Vídeo entrevista

Dierdre Wolownick, madre de Alex Honnold: «Mi hijo es ahora mi maestro»

La madre de Alex Honnold, es una persona muy interesante. Habla ocho idiomas, toca varios instrumentos, pinta, escribe… por si esto fuera poco, a través de sus hijos descubrió los maratones y la escalada. Ahora vive la escalada casi con tanta pasión como su hijo…. y también tiene tiempo para aprender otro idioma, tocar música, escribir, viajar, dar conferencias… Una mujer muy poco habitual que combina pasión por aprender con sus facetas artísticas.


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Habla ocho idiomas, toca varios instrumentos (piano, acordeón, guitarra, flauta, clarinete…) pinta, escribe… Creció en Nueva York. Trabajó como profesora. Combinó una vida muy activa a nivel artístico e intelectual con el cuidado y educación de sus dos hijos (Alex y Stasia Honnold).

Antes de conocerla puedes pensar que es una mujer que aprovecha la popularidad de su hijo para potenciar su marca personal. Al conversar con ella comprendes que es una mujer muy interesante, con una vida personal e intelectual muy intensa, que además es la madre de un escalador tan único como Alex Honnold.

Dierdre Wolownick es una persona tan interesante que en estos momentos se está haciendo un documental sobre su vida.

Hacía 45 años que no hablaba español, sin embargo, cómo podéis ver en la conversación que mantuvimos con ella en la Librería Desnivel, lo habla muy bien.

Estas son algunas de las ideas que nos transmite en la vídeo entrevista:

«Desde que nació Alex vi que era diferente. Ese día podía ponerse de pie. Tenía unas manos enormes y muslos muy fuertes. Estaba hecho para la escalada».

«Nunca pude ponerlo en la cuna porque al cabo de cuatro o cinco meses se escapaba. Escalaba, se salía de la cuna y «viajaba» por la casa».

«No éramos bienvenidos en los parques infantiles»

«Siempre intentaba subir más alto utilizando los pomos de las puertas… era horrible, porque yo no sabía en aquel momento que existía el deporte de la escalada. Y me preguntaba ¿qué va a ser de este niño de dos años que puede hacer tracciones con un solo brazo? Se me hacía extraño. ¿Será acróbata? ¿gimnasta? Nunca podía imaginarme la vida que lleva hoy».

«No éramos bienvenidos en los parques infantiles porque los otros niños querían seguirle pues parecía muy interesante lo que hacía, pero no podían, se caían, se lastimaban y las madres corrían gritándome «¡no puede controlar a su hijo!… Él solo quería escalar».

«Me dí cuenta de que no hablábamos el mismo idioma»

«Corría maratones y empecé a escalar pero no tenía tiempo para practicar los dos deportes. Ahora corro poco y escalo mucho. Es un compromiso que una hace».

«Es la única pasión de Alex en la vida. Empecé a comprender lo que era la vida de escalador. Pero he pasado 7 u 8 años trabajando desde las 5,30 hasta casi las 11 de la noche porque hubo varios fallecimientos en la familia (mi padre, mi madre, mi marido…) y tuve que resolver todas las herencias y no tenía tiempo de ver lo que hacía mi hijo. Alex salía de casa en bici y se iba al rocódromo o a la montaña con los amigos».

«Me di cuenta de que no hablábamos el mismo idioma. Los escaladores hablan una jerga, un lenguaje diferente. Quería saber lo que hacía, quería comprender a mi hijo».

«Llegó un momento en que necesitaba saber exactamente lo que hacía mi hijo»

«Comencé a ver en las revistas fotos de mi hijo…pero ¡qué fotos! Veía las fotos y no entendía. Y me decía no, no lo entiendo bien, no puede ser eso… pero llegó un momento en que necesité saber exactamente lo que hacía mi hijo, cómo lo hacía, cómo se aseguraba, si iba seguro o no…y comencé a escalar».

«Me di cuenta rápidamente de que lo que hacía mi hijo no es lo que hace un escalador normal. Lo que él hacía era diferente del resto de sus amigos. Fue difícil para mí como madre».

«Escalaba a otro nivel distinto. Me llevó al rocódromo un día. Me enseñó todo: cómo hacerlo; pero después se fue a otra expedición y comencé a hacer amigos en el rocódromo y me llevaron a la roca».

«Antes de que yo comenzara a escalar no teníamos una base profunda para hablar».

