Dani Arnold se dio a conocer internacionalmente en 2011, cuando logró batir el récord de la ascensión más rápida de la cara norte del Eiger, hasta entonces en manos de Ueli Steck. Posteriormente, llevaría ese desafío hasta las seis caras nortes clásicas: Cervino, Grandes Jorasses, Cima Grande de Lavaredo, Piz Badile y Petit Dru. Siempre a la máxima velocidad y en solitario.
Pero, en realidad, su camino en esta dirección comenzó un año antes del logro en el Eiger. Fue en 2010, cuando Dani Arnold escaló la arista oeste del Salbitschijen en solitario y en tiempo récord. La atención mediática que aquello desencadenó le dieron la posibilidad de pasarse al profesionalismo.
Las tres aristas
El Salbitschijen (2.985 m) está situado en los Alpes suizos, en el cantón de Uri. Su perfil es de los que hace latir más fuerte el corazón de los alpinistas. “Figura entre las rutas de granito más bonitas de toda Suiza”, asegura Dani Arnold. Sus aristas entrañan dificultades a tener en cuenta. La más asequible es la arista este, que presenta una dificultad moderada, con un grado aproximado de 5a. Por su parte, la arista sur y la arista oeste están restringidas a alpinistas con experiencia, dada su complejidad y longitud.
Originario de Uri, Dani Arnold conocía bien el recorrido e inició su desafío de escalar las tres aristas lo más rápido posible el 11 de junio desde el refugio de Salbit (2.105 m). Comenzó con la arista sur, para a continuación negociar la arista oeste y terminar con la arista este. Todo ello en solitario y del tirón. En total, necesitó 9 horas, 36 minutos y 55 segundos para completar este recorrido y regresar al refugio.
70 largos en solitario
Las tres aristas conjuntamente superan los 1.500 metros de escalada, repartidos en unos 70 largos de terreno alpino. De hecho, cada una de ellas suele representar una jornada completa de escalada para una cordada normal. La máxima dificultad ronda aproximadamente el 6b.
Las rutas de ascensión entrañan cierta complejidad, con travesías y algunos cortos tramos en descenso antes de continuar subiendo. Nada recomendable para quien no acredite una larga experiencia, tanto a la hora de discernir el recorrido exacto como al manejar la cuerda que Dani Arnold usó.
En la elección del escaso material que llevó –la ligereza es obligada en una actividad de estas características–, Dani Arnold no dudó en cargar con zapatillas de montaña, que se cambió seis veces por los pies de gato durante el recorrido según las necesidades de cada terreno. Especialmente importante fue disponer de esa alternativa en las numerosas secciones del descenso en las que todavía quedaban acumulaciones de nieve.
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