Empieza el camino

El Cinquè llac. Senderismo a placer

Durante años, el Cinquè Llac ha sido un destino de ensueño para caminantes de todo el mundo. Con sus más de cien kilómetros de senderos bien cuidados y montañas acogedoras, ha sido testigo de la llegada de medio millar de viajeros de Francia, Inglaterra, Alemania, Bélgica, los Países Bajos y hasta Hawai. Sin embargo, sorprendentemente, el público local aún no ha descubierto este tesoro oculto.

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Cinquè llac
Cinquè llac 📷 Dioni Serrano

Hace ya unos cuantos años que por el Cinquè Llac (el Quinto lago) pasan caminantes de medio mundo: medio millar de franceses, ingleses, alemanes, belgas, holandeses y algún que otro hawaiano han cubierto sus más de cien kilómetros disfrutando de unas montañas amables,de unas sendas bien cuidadas, de una historia humana entrañable y de una hospitalidad sin fisuras.

Inexplicablemente, el público de aquí todavía no ha desembarcado en El Cinquè llac, y eso a pesar de haber sido galardonado con varios premios, entre ellos al Mejor Producto de Turismo Activo en la edición de FITUR del 2017.

Cuando las abuelas del Pallars querían que un encargo se hiciera bien, sin prisa, disfrutando de la tarea y poniendo los cinco sentidos en ella, advertían que se hiciera a plaeret. Estas dos palabras están impresas en las camisetas de los excursionistas que se aprestan a recorrer El Cinquè llac.

La larga ruta senderista, que arranca y termina en La Pobla de Segur, exige eso y nada más que eso: tomárselo con calma y llevar los ojos y oídos muy abiertos para empaparse de la intrahistoria que rodea al camino y “devolver la libertad que te da”, como rotundamente resume Mireia Vila Font, propietaria de la Casa Leonardo de Snterada y autora intelectual del Cinquè llac.

Cinquè llac
Cinquè llac 📷 Dioni Serrano

¿Qué es el Cinquè llac?

La información oficial describe el Cinquè Llac como un itinerario senderista autoguiado de algo más de cien kilómetros que transcurre por las comarcas del Pallars Jussà, el Pallars Sobirà y una breve incursión en la Alta Ribagorça. La ruta atraviesa un territorio de media montaña a tiro de piedra del Pirineo leridano, más habitado en el pasado que en el presente.

El circuito no es difícil, si bien sus desniveles alcanzan a menudo las cuatro cifras; a cambio, no hay que transportar casi peso ya que la organización se encarga de llevar el equipaje.

El Cinquè llac consta de cinco etapas de entre cuatro y ocho horas de duración, con principio y final en la Pobla de Segur. Las jornadas terminan sucesivamente en Peramea, Beranui, Les Esglésies, Senterada y Claverol, un pequeño núcleo próximo a La Pobla. En cada uno de estos pueblos –apartados de las carreteras principales y habitados por unos pocos vecinos– los caminantes se alojan en una casa rural del tipo “con encanto” donde son, literalmente, mimados hasta el mínimo detalle.

Las etapas no sólo tienen número, también nombres que hacen referencia a un elemento del paisaje de la jornada. La primera se denomina La Giganta dormida, haciendo referencia a una montaña con silueta de mujer tumbada; la segunda, El Aquelarre de Serraspina, por la cresta del mismo nombre donde, al parecer, se reunían las brujas de la comarca para celebrar sus parrandas; la tercera también tiene su miga mística: El Puente del Diablo, por un puente que el eficaz demonio construyó en una sola noche sobre el barranco de Sant Genis; un dolmen de la Edad de Bronce en la Serra de Comillini, es La Casa Encantada que da nombre a la cuarta etapa. La última lleva el nombre del Estany de Montcortés, un lago de mediano tamaño que comparte con el de Basturs la singularidad de no ser de origen glacial, como es habitual en Pirineos, sino cárstico.

Cinquè llac
Cinquè llac 📷 Dioni Serrano

Una ruta diferente

¿Qué hace diferente al Cinquè Llac de otros recorridos del tipo “caminar sin equipaje”? Lo primero, el cómo y por qué nació. La idea se le ocurrió a Mireia Vila, enamorada hasta la médula de su tierra, de sus tradiciones, su cultura y su paisaje, y una convencida de que el senderismo es el modo más eficaz y menos lesivo para dar a conocerlo: “Desplegué un mapa en la mesa y me puse a buscar caminos que unieran los pueblos”.

