Jérica (Castellón) dispone de una zona de escalada muy conocida dentro del ambiente escalador, debido a su localización tan cercana a Valencia capital, además de estar bien comunicada por una autovía que la hace muy frecuentada por escaladores tanto de las provincias de Valencia como de Castellón. Está conformada en su generalidad sobre líneas verticales con buena roca y limpia de caídas de piedras.
Relato de los hechos:
Los hechos contados a continuación ocurrieron un sábado de abril sobre las 15:00 h aproximadamente. Llevábamos escalando toda la mañana, y para terminar, quería probar una vía especial, era ideal para sacar fotos escalando porque permitía sacar de fondo el cielo por su situación. Así que, antes de montar el 6b, puse un top rope en la vía a la derecha que yo iba a realizar, para que colgado de la cuerda en la vertical de la derecha, pudiera ir sacando fotos mientras le aseguraba otra persona del grupo.
Mientras el compañero que me va a asegurar se coloca el Grigri, compruebo que este no llevaba su casco. Fui a por el casco mientras terminaba de equiparse y se lo di para que se lo pusiera. El resto del grupo estaba tumbado en el suelo, a unos pocos metros a la derecha de la vía que estaba montando, todos con los cascos puestos. Llegué al descuelgue e inicié el descenso. Mientras descendía en “polea”, mi amigo (el fotógrafo) en la vía de al lado me pidió que escalara hacia la izquierda para poder tener un recorte de mi cuerpo sobre un fondo de cielo, por lo que me tuve que salir de la vertical del descuelgue de la vía que acababa de subir. Para conseguirlo, escalé hacia la izquierda para permanecer en la zona deseada por el “fotógrafo” para inmortalizar la escena. Situación que conseguí sin problemas ya que llevaba la cuerda por arriba.
Fue en ese momento cuando me encontré agarrado de una grieta a dos manos para mantener la posición, ya que el péndulo provocado por la cuerda me empujaba hacia la derecha. Esto lo conseguí al encontrar un agarre de manos muy bueno en una profunda grieta. Pero de repente, de forma inesperada, mi cuerpo se separó de la pared hacia atrás, colgado en el vacío de la cuerda sujetando dos grandes piedras, una con cada mano. Sentía el peso de las piedras sujetadas por mis manos, y me di cuenta rápidamente que no podría sujetarlas mucho tiempo. Empecé a gritar “¡Piedra! ¡Cuidado, piedra! ¡Alejaos!”.
No sé cuánto tiempo estuve sujetándolas, tenía miedo de soltarlas y que cayeran sobre algún compañero. La situación fue dramática para todo el grupo. Sé que dio tiempo para alejarse a todos menos a mí asegurador que estaba atado a mí, con la cuerda tensa, justo debajo de mí.
De repente por cansancio, se me escapó la piedra que tenía en la mano derecha. Sin poder hacer nada, cayó impactando en su cabeza dejándolo tumbado inmóvil. Debido a la función de auto-bloqueo del Grigri me quedé unido a él, aunque estaba claramente conmocionado o inconsciente por el impacto.
Vi a una de las chicas del grupo correr hacia él para ver cómo estaba, pero seguía teniendo la otra piedra, que era bastante más grande que la primera, aunque esta ya la tenía entre las dos manos. Tras una breve mirada a la izquierda para comprobar que no había nadie, la tiré lo más lejos que pude. Estaba sentado en mi arnés, atado a lo que pensaba que podría ser el cadáver de mi amigo.
Como líder del grupo, intenté tomar el control de la situación en una posición poco ventajosa. Les grité que llamaran al 112, y le dije a mi amigo fotógrafo que lo bajaran, para poder montarme un rápel en su cuerda y descender. En ese momento llegó un escalador de otro grupo que decía que era médico, también llegó otro escalador con experiencia y conocimientos de autorrescate, que me bajó utilizando mi cuerda bloqueada sobre el herido. A continuación, me dijo que iba al aparcamiento del sector para indicar con precisión nuestra posición a los bomberos que ya venían a rescatar a mi amigo herido.
A los quince minutos llegaron los bomberos del Consorcio de Castellón con el helicóptero, y con mucho cuidado y profesionalidad lo llevaron a urgencias en el hospital más cercano.
