Erik Noya es el estandarte de la escalada de velocidad en España. Comenzó a competir con la selección española en 2019, después de haberse formado en Venezuela, y a sus 29 años está en su mejor momento. El pasado fin de semana consiguió batir una vez más el récord nacional y situarlo en 5”30. Está entre el grupo de especialistas que tienen las miras puestas en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde la escalada de velocidad tendrá una prueba específica.
De hecho, si la clasificación se hubiera jugado con los resultados de 2022, Erik Noya hubiera sido uno de los velocistas olímpicos sin ninguna duda. El vigente subcampeón del mundo de Moscú 2021, fue el año pasado cuarto en la clasificación general de la Copa del Mundo (mejor europeo) y primero en la Copa de Europa; además, subió dos veces al podio en pruebas de la Copa del Mundo.
Pero el nivel general ha subido enormemente este año. Las federaciones de todo el mundo han invertido en instalaciones y en preparación, mientras el equipo español se ha quedado un poco estancado. Hasta hace un par de semanas ni tan siquiera tenía un muro donde ensayar la vía de velocidad completa. Ahora tienen uno… aunque solo sea alquilado hasta septiembre.
Así las cosas, las quinielas dan un resultado incierto para Erik. Solamente habrá 14 escaladores en la competición de velocidad. Dos de ellos serán los finalistas de los próximos Campeonatos del Mundo de Berna, que se disputan el mes que viene. Otros cinco saldrán de los torneos de clasificación continentales que se disputarán entre septiembre y diciembre. Los siguientes cinco, lograrán su billete en la clasificación general de unas series mundiales a celebrar entre marzo y junio de 2024. Las últimas dos plazas corresponden al país organizador (Francia) y a la plaza de universalidad que otorga directamente el Comité Olímpico Internacional. Como en Tokyo 2020, se estipula un máximo de dos representantes por país.
De este modo, Erik Noya debe contar con estar entre los diez mejores del mundo (restando a los terceros y sucesivos representantes de Indonesia y China) o ser el mejor europeo para clasificarse para los Juegos. Haciendo ese cálculo en base a la clasificación actual de la Copa del Mundo, Erik estaría en el puesto 17 mundial y 5º europeo. Si se hace en base a los resultados de la última prueba disputada en Villars, sería en 14º del mundo y 2º europeo…
Visitamos a Erik Noya en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), donde reside y entrena junto al resto de la selección española de escalada deportiva para hablar con él acerca de esas opciones. Allí mismo la semana pasada compartió concentración con la selección de Indonesia.
Estamos en el CAR de Sant Cugat frente a este muro impresionante, ¿cómo te sentiste cuando lo viste montado? Porque aquí no habías podido entrenar todavía de esta manera.
Pues muchísimas emociones; muy contentos y sobre todo que detrás de este muro hay muchísimo trabajo: el hecho de contactar con la federación de Indonesia y que vengan para acá, el hecho de pensar cómo hacer para poder trabajar en conjunto, que se haya podido conseguir el dinero a través del CSD para poder alquilar el muro… Se dice muy fácil que tenemos un rocódromo, pero detrás de eso hay horas y horas de trabajo, ideas que funcionaron y otras que no, y ver representado todo el trabajo da muchísimo gusto. Más allá del hecho de que es algo que necesitamos para los entrenamientos y que es la única manera de poder hacer entrenos de calidad.
En resumen, voy a tener tres meses de pura calidad de entrenamientos que, para un año preolímpico, creo que es básico y muy necesario.
¿Cómo era tu entrenamiento hasta ahora y cómo cambia con esto?
Siempre que quería utilizar la pared completa tenía que desplazarme media hora hasta un rocódromo comercial, donde tenía que darle paso a cualquier otra persona que quisiese escalar. Aunque allí estuviese la selección entrenando, porque claro pagan su entrada y están en todo su derecho.
Siempre había una restricción de horarios, había que ir para allá corriendo, hacer el entrenamiento corriendo para llegar al comedor, esperar a que una de las compañeras, María, saliera de clase… todo un ajetreo. Tener el rocódromo prácticamente en mi casa –yo soy residente del CAR de Sant Cugat del Vallès– nos da una comodidad a la hora de entrenar que es muy necesaria para tener el enfoque correcto y los entrenos correctos.