Con el mapa bajo el brazo Mireia se fue a intentar alistar a otros propietarios de casas rurales… y lo consiguió. Hurgaron en la memoria local a la caza de caminos de pastores ya olvidados y metieron en danza a los consejos comarcales del Pallars Jussá y el Pallars Sobirá para que los dejara en condiciones.

Desde el principio se trabajó para causar el mínimo impacto en el entorno inspirándose en los principios de turismo responsable. ¿Que qué entienden por “turismo responsable”? Mireia tiene la respuesta: “El que que crea mejores lugares para vivir y para ser visitados”.

Como es natural, aparte de los propósitos de recuperar y dar valor al patrimonio cultural del territorio relacionado con su pasado pastoril y fomentar las economías locales –empeños que en 2013 le valió el Primer Premio de Turismo Responsable de Cataluña y, dos años después, el de Medio Ambiente de la Generalitat– hay un legítimo interés por hacer negocio.

De hecho, los propietarios de las casas rurales que intervienen en el circuito coinciden en que el Cinquè llac contribuye a sus economías, sobre todo fuera de temporada. Pero incluso en este aspecto tan prosaico como son los dineros, el Cinquè llac es diferente, y es que un diez por ciento de los ingresos obtenidos se destina a mantener los senderos que lo forman, mejorar la señalización, reconstruir los muros de piedra seca y formar albañiles especializados, entre otro montón de acciones. Y ahora andan detrás de compensar la “huella de carbono” que generan los visitantes invirtiendo su equivalente en proyectos de biodiversidad.

Cinquè llac
Cinquè llac 📷 Dioni Serrano

Empieza el camino

Los futuros caminantes son recibidos en Can Fasersia, una fonda con solera de La Pobla. Tras resolver las dudas que los viajeros pudieran tener sobre El Cinquè Llac, Laia, su joven gerente, los invita a subir a la cuarta planta para divisar desde allí el embalse de Sant Antoni y la montaña de Sant Corneli. Los cuatro empinados tramos de escalera son un anticipo de las cuestas que les esperan.

El circuito se estrena con seis horas de caminata y su punto fuerte es el collado que cruza la Giganta Dormida por las impresionantes vistas que se descubren al atravesarlo: al norte el Montsor y sus cingles, y al sur el pantano de Sant Antoni y la sierra del Montsec partida por los congostos de Terradets y Mont-Rebei. El día finaliza en Peramea, una villa medieval closa, es decir, que las propias casas forman una especie de muralla.

El anfitrión es Jaume Montaner, economista, ganadero, narrador de historias y propietario de la Casa Parramón, un edificio declarado Bien Cultural de Interés Nacional por la Generalitat de Catalunya, sello que se extiende a todo pueblo. Su iglesia contiene, según Jaume, el mayor número de elementos culturales inventariados de Lleida después de la catedral de la capital.

El pequeño pueblo de Beranui, aupado en la cima de una colina que domina la entrada de la Vall Fosca es el final de la segunda etapa. Joan Español da la bienvenida a los caminantes en el patio de la Casa Macianet, la antigua vivienda familiar reformada con gusto para convertirla en alojamiento rural. Los caminantes pasarán este día del Pallars Sobirá al Jussà atravesando Serraspina, el lugar donde se citaban las brujas de la comarca. No tuvieron mal gusto las hechiceras al elegirlo, porque las vistas de las montañas de la Vall Fosca “encantan”.

A poco de iniciar la tercer etapa, los caminantes se topan con algo inesperado. ¡Una mina de uranio aquí! En realidad son varias galerías abiertas a mediados de los años sesenta que no llegarían a explotarse. Esta jornada se distingue de las anteriores en que enlaza un rosario de pueblos: La Plana, Castell–estaó, Antist, Estavill (los tres pequeños y sin servicios), la Bastida (en ruinas), Vilella, Xerallo (afeado por las instalaciones de una fábrica de cemento abandonada que forma parte de la historia industrial de la comarca) y, finalmente, Les Eglésies. “Aquí siempre le llamamos Les Iglésies”, aclara Pepita, la afable propietaria de la Casa Batlle encargada de que los caminantes recuperen fuerzas a base de embutidos caseros, carne de su propia ganadería y setas que ella y Pere, su marido, recolectan.

