Sebastián Álvaro asegura que siente añoranza por aquellos lugares remotos, extrañamente misteriosos y desconocidos: estepas, desiertos, altiplanicies ventosas, montañas inalcanzables, espacios duros, áridos, inhóspitos y muchas veces crueles para acoger vida humana.
«Lo he comprobado, y vivido, muchas veces. Los he recorrido. Y, sin embargo, siempre los echo de menos. Espacios únicos, irrepetibles, y en aquellos tiempos, además, inalcanzables, lo que reforzaba su atractivo».
Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory
Y en Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory nos habla de “aquellos tiempos” y nos sumerge de lleno no solo en el lugar geográfico protagonista: el Everest, también en el mundo físico, mental y emocional de aquellos jóvenes británicos que, tras sufrir en sus carnes el colapso del mundo, cambiaron los fusiles por el piolet y se plantearon la escalada de la montaña más alta del mundo. Una tarea adelantada para su tiempo.
«Antes de comenzar me propuse aportar una visión propia de unos hechos y unos personajes, que llevo persiguiendo desde hace muchos años, y los territorios donde se desarrollaron unas aventuras, unas y otros, que conozco de primera mano».
Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory
Y desde luego que Sebastián Álvaro es una de las personas que mejor conoce la historia del Everest. Durante los 29 años que estuvo dirigiendo Al Filo de lo Imposible, organizó casi 200 expediciones, cinco al Everest, entre las que se encontraba una recreación histórica de la expedición de 1924.
Everest 1924
El enigma de Irvine y Mallory,
Al mismo tiempo ha realizado numerosas visitas y filmaciones a prestigiosas instituciones como el Alpin Club de Londres, el Museo de la Montaña de Turín y la Royal Geographic Society, entre otras muchas, que le ayudaron a ampliar sus conocimientos y avivaron su curiosidad sobre estas expediciones, los hombres que las compusieron y la sociedad que les tocó vivir.
Tuvo en sus manos el piolet de Irvine y el diario de Maurice Wilson, así como acceso a los originales de las fotos que realizaron y a la correspondencia de Mallory y su mujer Ruth. A lo largo de su trayectoria periodística ha entrevistado a un gran número de alpinistas y personalidades influyentes del mundo de la montaña como Chris Bonington, John Hunt, Reinhold Messner, Kurt Diemberger, Walter Bonatti, Maurice Herzog, Ardito Desio, Karl Herrligkoffer etc, de quienes recabó información sobre aquellos pioneros que desaparecieron en el Everest.
En Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory, aunque el tono es periodístico-histórico el texto es una buena combinación de razón y emoción, donde Sebastián Álvaro vierte toda esta sabiduría recabada durante años de relación con las montañas, los montañeros y toda la cultura que la rodea.
«Este es uno de mis libros más maduros y personales, pero al tiempo más mestizo. Todos los libros lo son, pero este es uno de los que más debo a muchos libros y muchas personas.
Difícilmente volveremos a vivir un tiempo tan apasionante, cuando el planeta estaba repleto de zonas desconocidas y retos inmensos: selvas, desiertos, zonas polares y altas montañas. A todas aquellas personas debo la inspiración que me empujó a escribir este libro.
A todos ellos, hombres y mujeres, británicos, rusos, noruegos y muchos otros desconocidos, rindo honor y memoria».
Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory
No hay más certezas en esta historia que la grandeza de sus personajes, y el cariño con el que son tratadas sus vidas, sus miserias, sus cualidades, sus mochilas. Sebastián Álvaro ofrece al lector una visión muy amplia de los protagonistas de estas expediciones, de la época que les tocó vivir, y de muchos de quienes les precedieron.
Los inicios del alpinismo desde una visión romántica, la exploración, la cartografía… hace un recorrido histórico para poner en contexto a esos hombres allá en 1924 intentando ascender el Everest. Y analiza minuciosamente las expediciones al Everest de 1921, 22 y 24.
Everest 1924
El enigma de Irvine y Mallory,
Y también profundiza en la idea de que aquellos alpinistas y exploradores iban a intentar hacer cosas que parecían imposibles, adentrarse en algo que nadie ha hecho requiere abrir un camino que nada tiene que ver con recorrer un camino ya abierto no solo en cuanto a dificultad real, de logística, estrategia y a nivel físico, sino a nivel mental, estar en un lugar tan comprometido y preguntarte continuamente ¿será una locura? En esa tesitura se encontraban, y la respuesta les daba igual.
«Aquella mañana Irvine y Mallory no sólo se estaban enfrentando a una montaña colosal, la más alta del mundo, sino también a la incertidumbre de no saber los peligros que tendrían que enfrentar, pues cada paso que daban hacia la cumbre era internarse en Terra Incognita, un terreno desconocido que nadie había hollado. Se estaban adentraban en los límites de la Tierra, sin duda, pero también en las regiones inexploradas de la mente de un ser humano, enfrentado también a su límite».
Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory
Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory no pretende ser una verdad sobre si subieron o no a la cima, es más una celebración de lo que sí se hizo: el gran logro de explorar esos territorios en ese momento, la imaginación, la curiosidad, el valor, la intuición de encontrar caminos donde no los hay, de la posibilidad de inventarte tu propio camino. Un pequeño homenaje en un intento de recuperar la memoria de aquellos personajes y la de aquellos lugares remotos, extrañamente misteriosos y desconocidos que sentían la tremenda curiosidad de aventurarse a recorrer.
«Creo que el misterio de Irvine y Mallory aún continuará dando que hablar mucho tiempo. Y mientras esto ocurra, habrá que seguir estudiando lo que estos hombres vivieron, dijeron, escribieron y pensaron. Desde luego no eran infalibles, pero no podemos juzgarlos con condescendencia, ni creernos superiores porque tengamos herramientas tecnológicas superiores a las suyas.
Más bien deberíamos acercarnos a sus escritos y sus actos con humildad para tratar de entenderlos desde la perspectiva de su tiempo, los conocimientos existentes y sus valores.
Todavía hoy escalar, afortunadamente, tiene más que ver con la inteligencia y la valentía, la fuerza y la correcta valoración de las posibilidades y, por supuesto, de ciertas dosis de buena suerte con el tiempo. De todas esas cualidades los pioneros británicos estaban sobrados».
Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory
