La inesperada –aunque merecida– medalla de oro de Alberto Ginés acrecienta los efectos, tanto positivos como negativos, que este estreno en los Juegos Olímpicos puede tener sobre la evolución de la escalada en nuestro país. Mayoritariamente la comunidad escaladora percibe el estreno de la escalada como algo beneficioso para el deporte, y así ha quedado patente en los muchos comentarios publicados estos últimos días en diferentes medios y redes sociales. Como ejemplo, el resultado de la encuesta lanzada hace un par de días en el Instagram de Revistaescalar con la pregunta: “¿Que la escalada sea olímpica es bueno para nuestro deporte?”, con unos 4000 participantes, que obtuvo una amplia mayoría de “Sí” (79%) frente al “No” (29%).
Más medios
La principal valoración positiva que hacen los propios escaladores se basa en la previsión de un aumento en la inversión en el deporte que traerá más y mejores instalaciones tanto en rocódromos públicos como privados.
Como nos contaba en esta entrevista pocos días antes de partir a Tokyo, el mismo Alberto ha tenido que dedicar mucho esfuerzo, dinero y tiempo para poder entrenar en unas instalaciones de calidad. El Centro de Alto Rendimiento de San Cugat donde reside no cuenta con ninguna infraestructura específica para entrenamiento de escalada, teniendo que desplazarse en ocasiones muchos kilómetros para acceder a unas instalaciones privadas en las que poder prepararse para las competiciones.
Desde la Federación Española de Montaña y Escalada también reclaman la necesidad de inversión, tal y como lo expresa Alberto Ayora, presidente de la FEDME: «Necesitamos ayuda, necesitamos patrocionios. Necesitamos que las administraciones públicas tomen nota de la riqueza de la diversidad del deporte en nuestro país, más allá del fútbol u otros deportes consolidados en el imaginario colectivo de la cultura española. Somos una federación pionera, con mucho futuro por delante. Esta medalla de oro es nuestra primera medalla de una nueva era del montañismo». Como explica Ayora, «somos la 5ª federación nacional con 248.987 federados en 2020″.
Más tecnificación
Esta previsible mayor inversión pública y privada en la escalada también tendrá consecuencias en el desarrollo de la ciencia del entrenamiento para la escalada, lo que necesariamente repercutirá en un aumento del nivel y rendimiento de los deportistas. Aquí partimos con ventaja, pues ya contamos con grandes especialistas en la materia, como el mismo David Macià, entrenador de Alberto Ginés y pionero en esta ciencia, que ya estuvo detrás de figuras como Ramón Julián (ganador de una Copa del Mundo en 2010 y de dos Campeonatos del Mundo, 2007 y 2011). Como escalador de alto rendimiento de referencia no podemos dejar de citar también a Patxi Usobiaga (campeón del mundo 2009 y de la Copa del Mundo en 2006 y 2007). Es su testigo el que ahora recoge Ginés y el resto de jóvenes de los actuales centros de tecnificación de la escalada.
Apoyo también a las zonas de escalada
Seguimos en el terreno de la especulación, pero esto también sería lo deseable. Zonas como Margalef, Rodellar o Teverga ya han demostrado que los escaladores somos una fuente de ingresos fundamental pera el desarrollo de los municipios en los que se ubican. Los escaladores ya no somos vistos como los seres marginales que éramos hace un par de décadas. Ahora hacemos uso “gratis” de las rocas, sí, pero también consumimos en los bares y restaurantes, nos alojamos, compramos en las tiendas… El creciente interés por la escalada puede ayudar a que otras administraciones apoyen el desarrollo de escuelas en sus territorios e impulsen iniciativas que nos beneficien, como puede ser el acondicionamiento de zonas de aparcamiento adecuadas, la instalación y mantenimiento de baños gratuitos (reduciendo además así el impacto medioambiental) o con apoyo económico para equipamientos y reequipamientos.
También el previsible aumento de federados en escalada debería reflejarse en priorizar entre los objetivos de las federaciones el cuidado y desarrollo de las zonas de escalada. Y lo mismo para las empresas privadas –marcas, medios de comunicación, rocódromos…– que realmente busquen la evolución y consolidación del deporte, más allá de los beneficios económicos. Como consumidores, tenemos el poder de apreciar y apoyar estos esfuerzos que busquen un desarrollo sostenible, y por tanto la pervivencia de la escalada.
Más masificación
No todas las hipótesis son positivas. La problemática que existe en las zonas de escalada ante el incremento de afluencia ya es un hecho. En los últimos años hemos visto cómo se han multiplicado las prohibiciones a la escalada, en ocasiones motivadas por decisiones arbitrarias o por intereses económicos, pero también en muchos casos ganadas a pulso por toda esa masa escaladora reciente que acude al medio natural como quien va al rocódromo (o bastante peor), sin la mínima conciencia de la fragilidad del medio en el que nos movemos. Papeles de cagadas en cualquier parte, gritos, perros sueltos atacando al ganado, coches aparcados bloqueando caminos… por desgracia no nos son ajenos. El aumento de escaladores, o más bien de deportistas forjados en las salas indoor sin una educación medioambiental detrás, es más que probable que agrave estas situaciones.