«Para mí la escalada ha significado muchas cosas diferentes. Es el lenguaje entre mi hijo y yo. No tenía eso antes. No teníamos una base profunda para hablar porque yo no comprendía su vida. Ahora sí, un poco más. También es una liberación física y mental. Me gusta eso. Es el único deporte que conozco que es tan cerebral. Cuando escalo lo olvido todo. Durante la escalada tengo que focalizarme cien por cien en lo que hago. Es como una terapia».

«A través de Alex me hice escaladora, una «escaladora bebé»… no escalo muy bien. Empecé a escalar a los sesenta años. No tengo la motivación de ir a por ello. Y nunca la tendré. Quiero ver crecer a mi nieta. Pero me gusta mucho».

Dierdre Wolownick, madre de Alex Honnold en la Librería Desnivel.
Dierdre Wolownick, madre de Alex Honnold en la Librería Desnivel.

«Me gusta escalar con mi hijo»

«Mi hijo conoce muy bien todo el área de Yosemite y con él he escalado cimas increíbles, poco conocidas. Mis amigos de Sacramento nunca podrían encontrar el camino para ir a estos lugares. Con Alex hay que caminar mucho antes y después de escalar. Ha sido un auténtico test de mi forma física».

«Me gusta escalar con mi hijo. Solo mirarlo es como mirar a alguien haciendo ballet en la roca. Me parece que escala de una manera diferente a los demás. Me gusta seguirlo, mirarlo, estudiarlo… Aprendo mucho cuando le veo escalar. Es siempre muy paciente conmigo. Cuando escala conmigo hace de niñera, siempre es muy tranquilo, me espera… hemos escalado el Capitán. Él puede hacerlo en dos o tres horas, conmigo fueron 19 horas. Para él debe ser muy difícil, pero tiene mucha paciencia conmigo».

«Escalar El Capitán con mi hijo me cambió la vida»

«Para entender cómo fue escalar El Capitán con mi hijo hay que leer mi libro. Escribí mucho sobre ello. Fue increíble. Me cambió la vida de muchas maneras diferentes. Es una cosa para la que no hay palabras. Es una experiencia de una vida. Cambió tantas cosas de mi vida… por ejemplo: la apreciación para los que lo hacen, son increíbles los escaladores que hacen eso. También estaba el miedo, tuve que enfrentarme al miedo en muchas maneras diferentes. Pasé 18 semanas entrenándome para hacerlo. Y pasé tres días cada semana en el valle de Yosemite en casa de un amigo. Fue una preparación psicológica muy interesante».

«Lo más difícil de escalar El Capitán fue el entrenamiento, porque después de 18 semanas estaba muy tranquila, no tenía miedo… bueno un poquito… estaba preparada completamente. Una vez en la escalada no tuve miedo».

«Una persona que escala en solitario sin cuerda nunca dice lo que va hacer»

«No me enteré de que me hijo había escalado El Capitán en solitario sin cuerda hasta después. Una persona que hace free solo nunca dice lo que va hacer, nunca. El día anterior a su escalada en solitario de El Capitán estuve con él en el Valle de Yosemite con unos amigos franceses. No nos dijo nada. Se despidió de nosotros. Y al día siguiente, estaba en la carretera cuando recibí un mensaje de mi hija diciéndome que Alex había escalado El Capitán sin cuerda… Entonces le llamé… para su madre no fue un buen momento».

«No le regañé, es su única pasión en la vida, lo sé. Me di cuenta hace muchos años que nada puede impedirle escalar y escalar sin cuerda. Es su única pasión. Cuando él escala está contento, feliz. No le puedo decir que no. Un padre o una madre quieren que su hijo esté feliz».

«Para escalar El Capitán en solitario se preparó diez años… ¿quién estudia diez años para hacer lo que sea?»

«La gente que ve lo que hace piensa que está loco… pero no es así. Estudia mucho las escaladas que hace. Las prepara a conciencia. El Capitán lo preparó durante diez años. En la película hablan de dos años pero no es así, fueron nueve o diez años. ¿Quién estudia diez años para hacer lo que sea? No puedo decirle nada…»

«Para una madre es difícil ver las fotos o la película de su hijo escalando sin cuerda El Capitán… la primera vez que vi la película… no podía ver algunas imágenes… pero es su vida y hay que acostumbrarse».

«¿De dónde saca Alex esa frialdad al enfrentarse con esas paredes, esas rutas? ¡Quién sabe! Es un genio para eso. No sé de dónde viene esa genialidad. La genética probablemente viene de mí. Yo escalaba cuando era pequeñita… por los árboles, por casa… pero me tuve que quedar en casa cuidando a mi madre que era discapacitada… Yo era la niña de la familia».

«No le pude decir que no a Alex cuando me dijo que dejaba la Universidad… y le di las llaves de mi furgoneta».