Porque antes tenías el muro, pero partido; ¿verdad?
Sí, lo tenemos en la cuarta planta, partido en cuatro. Trabajábamos por secciones, que está muy guay y también es necesario, pero donde competimos es en la vía entera. Al final, la competición se basa en esta pared, no en las paredes partidas que son para mejorar un poco la técnica.
¿Has notado que esto te esté reportando un beneficio en tus entrenamientos?
De momento, podemos contar con los dedos de una mano la cantidad de entrenamientos que hemos hecho en esta pared, que es muy reciente. Es difícil hacer ya una comparación y decir “ya voy a hacer 4 segundos 90”. Toma más tiempo. Sin embargo, mi sensación entrenando aquí por supuesto que es mucho mejor que cuando nos teníamos que mover y no tengo dudas de que eso va a representar una mejora para nosotros.
En relación al año pasado, el panorama competitivo ha cambiado muchísimo y el nivel general ha mejorado enormemente…
Ha cambiado muchísimo y principalmente por esto que estamos hablando. Al ser ya una modalidad olímpica, todos los países del mundo invirtieron y construyeron su rocódromo de velocidad. Ahora ya tienen su instalación y España, a pesar de los resultados que ha dado, no tiene una instalación propia donde entrenar la selección. Para que se pueda entender un poco mejor, es como si Mireia Belmonte, por ejemplo, no tuviese una piscina olímpica en el CAR y tuviese que irse a entrenar a un balneario público, en un carril donde además se le meten unos críos con flotadores a jugar.
Nosotros antes teníamos una ventaja respecto al resto de países y ahora se ve que han recortado esa ventaja o incluso nos hayan llegado a sobrepasar, porque sencillamente tienen lo que hace falta para tener unos entrenamientos de calidad.
¿Cuáles son tus objetivos este año y cómo los ves?
Principalmente, estamos trabajando muy duro en la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024. Creo que es factible, pero siendo realistas también es muy complicado. No cuesta nada soñar y mis resultados han demostrado que es posible… Si no hubiese sido subcampeón del mundo, si no hubiese hecho dos medallas el año pasado en Copa del Mundo, si no hubiese sido el primero de Europa en la general, te diría “creo que estamos soñando”, pero con esos resultados pienso que es factible. Sin embargo, el nivel ha subido muchísimo y las plazas son limitadas, lo cual dificulta un montón el hecho de poder entrar en las Olimpiadas. En resumen, cualquier cosa puede pasar y estamos a la expectativa de ver qué depara el futuro. Mientras tanto, nos dejaremos la piel, como siempre.
¿Qué prueba concreta tienes en mente que crees que te pueda dar ese billete olímpico?
Hay tres formas para clasificar. La primera son los Campeonatos del Mundo que se celebran en Berna en agosto. Ahí solo dan dos plazas (primero y segundo) y eso está muy complicado. Luego tenemos el clasificatorio de Europa, que ahí tienes que ganar, lo cual también es muy complejo. Y luego tenemos para el año que viene una serie de eventos de Copa del Mundo cuya clasificación general va a dar el resto de plazas, que son cinco.
Ninguna de las tres está fácil. La mentalidad que tenemos mi entrenador David Macià y yo es que vamos a ir lo más afilados que podamos a todas. Si podemos meternos en los Campeonatos del Mundo, genial; si no, lo pensaremos en la clasificatoria europea; y si no, iremos al promedio del año que viene.
A nivel de marcas, este año has vuelto a mejorar tu marca, batiendo otra vez el récord de España, lo que quiere decir que sigues progresando. ¿Tienes una marca en la cabeza que te gustaría alcanzar o que piensas que puedes obtener?
Sí, vamos progresando, pero pienso que no he podido representar por una razón u otra mi cien por cien de capacidad en competición, con lo que espero que se mejoren los tiempos. No sé si es factible o no, pero a mí me gustaría acabar el año corriendo en 5”2 estables y poder tener algún tiempo de 5”1 en alguna competición… crucemos los dedos.
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