Aunque sin duda la educación es fundamental, tampoco lo es todo. Por mucho que todos nos esforcemos y tengamos una conducta ejemplar, que haya regulaciones consensuadas y con sentido y todas las respetemos, el medio va a seguir sufriendo si la afluencia de escaladores es masiva. Inevitablemente, habrá un mayor desgaste de senderos y pies de vía, se pulirá más la roca, será más difícil cohabitación con las aves y otros animales con los que compartimos espacio… Soluciones como los cierres de sectores por temporadas que permitan la regeneración de la vegetación, zonas de aparcamiento bien acondicionadas y otras loables y necesarias iniciativas (como las reflejadas en el documental Actúa de la asociación Escalada Sostenible), podrán paliar estos problemas, pero no los eliminarán por completo.
Más competitividad
La búsqueda de unos resultados (podios, medallas…) puede también transformar la esencia de la escalada, que para muchos sigue siendo “mucho más que un deporte”. Así lo argumentaban los hermanos Iker y Eneko Pou en sus redes sociales, de donde extractamos algunas frases:
«El dinero que llegue de las instituciones públicas no va a ser un regalo. Es un dinero invertido para conseguir medallas, con lo que los atletas que entren en este juego conseguirán este apoyo siempre y cuando logren los objetivos que tienen estipulados. Hasta aquí todo bien; sucede en todos los deportes olímpicos. El problema es que si ya costaba encontrar ayudas para un chico o chica joven que se dedicaba al alpinismo (la esencia de las actividades en montaña) imaginaos ahora…
Lo mismo va a pasar con las empresas privadas del sector. Hasta hace muy poco todavía algunas defendían nuestros valores a pesar de regentar un negocio, pero esto también se está perdiendo… Ahora la línea de negocio son las olimpiadas, con lo que los atletas que no compitan, y representen nuestra actividad con pasión, amor y respeto, en un escenario muchísimo más grandioso y salvaje que las olimpiadas (las montañas), lo tendrán cada vez más difícil para conseguir apoyo de las marcas del sector».
Otro lector nos expresaba así sus temores: «Solo espero que la filosofía que tiene nuestro deporte, que se ha trasladado de la roca a la competición, no se pierda y siga teniendo ese compañerismo y esa única lucha contra la pared»; fue su comentario en redes ante varias imágenes de momentos que muestran espíritu de camaradería que se practica en la escalada de competición, como una foto en la que se ven a los finalistas olímpicos compartiendo información en los minutos de visualización de las vías y los bloques, un buen ejemplo de juego limpio.
En la labor de los escaladores y escaladoras consagrados entra dar ejemplo y saber comunicar la ética de nuestro deporte, las normas y códigos no escritos, la historia de las grandes figuras que marcaron el camino y todo lo que nos une como comunidad, que va mucho más allá de marcas y podios.
Disciplinas cada vez más separadas
Nos lo señalaba Chris Sharma en esta reciente entrevista: «Creo que el mundo de la escalada en roca y la escalada de competición van por caminos muy distintos; desde los equipamientos, los mismos movimientos de escalada… Pero en general creo que todos tenemos que estar orgullosos del reconocimiento que ha alcanzado hoy en día la escalada».
Para muchos, la escalada en roca y la escalada de competición ya son deportes completamente diferentes, y así lo expresaba otro seguidor en redes sociales: «Para mí escalar significa subir trepando por una roca… el resto es otra cosa, y no creo que las olimpiadas aporten nada positivo (a la escalada) de momento».
Por su parte de nuevo los Pou argumentan así la poca relación entre ambas disciplinas: «Son poquísimos los chavales que, viniendo de la alta competición, vayan a hacer una transición al outdoor y en un futuro los veamos equipando vías de deportiva o abriendo rutas de alpinismo. La prueba la tenemos en las últimas generaciones de chicos y chicas que venían de la copa del mundo: todos estaban muy fuertes, pero casi ninguno se planteaba aprovechar esta fortaleza para, por ejemplo, equipar vías propias y llevar el nivel de la escalada un poco más allá».
Una “moda” que ha venido para quedarse
Aunque la participación de Alberto en las olimpiadas es probable que sea el detonante para que muchos se aproximen a la escalada, la tendencia creciente del deporte no es nueva. Como corrobora Pablo Santos, director técnico de la Federación Madrileña de Escalada: «El crecimiento de la escalada en los últimos diez años es imparable; quizá en los últimos cinco ha explotado más en España y el oro de Alberto va a ser un punto más en esa evolución. Es un deporte que está cuajando bien y que es mucho más accesible que otros deportes “nuevos” como puede ser el surf. Lo que hay que estar preparado es para asumirlo, no solo en las instalaciones deportivas tipo rocódromo, sino también en el medio natural, con mejoras como la instalación de baños en las zonas de escalada más frecuentadas, acondicionamiento y mantenimiento de los sectores y otra serie de cosas que hace años que vemos que ya existen en otros países como Francia o Alemania».
Aprende a escalar con Vibram
Este artículo está realizado dentro de la campaña #LearnToClimbWithVibram, con la que los fabricantes italianos –líderes internacionales en suelas para calzado outdoor– buscan profundizar en las raíces de este deporte y analizar su desarrollo futuro. Probablemente poco se podía imaginar Vitale Bramani que la escalada iba a llegar donde está ahora mismo cuando, en 1937, desarrolló su primera suela destinada a unas botas de montaña, a la que bautizó uniendo las dos primeras sílabas de su apellido: Vibram.