En el largo trayecto que hay entre Beranuí y Les Eglésies hay dos lugares intrigantes: las ruinas del monasterio medieval de Torres, casi devorado por el bosque en la solana de la Serra de Burllars, y el Pont del Diable, encajado en el profundo y angosto barranco de Sant Genis, imposible de fotografiar sin correr el riesgo de despeñarse.

Etapa reina

Pepita sirve un potente desayuno porque la etapa exige darlo todo. Para arribar a Senterada tendrán que vencer unas cifras nada despreciables: veinticinco kilómetros de longitud, más de 1.300 metros de desnivel positivo y el techo del circuito: 1.554 metros en la Serra de Comillini. A cambio, la jornada depara un enigmático dolmen y un horizonte tan amplio que es posible reseguir con la vista el recorrido del Cinquè llac.

Senterada está estratégicamente situada en la proa de la Serra de la Bastida. Justo en el punto en el que la carretera de la Vall Fosca se separa de la nacional que continúa hacia El Pont de Suert y la Val d’Aran, se levanta Casa Leonardo, un bonito edificio de varias plantas construido como fonda y tienda de ultramarinos a principios del siglo XX por el abuelo de Mireia. Casa Leonardo es más que un alojamiento; es un museo donde Mireia guarda y enseña mil y un objetos relacionados con la historia local.

A esta altura del recorrido los excursionistas ya se han preguntado varias veces por qué bautizaron el trekking de ese modo si hasta ese momento no se han topado con ningún lago. Mireia les pide un poco paciencia; lo descubrirán el día siguiente.

El “quinto lago” es el Estany de Montcortés, una profunda laguna que no se alimenta de un río sino de un manantial interno. El lago es una de las reservas de aves acuáticas más importantes del Pirineo, alberga una gran variedad de migratorias y también de leyendas. “Siempre nos preguntan el porqué del nombre –nos cuenta Mireia– ya que sólo hay un lago en todo el camino. La explicación es que fomentamos que los senderistas lleguen en tren desde Lleida; este tren pasa por cuatro lagos, en realidad, embalses. El de Montcortés es el último”.

Desde Montcortés, el camino hasta La Pobla de Segur es largo y coincide en La Gigante Dormida con el camino del primer día. Allí, hay que decidirse si desandar el camino conocido o atreverse con la cresta de la sierra Gelat, apta no más que para los caminantes sin vértigo. El Cinquè llac termina en La Pobla, pero el último alojamiento está en Claverol, en la Casa Churchill. Al frente de este establecimiento, que tiene una terraza en la que uno se instalaría de por vida, está Andreu Usón. Andreu es el encargado de coronar con un gancho de pastor el bastón que se entregó a los caminantes el primer día, y de estampar a fuego la última marca de pastor en el cayado que, siendo ya el último día, mostrará las marcas de cada una de las casas donde ha estado. El bastón, que ha servido para hacer más llevadero el largo camino, se convierte así en el testigo que acredita haber caminado El Cinquè llac, como la Compostela acredita la peregrinación a Santiago. Un práctico recuerdo que llevarse de vuelta a casa.

Cinquè llac
Cinquè llac 📷 Dioni Serrano

Guía del viajero

  • Situación: Pre Pirineo leridano.
  • Señalización: todo el circuito está señalizado con la marca específica de El Cinquè llac y con marcas de pintura amarilla. La organización proporciona el track del todo el circuito. Este documento también se puede descargar de la página www.elcinquellac.com
  • Cartografía: Mapa El Cinquè llac. Editorial Alpina. 1:25.000
  • Información: la agencia radicada en La Pobla de Segur Pirineu Emoció actúa como punto de información y central de reservas. Tel: 973 681 518. info@pirineuemocio.com.
  • Visitas: hay que guardar tiempo para visitar en La Pobla Licors Portet, una licorería con más de cien años de historia especializada en la producción de ratafía, un licor tradicional elaborado a partir de la maceración en aguardiente de nuez verde, hierbas aromáticas y especias. Tampoco hay que perderse las Tiendas Museo de Salás, una serie de botigues de antaño (farmacia, barbería, ultramarinos, estanco, bar, mercería…) en las que no falta el más mínimo detalle. Tel: 973 676 266; http://botiguesmuseusalas.cat. Muy interesante es el Museo Hidroeléctrico de Capdella. Para los viajeros curiosos interesados en los cambios económicos y sociales que supuso la construcción del complejo hidroeléctrico de la Vall Fosca en 1914.

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