Denis Urubko lleva unos días en casa, después del accidente ocurrido durante el intento invernal al Gasherbrum I. Cayó en una grieta del caótico glaciar que separa el campo base del campo 1, a unos 5.500 metros de altitud, de la que fue rescatado por su compañero Hassan Shigri, aunque con severas congelaciones en las manos. A continuación, se lanzó a una carrera contrarreloj, con mal tiempo y por sus propios medios, para descender a lo largo del Baltoro para poder recibir tratamiento médico hospitalario cuanto antes.
Denis nos cuenta algunos detalles más acerca de ese accidente, el rescate, las horas posteriores y el tratamiento médico que está recibiendo desde entonces. Es optimista con respecto a su plena recuperación, aunque es consciente de que pasará un largo tiempo antes de que sea capaz de retomar su actividad más o menos normal.
«Caí unos cinco o seis metros y me quedé encajado en la grieta, por lo que me costaba respirar»
¿Qué recuerdas del accidente y el rescate?
Pasamos poco tiempo en el campo base antes de empezar a pelearnos con la cascada de hielo, que estaba en unas condiciones muy difíciles, especialmente para ser invierno. Y cada año es peor. Pero finalmente encontramos la ruta a través de la cascada, en la que tuvimos que fijar algunos tramos de cuerda. Mi compañero Hassan se tomó un descanso en el CB y luego fuimos a por la parte superior del glaciar.
Justo por encima de la cascada, ya en el glaciar, me caí en la grieta. Caí unos cinco o seis metros y me quedé encajado en la grieta boca abajo, por lo que me costaba respirar. Intenté desatascarme y poco a poco lo conseguí. Entonces empezó a hacer mal tiempo y a nevar, incluso dentro de la grieta. Quedé empapado. Además, en la caída había perdido las manoplas. Era una situación complicada para un autorrescate.
Finalmente, Hassan fijó la cuerda y fue a la grieta para rescatarme. Me dio otra cuerda corta, de unos tres metros y me sacó. Me ayudó muchísimo. Es una persona muy fuerte. Cuando salí ya era muy tarde y no teníamos tiempo de ir para abajo ni para arriba. Allí mismo, Hassan montó la tienda, encendió el hornillo para calentar agua y estuvo atento a mi estado durante toda la noche.
«Apresurarse a descender fue la decisión apropiada, porque hacía mal tiempo y no era posible mandar un helicóptero»
Yo había sufrido congelaciones inmediatamente, pero no esperaba que fueran tan graves. Incluso estaba pensando en continuar hacia el C1 al día siguiente; luego dije “de acuerdo, bajemos al CB”, y finalmente decidí cancelar la expedición, pues era demasiado arriesgado seguir y necesitaba salvar mis dedos, porque estaban verdaderamente mal. Al día siguiente, cuando bajábamos, la operación de cruzar la cascada resultó compleja, ya que tenía que usar las manos con la piel y la carne afectadas. Ahora sé que apresurarse a descender fue la decisión apropiada, porque hacía mal tiempo y no era posible mandar un helicóptero. La decisión de bajar por mi cuenta, tener paciencia y recorrer en tres días el glaciar del Baltoro fue un gran logro para mí.
¿Cuándo comenzaste a recibir tratamiento médico y qué período de recuperación se espera?
Resultó muy positivo también el hecho de tomar medicinas inmediatamente, durante la noche que pasé con Hassan al borde de la grieta. Luego, en los puestos militares a lo largo del glaciar, los médicos me dieron de cenar, me aplicaron antisépticos y cremas especiales y me vendaron las manos. Quiero decir que desde el principio recibí asistencia médica especial, primero por mi parte y luego por los militares de los puestos del Baltoro.
«Tenía miedo de que me cortaran huesos, pero afortunadamente estimaron que no era necesario tocar los huesos, por ahora»
También en Skardu tuve la suerte de ser atendido en el hospital militar por un buen cirujano, el mayor Ehsan, que se preocupó por mí y me operó limpiándolo todo correctamente. Yo tenía miedo de que me cortara huesos, pero afortunadamente estimaron que no era necesario tocar los huesos por ahora. Solo limpiaron la piel, algunos pedazos de carne dañada y me dieron antibióticos, inyecciones… para limpiar también mi sangre. Pasé tres días en el hospital. Fui muy afortunado de estar allí.
Luego también recibí la milagrosa ayuda de mi amigo Boris Dedeshko y otras personas como mi antiguo general en Kazajistán (mister Novikov), que recaudaron dinero a través de las redes sociales y de otros amigos también en Rusia, y dispuse de una cantidad notable para poder pagar esa atención médica en Skardu y el vuelo de vuelta a España. Por suerte, ahora estoy aquí, bajo el control de médicos españoles. En el hospital de Granada me han hecho pruebas, me han dado tratamiento, pastillas, inyecciones…
Yo espero estar bien recuperado quizás en dos o tres meses, para poder empezar a hacer ejercicio físico y quizás tocar la roca. Ese es mi sueño.
«Espero que este verano en julio podamos volver a Skardu con María para hacer ejercicios de escalada con los niños locales»
¿Cómo te sientes ahora?
Me resulta difícil hacer incluso las cosas normales de casa. Todavía me duele y los dedos están inflamados, pero María [Pipi Cardell] me ayuda y me atiende. Se ha tomado algunos días de vacaciones de su trabajo en Sierra Nevada para cuidarme, estamos juntos y me ayuda muchísimo. Su energía hará que me recupere rápidamente.
¿Cuáles son tus planes de futuro?
En caso de que toda la cuestión médica vaya bien, espero que este verano en julio podamos volver a Skardu con María para hacer ejercicios de escalada con los jóvenes y los niños locales. Por supuesto que no podré trabajar duro ni hacer nada demasiado difícil, pero de todos modos sería estupendo poder seguir ayudando y aportando cosas a la gente paquistaní que tanto apoyo me ha dado tras el accidente.
Has tenido un gran soporte de la gente en Pakistán, ¿verdad?
Sí. Un general retirado, el brigadier Akhram, también me ayudó muchísimo, con las comunicaciones con los puestos militares del Baltoro. Estuvo siempre atento a mis visados para Pakistán, para ponerme en contacto con las autoridades locales de turismo y con el ministro de turismo de Gilgit Baltistan… Tenemos algunas ideas para crear y desarrollar una comunidad local para el alpinismo y la escalada. Con la fuerza y la capacidad que humildemente pueda aportar junto con María.
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Denis, mucho ánimo para superar este contratiempo, eres un alpinista con mucha fuerza mental y física.
Te sigo a través de la Revista Desnivel.
Un fuerte abrazo desde la Granada (España) que tú conoces.
Francisco González.