Ignasi Tarragona es uno de esos escaladores que casi todos conocemos a pesar de que su nivel mediático es ampliamente inferior al de otros del panorama friqui. Puede ser porque no se pierde una concentración (“me encantan”, proclama), porque forma parte de nuestra selección nacional de bloque o simple y llanamente por su valor humano. Sus resultados en roca todavía no se equiparan a los de los especialistas del búlder con fama internacional, pero ya cuenta con una libreta sólida en el que aparecen hasta 18 octavos consensuados, entre ellos cinco 8a+´s (algunos célebres como Jack´s broken heart, en Magic Wood, o Batman, en Albarracín). Este verano lo ha pasado en Suiza, en el mencionado Bosque Mágico, donde ha bregado (y lo ha dejado a punto para una próxima visita) con Never ending story, un problemón que suele cotarse como 8b+ y al que en alguna ocasión (como ocurría tras la realización de Chris Webb Parsons) se le añade la barra para que aparezca el 8c.
El valenciano, con el que coincidimos en la primera edición de Blockandelario, empezó a escalar cuando rondaba los quince años. Su padre había escalado mucho en edades más tempranas y un buen día Ignasi quiso probar. Padre e hijo no se alejaron mucho de casa, visitaron la escuela de la Marchuquera y todo cambió: “Yo me enganché y él se reenganchó”, apunta Ignasi. “Pronto se convirtió en un modo de vida” y casi una década después puede presumir (aunque no lo va a hacer) de ser uno de los grandes especialistas del país, capaz de superar a Dani Andrada o Iván Luengo en una competición solo apta para «machacas», el LoloMaster disputado en Candelario este 20 de septiembre.
¿Bloque o cuerda?
Lo cierto es que va por temporadas. Ahora estoy más motivado con las compes de bloque y he querido aprovechar bien el entrenamiento específico, lo que me ha llevado bastante a Albarracín para hacer mucho búlder con los «colegas». Suele depender del «feeling» y de lo que andes trabajando. Es importante aprovechar el momento.
Combinas la carrera con el entrenamiento, las competiciones, salir a la roca… ¿dónde encuentras la motivación para todo?
Teniendo objetivos a corto plazo… ayuda mucho. No puedes mantener un entrenamiento a largo plazo sin metas intermedias. De todos modos me gusta mucho entrenar, así que para mí no es un sacrificio.
¿Disfrutas más de un resultado en competición o en roca?
Cada cosa tiene su «puntín» especial. Es muy bueno trabajar mucho y entrenar mucho y verte recompensado por ello, ni importa dónde. Las competiciones no están reñidas con la roca y siempre puedes aprovechar lo aprendido en cada faceta para mejorar la otra.
Estudias Comunicación Audiovisual. ¿Te gustaría enfocar esos estudios hacia el ámbito de la escalada?
¡Sí que me gustaría! pero es un mundo complicado. Y no es lo mismo ir a escalar que ir a grabar, generalmente solo puedes hacer una de las dos cosas. Por ahora prefiero ser el que sale en el vídeo que el que lo hace.
¿Ves posible vivir de la escalada?
Es un deporte muy minoritario y eso lo hace complicado, aunque hay gente que ya lo está consiguiendo. Igual no logras vivir completamente de la escalada pero sí es posible conseguir ciertos apoyos que ayuden a tu economía y te permitan mantener tu estilo de vida.
Sin embargo, la escalada crece y crece…
Sí. Hay más gente, las grandes concentraciones lo dejan claro y sirven de motivación para todos. Llegas y te encuentras con una multitud dispuesta a escalar, pero también dispuesta a hacer de público cuando la ocasión lo requiere. El crecimiento debería ser bueno para todos.
«El mayor sueño ya lo hemos cumplido: poder salir a escalar con los amigos».
Habrá que cambiar para hacer este deporte más atractivo al público.
Ya está cambiando y tiene que seguir haciéndolo. El formato de competiciones va encontrando su camino: las vías son más dinámicas y más cortas y ayudaría el que entrásemos en los Juegos Olímpicos. Los escaladores tendríamos opción al plan ADO y con una mayor profesionalización y más dinero, claro, todo se movería a mayor velocidad.
A nivel de dificultad, sí que se ha movido rápido en los últimos años.
La escalada como deporte es joven y probablemente su evolución siga siendo muy rápida. Ahora vamos teniendo más conocimiento sobre técnicas de entrenamiento, por ejemplo, y ese aprendizaje generacional se aplica a todos. Sabemos más, escalamos más, somos más y encima cada día hay más mutantes con cualidades excepcionales y capaces de barbaridades.
¿Algún escalador que te sorprenda?
He escalado mucho con Pedro Pons y me encanta su estilo. Con él he aprendido mucho. También de la motivación de Dani Andrada y del trabajo duro de Patxi Usobiaga y Ramón Julián
¿Por qué la escalada?
Es difícil de responder. Por muchos factores, en cada momento uno está más presente: satisfacción, auto superación, conocer gente, lugares… Es un modo de vida, una forma de ver las cosas.
¿Para toda la vida?
Espero que sí, no voy a poder mantener siempre este nivel y tendré que dedicarme a otro tipo de actividades en roca, pero creo que nunca dejaré de escalar.
¿Un sueño dentro de tu actividad?
¡Muchos! Puede ser un proyecto, un viaje, ser finalista en una Copa del Mundo… Pero sobre todo no podemos olvidar que el mayor sueño ya lo hemos cumplido; poder salir a escalar con tus amigos y compartir con ellos la pasión y la motivación. Es el sueño en que vivimos.
En España ¿cuáles son tus escuelas favoritas?
Bueno, me falta escalar mucho por ahí, pero estoy enamorado de Albarracín. En la Marchuquera y el Bovedón he escalado toda la vida y se me da de miedo. A Montanejos he ido poco pero siempre tengo ganas de volver. Y luego están las zonas de Cataluña, donde hay tanta roca como para dedicarle más de una vida.
Vídeo de Ignasi Tarrazona resolviendo La nevera, 8a en Albarracín