François Cazzanelli, Jerome Perruquet, Marco Farina y Stefano Stradelli han realizado la apertura de una nueva ruta en la vertiente sur del Cervino (4.478 m). “Una línea muy evidente que, cuando la vimos por primera vez, no parecía posible que estuviera por abrir”, explica Cazzanelli. El resultado, comprometido y de dificultad, se llama Una follia per Adriana (800 m, R4, M7, 6b) y recorre el Gran Diedro de la Sur, como ellos mismos han llamado al obvio relieve que le sirve de argumento.
Todo comenzó en una salida de entrenamiento con esquís que realizaron François Cazzanelli y su primo Stefano ‘Teto’ Stradelli, en la que repararon en la línea. “Inmediatamente hablé de ella con Marco Farina y él también la había visto hacía algunos años”, narra Cazzanelli. Llamaron a Jerome Perruquet y el equipo de cuatro quedó formado para intentar la apertura.
La línea se encuentra situada en una zona salvaje, expuesta y poco frecuentada de la cara sur del Cervino, entre las estribaciones del Picco Muzio (4.187 m) y el Pilastro dei Fiori (4.000 m). Los primeros 300 metros de escalada se realizan por un couloir de niev, mientras que los otros 500 metros ofrecen una escalada mixta y en roca de notable dificultad y, sobre todo, exposición. En total, les salieron 11 largos, que han cifrado en dificultades de M7 de mixto y 6b de roca, con un grado añadido de R4 con el que destacan la dificultad de protección.
Primer intento fallido
El 31 de enero se lanzaron decididamente a por la ascensión. Sin embargo, la ruta se evidenció más dura de lo que habían previsto y, tras superar seis largos y comprobar que ya eran las cuatro de la tarde, decidieron darse la vuelta. Jerome Perruquet había sido el encargado de abrir de primero los cuatro largos iniciales, mientras que los otros dos se los habían repartido François Cazzanelli y Marco Farina.
“En el primer intento no tuvimos una estrategia suficientemente clara ni comprensión de cómo sería la ruta”, admite Cazzanelli, quien añade: “No esperábamos un muro tan severo y vertical, que a veces desploma. El problema era que no teníamos un plan claro. También nos dimos cuenta rápidamente que escalar esta vía requiere una meteorología y unas condiciones de la montaña específicas”.
Segundo intento hasta arriba
Analizaron sus errores y optimizaron la estrategia para, una semana más tarde, regresar a la ruta. El 6 de febrero fue el día elegido y “fue simplemente perfecto”, a decir de Cazzanelli. Las condiciones eran ideales y el ánimo del grupo, también. Las temperaturas habían caído después de unos días de demasiado calor y el cielo estaba nublado. “Las condiciones de la uta eran un poco secas, pero buenas”, señala.
Se pusieron en marcha a las 4:30 horas de la madrugada desde el telesilla Pancheron de la estación de esquí. De nuevo Jerome Perruquet salió de primero para volver a escalar los cuatro primeros largos con rapidez, y François Cazzanelli tomó el relevo para liderar los dos siguientes. A las once de la mañana ya habían alcanzado el punto más alto del intento anterior. En ese punto, Cazzanelli se calzó los pies de gato para abrir los siguientes dos largos: “El primero era muy impresionante, un offwidth gigantesco con un enorme patio bajo mi trasero y con el fondo del diedro totalmente congelado; el segundo fue más fácil, pero la placa inicial me puso a prueba”.
En su turno, Marco Farina se tvo que enfrentar a roca de muy mala calidad para seguir ganando altura, antes de llegar a una zona de escalada más fácil. Finalmente, los cuatro alpinistas salieron a la luz del sol, bajo el enorme bloque incrustado de forma amenazante entre las dos paredes del Picco Muzio y el Pilastro dei Fiori.
Allí dieron por terminada la vía, que han dedicado al recuerdo de Adriana Pession, la histórica secretaria de la Società Guide del Cervino, fallecida en 2021. “Adriana dedicó toda su vida la SGC y al Cervino”, explica Cazzanelli, quien agrga que “para todos nosotros fue una segunda mamma, capaz de comprendernos y ayudarnos en todo momento con sus formas sencillas y afectuosas”.
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