Estas son algunas de las ideas sobre las que Sebastián Álvaro reflexiona en este vídeo:
«La aventura entraña riesgo, incertidumbre, peligro…»
«Según el diccionario, la aventura es una empresa de resultado incierto que entraña peligro».
«La aventura es todo aquello que entraña incertidumbre, peligro y, por tanto, exige gestionar el riesgo. Escalar una montaña o ir andando al Polo Norte es en sí una gran aventura».
«El riesgo debemos llevarlo hasta donde creamos que con nuestras habilidades, posibilidades y, sobre todo, con nuestra inteligencia, podamos bandearlo dentro de unos límites prudentes. Por eso es tan difícil gestionar el riesgo, pues depende de la persona. Las aventuras de las personas que no tienen mucha experiencia o capacidad física o intelectual para gestionarlo generalmente terminan mal. Por eso es tan difícil marcar esa tenue línea que separa la audacia ; está el que se envalentona y, también, el que es un cobarde y no es capaz de estar a la altura de la aventura».
«Cuando se vende montaña segura se está cambiando la percepción de la aventura»
«El alpinismo es probablemente la actividad más peligrosa que se puede realizar hoy en día. Confluyen justo en este momento varios factores que quieren cambiar lo que ha sido el alpinismo hasta nuestros días».
«Cuando se vende montaña segura, cuando se intenta paquetizar como si fuera una agencia en la que se compra y se vende, en realidad lo que se está haciendo es cambiar la percepción de la propia actividad deportiva y de la aventura. Porque el alpinismo es más que un deporte , y por eso todo lo que tiene que ver con las expediciones comerciales me parece una “farfolla”. Se está tratando de ocultar lo que es en realidad el alpinismo clásico».
«Te tienes que quedar un poco por debajo de tu límite, pero un grado más de tu experiencia»
«El alpinismo clásico consiste en saber gestionar el riesgo, las dificultades y el peligro, teniendo en cuenta cuáles son tus posibilidades. Eso me lo dijo Bonatti: “Te tienes que quedar un poco por debajo tu límite, pero siempre un grado más de lo que crees es tu experiencia. Unir esas dos cosas es algo que solo pueden hacer personas inteligentes».
«El arte de escalar montañas tiene que ver con uno mismo, con la capacidad de acometer aventuras de resultado incierto»
«Llevo 40 años yendo al Karakórum, al Himalaya, a los desiertos, a los polos, a las selvas… En este tiempo han cambiado algunas cosas que tienen que ver con la actividad que hacemos. Las técnicas las conocemos hoy en día todos. Ha cambiado que ahora tienes un GPS, una previsión del tiempo y, en general, materiales más ligeros y mejores . Pero nada de eso es la esencia del alpinismo. P orque la esencia del arte de escalar montañas tiene que ver precisamente con uno mismo, con la capacidad que tenemos de acometer aventuras de resultado incierto. Lo que ocurre -sobre todo en los últimos 15 o 20 años- es que se ha producido una explosión de lo que hoy en día llamamos expediciones comerciales. Las expediciones comerciales -que también han existido en los Alpes, con los guías de montaña, pero tenían un ámbito más reducido, más restringido- han secuestrado algunas de las grandes montañas en beneficio propio. Por un lado eso es pura codicia y, por otro, ha hecho que dejara de ser una actividad atractiva. No creo que haya ningún alpinista, ningún amante de la montaña, al que le guste estar en una cuerda enganchado con el jumar detrás de 500 personas. Desde luego que yo no tengo ningún interés en eso. No lo tengo como montañero ni desde el punto de vista periodístico».
«El grado de civilización que hemos alcanzado impide que se contaminen las montañas para realizar una actividad»
“No creo que haya que sacrificar una parte de la montaña para salvar el alpinismo clásico. Hoy el grado de civilización que ha alcanzado la sociedad moderna impide que se contaminen las montañas. No se debe llevar a cabo cualquier actividad que requiera dejar las montañas prácticamente contaminadas de arriba abajo, con las consecuencias que estamos viendo: que el agua de las montañas contaminadas, como la del Everest, tenga consecuencias sobre las poblaciones situadas más abajo…» «No vale decir que, como se ha masificado el Aneto, también se puede masificar el Everest. Lo que tenemos que hacer es poner límites al Aneto, Monte Perdido, Mont Blanc y también al Everest. Significa inteligencia y reconocer que queremos alcanzar un grado de civilización».