Reflexiones posteriores sobre el accidente por el relator:
Dos semanas después del accidente, volví a la zona de escalada para ver la piedra que le dio en la cabeza y era mucho más grande de lo que recordaba. La pesé por curiosidad, y alcanzaba los 9,7 kg.
El golpe le dio en el casco ya que él se había acercado a la pared para intentar ponerse lo más seguro que podía, pues las piedras a menudo rebotan hacia fuera, aunque esta vez no fue el caso. Él se inclinó hacia delante y la piedra impactó la parte trasera de la cabeza. Bajo el impacto, todo su tronco superior acompañó la piedra inclinándose hacia delante, por lo que pienso que no habrá recibido toda la fuerza del golpe en la cabeza.
Le salvó la vida el insistir en que se pusiera el casco. Pero, debo confesar que, si me hubiera dicho que no quería ponerse el casco, yo hubiera escalado igualmente. Ahora es algo que no haré: si mi asegurador se niega a poner casco, me negaré a escalar.
Analisis causal del accidente por parte del Comité:
En este tipo de accidentes donde la causa directa un impacto de una piedra sobre su asegurador que se suelta de la pared mientras un escalador estaba agarrado a ella, es fácil caer en echar la culpa a un hecho fortuito impredecible y, por ende, a la mala suerte. Sobre todo, por lo rocambolesco de cómo discurrieron los hechos, y por la forma casi marcial de protocolos y control-revisión de uso de los equipos, de seguridad, impuesta por el líder del grupo.
Pero debemos recordar dónde estamos, ya que nuestras actividades aún bajo pautas de seguridad estrictas que las llevan a niveles de seguridad altos, nunca consiguen el riesgo cero. La escalada deportiva se realiza en un terreno donde tendemos a percibir menos riesgo del que existe en realidad, ya que el salto espacial de lo urbano (instalaciones que siguen una normativa de conservación y construcción), al medio natural de montaña (instalaciones conservadas bajo normas basadas en la costumbre y la recomendación) se realiza instantáneamente. Y percibimos un escenario natural tan seguro como si fuera una instalación bajo revisión y conservación normalizada.
Es dentro de estos escenarios donde la percepción de riesgo se relaja hasta llevarnos a un estado de exceso de confianza, lo que termina en aceptar como “seguras” decisiones “inseguras”. En este caso, salirse de un itinerario, remarcado como vía de escalada consolidado, a un terreno no equipado y con la cuerda por encima, para satisfacer los intereses de una buena foto, pasando a ser algo rutinario y abordable sin más.
Nuestra mente, de forma automática e inconscientemente, en un lugar lleno de vías de escalada, una al lado de la otra, empieza a relajarse. Además, la roca tan franca y de buena calidad en general ayuda a que esto sea posible. Empezamos a identificar el entorno como algo homogéneo. Y aquí es donde empieza hacer mella el exceso de confianza.
El exceso de confianza se da en lugares donde nos mantenemos relajados y conlleva una percepción baja del riesgo real, lo que termina en que nuestros sentidos no activen las alarmas ante situaciones de peligros, y nos puede llevar a tomar decisiones erróneas sobre el entorno. En un estado de exceso de confianza, ante la pregunta, ¿Por qué va a haber problemas en salirme de la ruta unos metros a la izquierda con la cuerda por arriba?, no encontramos contraindicaciones objetivas. Actuamos con total normalidad sin que se planteen dudas sobre la consistencia de la roca, el por qué en esa zona no hay una ruta equipada, el problema del péndulo, etc. Simplemente damos por buena la decisión inconscientemente. A esto le podemos unir la influencia de autoconvencernos por la motivación en conseguir una mejor foto.
Recuerda: La montaña es un terreno dinámico que nos exige una atención mantenida y adaptable.
Pon Atención:
Esto es un análisis de un caso que te puede ayudar a ver defectos en tu toma de decisiones, en esta y otras actividades de montaña. Nadie está libre de accidentes por muy experto que sea, pero igualmente todos somos libres de tomar decisiones más seguras.
Comité de Seguridad FEDME