«Alex me dijo un día que iba a dejar la universidad. Fue después de la muerte de su padre, una época difícil para él. Yo sabía que no era feliz en la Universidad. No le gustaba. Pasaba los días de clase escalando. Sacó buenas notas pero no le interesaba. Yo no le podía decir que no… y le di las llaves de mi furgoneta…»

«Les eduqué a los dos en francés para que fueran bilingües. Hicimos algunas cosas distintas de lo normal. Viajamos mucho… A los 13 o 14 años comenzaron a estudiar español. Así que son trilingües».

«Comencé a escribir mi libro después de escalar El Capitán, porque aquella escalada cambió mi mente de muchas maneras… Proceso lo que hago escribiendo, comencé a escribir y no pude parar hasta terminar. El libro lo escribí en no mucho tiempo. Una gran parte del libro ya lo tenía escrito. Cogí momentos del pasado para explicar el presente».

«Alex sabía desde pequeño de lo que era capaz»

«Cuando escala conmigo sí que pone seguros, claro que sí… Le insisto para que los ponga».

«Cuando escalamos juntos él es el profesor y yo la estudiante. Hago lo que dice. Él siempre me quita material para que vaya más ligera».

«Él sabía desde pequeño de qué era capaz. Pero yo no, y tampoco la gente… cuando venían los amigos a casa, a tomar el té, siempre se ponían de pie para decir ¡¡¡Atención!!! ¡¡¡Cuidado!!! Todo el mundo pensaba que era peligroso lo que hacía Alex, pero sabía de lo que era capaz… Era muy difícil para la gente adulta no decirle «no hagas eso»…. era muy difícil para mí y para mi madre…»

«Los otros padres me decían que tenía que llevarle al médico para que fuera más tranquilo… yo no quería drogas ni medicinas para que fuera como ellos. Era así».

«Tuve que aceptarlo y una vez lo hice mi vida fue más tranquila, tuve menos nervios».

«Alex comenzó haciendo un deporte peligroso y lo cambio para no hacerlo peligroso»

«Un día que salió de excursión me llamó por teléfono diciéndome «Mamá ¿dónde estoy? ¿qué hago cubierto de sangre?»

Es una larga historia que nos cuenta de manera resumida en la conversación que mantuvimos con ella, y de manera más amplia y detallada en el libro. Lógicamente ella llamó al servicio de rescate. Y Alex, aún hoy, la regaña porque dice que -a pesar de tener un brazo roto y pasar momentos inconsciente- no era necesario. Alex está seguro de que con un brazo roto y pérdidas de conocimiento podría haber bajado y conducido a casa. Ella no está tan convencida… Nunca olvidará ese día.

«Siempre que salgo con él a la montaña vivo experiencia nuevas»

«¿Qué hace a Alex distinto? Está completamente en su elemento. Hay muchas cosas que lo hacen diferente. Su tranquilidad es contagiosa».

«¿Consejo para las madres (y padres) a la hora de educar a sus hijos? Déjalo hacer lo que quiera hacer. La escalada es algo que te educa y te enseña lo que puedes y no puedes hacer. Otra persona no puede decirte si eres capaz de escalar. Es una decisión extremadamente personal. Déjales probar, sabrán si pueden o no».

«Mi hijo ahora es mi maestro»

«Hemos cambiado de papel… Es algo muy interesante para los padres. Cambiar el papel. Normalmente, cuando nos hacemos mayores los papales cambian y los jóvenes nos cuidan y nos llevan al asilo… Ha sido experiencia muy interesante cambiar los papeles y dejarle que me dijera lo que tengo que hacer. Muy interesante. ¡Cambia la perspectiva!«.

«¿Mis sueños?… Muchos. Soñaba con escalar en Dolomitas. Lo hice el otoño pasado. Este año, en septiembre u octubre iré a Francia y escalaré en los Alpes franceses y será otra cosa que tacharé de mi lista… que es muy larga. Acabo de comenzar una serie de performances a cuatro manos con otra persona tocando en el mismo piano… tocamos en residencias de gente mayor, somos muy bien acogidos y nos da gran satisfacción. Cuando una orquesta o grupo musical necesita un pianista o una persona que toque la flauta me llaman. La vida es muy interesante. También estoy aprendiendo griego porque voy a viajar a Creta dentro de un año. Para mí aprender otro idioma es fácil… lo he hecho ocho veces. Cada noche estudio un poco…»

«Hay gente que lleva a los 70 años y piensa que es el final de la vida… pero la edad está aquí, en la mente… a no ser que tengas una enfermedad seria, si tienes buena salud la edad está en la cabeza…»

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