“Las montañas son las catedrales de la tierra. En ellas hay que entrar con mucho respeto”
“Las montañas son el último reducto. El día que acabemos con ellas ya no quedará nada que preservar en el planeta. Somos los alpinistas los que tenemos que denunciar eso, defender que la conversación de la gran naturaleza de las montañas es fundamental para la existencia de nuestra especie, tanto en el ámbito físico como en el psicológico y espiritual».
«He defendido un periodismo riguroso en el que los alpinistas tienen que dar pruebas de que han ascendido a la cima»
«Sobre la ascensión invernal del K2 realizada por los nepalíes tengo serias dudas sobre la expedición, sobre lo que pasó y sobre algunas de las cosas que se han dado como hechas…»
«Muchas de las cosas que contó esa expedición no corresponden a la realidad. Una de ellas son los horarios, otra que no dejaran participar a ningún cliente en el asalto final a la cima o que hubiera tantos accidentes por cuerdas fijas que no estaban bien… Todo eso, en una sociedad moderna con acceso a la información, debería ser aclarado. Cuando no lo hacen es que tienen algo que esconder. Por no hablar de la ascensión de Nirmal Purja a la cima sin botellas de oxígeno rodeado de gente que llevaba botellas de oxígeno».
«He defendido siempre un periodismo riguroso y, por tanto, los alpinistas tienen que dar pruebas de que han subido a una cima, dar información de cómo lo han hecho, también de los horarios».
«En las redes sociales no se transmite información sino propaganda, publicidad y, en algunos casos, mentiras…»
«El trabajo de cualquier periodista es dar informaciones rigurosas, contrastadas, al menos por dos fuentes. Tiene la obligación moral de desentrañar la verdad en todos los aspectos. Tiene que ser honesto y contar lo que cree que es la verdad con las pruebas que tiene. Por supuesto, la obligación de los alpinistas que quieren salir en los medios de comunicación es proporcionar toda la información y contestar a todas las preguntas que le hacen los periodistas. Hay que decir que esto, hoy en día, se acerca a una utopía. Desgraciadamente, lo que está ocurriendo es que las redes sociales han desbancado a los medios tradicionales. Lo que dan las redes sociales no es información sino propaganda, publicidad y en algunos casos una sarta de mentiras . También hay un montón de gente y cosas buenas en las redes. Pero hay que desbrozar para quedarse con la gente que da información seria. Paradójicamente, con unos medios más avanzados, hoy en día es mucho más difícil conseguir buena información que la que teníamos hace treinta o cuarenta años. Hemos retrocedido cuando una tecnología superior debería proporcionarnos una capacidad de comunicación mejor y más rigurosa. A día de hoy en todos los aspectos y en todos los medios no es así sino todo lo contrario».
«La montaña no es solo una práctica deportiva, es el poso cultural, emocional….»
«El sentimiento de la montaña es el poso cultural que ha hecho, desde hace más de 200 años, de las montañas algo que va mucho más allá de su importancia deportiva para convertirse en un sentimiento. La montaña no es solo una práctica deportiva, es el poso cultural, emocional… son los libros, poemas, música, documentales, películas, revistas… todo eso es el sentimiento de la montaña».
«Es muy importante relatar las actividades que hacemos, transmitirlas en películas, documentales, libros… «
«Nos hicimos montañeros o aventureros leyendo los libros de Bonatti, de Messner… las novelas de Kipling o de Salgari. Gracias a eso pudimos hacer expediciones. A la vuelta lo contamos para cerrar el ciclo, para que la gente que venga detrás de nosotros haga exactamente lo mismo que hicimos nosotros, primero aprender y luego intentar hacerlo más grande, mejor. Eso es cerrar el ciclo de la aventura, que como bien dice Fernando Sabater “Es el tiempo apasionado”. Tenemos que dejar que la gente que viene detrás de nosotros se apasione por estas cosas que trascienden por mucho la actividad deportiva».
«La montaña ha dado más obras literarias, pictóricas, películas… que cualquier otro deporte, a pesar de no nos paguen por ascenderlas».
«Si hecho la vista atrás me considero un hombre afortunado. No solo por llevar la vida que quería llevar, aunque en algunos casos me estrellara. No quiere decir que no fracasáramos, pero hicimos muchas más cosas de las que podíamos imaginar cuando comenzamos. He sido un afortunado con los amigos, con la gente con la que he compartido un montón de cosas que merecen la pena y tras las cuales no hay dinero. Hemos sido seres afortunados».
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