también para el cuerpo. Como explico en Global running, aunque no sé muy bien qué es meditar, la sensación de paz y descanso mental que se consigue cuando uno automatiza cada zancada y no deja espacio en el cerebro para nada más allá de dónde poner el pie, debe ser parecido. Es una pasada. Si como en mi caso, la diversidad biológica da sentido a tu vida profesional, miel sobre hojuelas.
«La percepción, a veces, no refleja lo que pasa ahí abajo y las enfermedades que esconde el paisaje». ¿A qué te refieres?
Deberíamos de poder pasar a menudo por un mismo sitio para ser conscientes de los cambios. Lo que vemos no es una foto estática: los glaciares, se van, la vegetación de alta montaña se matorraliza, los prados de siega desaparecen. Los cambios son brutales. Los cambios hablan de procesos de degradación y pérdida de diversidad. Lo que vemos parece sano, pero, en realidad, está profundamente dañado. Nuestras montañas, nuestros bosques, están muy enfermos y no nos resulta fácil ver.
Una urgencia por contar lo que tenemos ahí al lado antes de que sea muy tarde… ¿Crees que estamos a tiempo?
Necesito ser optimista. Escribo para que seamos conscientes de lo que está en juego. Necesitamos entender que conocer y percibir el cambio es clave para afrontar la urgencia ambiental. Estamos a tiempo, sí, lo creo.
¿Sueñas con montañas y ecosistemas sanos?
Sí, creo que soñar es lo que nos hace humanos. Para mí, imaginar montañas sanas es algo indisoluble al hecho de amarlas y desear recorrerlas.
Hay un cambio que vemos y otro más sutil que, si no nos lo cuentas tú, quizá ni lo percibimos, ¿era ese uno de los objetivos de tu libro?
Sí. Quiero que la gente y los amantes de las montañas sean conscientes de que más allá de que los paisajes que recorremos siguen siendo fantásticos, las montañas están enfermas y su futuro y el nuestro está en juego. Las evidencias son numerosas y solo hacen falta algunas directrices para verlas.
¿Qué es lo que te gustaría que aportara Global running al mundo de las carreras por montaña?
Me gustaría que tras la lectura los corredores y corredoras fueran algo más conscientes de la urgencia ambiental que tenemos delante. Sé que aman las montañas, pero quizás no son tan conscientes de la gravedad. Si el libro sirve para eso, genial.
¿Por qué has elegido estos recorridos?
La verdad es que me costó. Tengo algunos más. Los elegí por su valor didáctico y representatividad; paisajes mediterráneos, eurosiberianos, pero también por cuestiones personales; paisajes especiales para mí. Lo he ido contando en cada crónica.
Global running
Crónicas de un ecólogo corredor
Hablas de carreras dentro de nuestras fronteras, pero me consta que has corrido por muchos lugares…
En muchas montañas. La verdad es que el desarrollo de proyectos de investigación en zonas remotas y la pasión por las montañas se han ido combinando a lo largo de mi vida; desde Alaska a Patagonia, incluyendo hitos como la ascensión al Ampato desde el mar ‒algo más de 6000 m‒ o montañas africanas, australianas o lugares con pocas carreras como las montañas de Irán o las maravillosas montañas turcas del Kaçkar.
¿Un día ideal corriendo por montaña?
Finales de primavera, en Pirineos, con sol pero sin mucho calor, sendas vacías, parches de nieve en las zonas más altas, los rododendros en flor en un pinar de Pinus uncinata y avistamiento de rebecos. No sé, hoy me iría al Alt Pirineu cerca de Sort.
Las crónicas del libro a menudo se ceban en los dramas y pérdidas, ¿hay esperanza?
Sí, siempre. Los ecólogos del cambio climático desarrollamos nuestra actividad investigadora no tanto para señalar las evidencias del horror, sino para intentar construir caminos de sanación.
Algo pequeño y concreto que podamos hacer, quienes corremos por montaña, para contribuir a cuidar los ecosistemas…
Lo más importante es ser consciente de que la salud del planeta es algo crítico para todos nosotros. Quien es consciente, lo prioriza y lo pone delante en su agenda vital. Si es así, el acto más importante que podemos hacer como ciudadanos implicados en esto es votar. Eso es clave. Si somos conscientes, cada acto ayudará a enfrentarnos: consumo local, reducir el número de viajes, comprar menos, ahorrar energía…
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