A proximadamente a las 21:30 h se recibe aviso en la Central de Comunicaciones del Consorcio de Bomberos de que una deportista se halla suspendida y bloqueada en la zona de la cala del Moraig (zona norte costera de Alicante).
Es prácticamente de noche, por lo que la intervención ha de desarrollarse por tierra. En principio se piensa en que está en alguna de las vías que existen en la zona, por lo que se desplaza por tierra hacia el lugar una dotación de dos bomberos y un bombero especialista del Grupo de Rescate desde el parque de Benissa (a unos 15 km), así como otros tres especialistas de diferentes parques.
El incidente sucede en La Cova del Moraig. Miembros de la Policía Local, Guardia Civil y otros efectivos tratan de hablar con la víctima y tranquilizarla, mientras iluminan la escena con sus linternas. La víctima se encuentra suspendida de una cuerda a unos nueve metros del agua y a unos treinta de la cabecera, sin iluminación.
El compañero de la víctima cuenta que a su compañera se le ha bloqueado el nudo de autoseguro (un machard unido a un cabo de anclaje por encima del descensor), y al no poder ésta desbloquearlo porque quedó fuera del alcance de sus manos, decidió desembragar la cabecera del rápel para intentar descenderla hasta el agua.
Todo fue bien, hasta que el nudo que une las dos cuerdas se bloqueó en el descensor. Los anclajes de la instalación son buenos y la cuerda está bloqueada, con lo que en principio no hay peligro de caída, pero hay que actuar rápidamente, ya que la deportista lleva suspendida casi dos horas del arnés, en un lugar de elevada humedad y calor y vestida con un neopreno.
Se decide que un rescatador descienda por una línea paralela hasta la víctima para darle una primera asistencia, mientras los compañeros preparan una instalación para subirla. La deportista refiere mucho dolor en las piernas y en las ingles, motivados por la prolongada suspensión. El rescatador coloca un puño y un estribo para que la joven pueda apoyarse y modifique su postura.
Una vez se estabiliza la situación de la víctima se la sube hasta la cabecera del pozo. Relato de los hechos La pareja accedió a la cabecera a la caída de la noche, preparando una instalación de rápel con cuerda simple (con dos cuerdas unidas en continuo para tener suficiente cuerda para recuperar) y montando un sistema desembragable utilizando un ocho.
La deportista inicia el descenso hasta que su nudo machard se bloqueó quedando fuera de su alcance por usar un cabo demasiado largo. Tras no conseguir desbloquearlo, su compañero desembraga la cabecera y le da cuerda para bajarla hasta que el nudo de unión hace tope en la instalación y bloquea la cuerda (foto 5)quedando ella suspendida unos nueve metros de altura. El compañero no sabe realizar una maniobra de paso de nudo y llama al 112.
Análisis causal y recomendaciones del comité
• Al analizar este caso viene a la memoria un comentario repetido por Rizos Amat, director de la EVAM en sus cursos de autorrescate: “los nudos autobloqueantes los creó Dios para hacer más seguras nuestras actividades, pero los carga el diablo”.
• Todos los pasos que se siguieron fueron correctos para un descenso de rápel en estas condiciones (autoseguro y cabecera desembragable controlada por el otro miembro). El problema no estuvo tanto en no aplicar un protocolo sino en no adecuar cada paso correctamente al entorno por falta de experiencia y conocimientos suficientes sobre los factores de riesgo de estas maniobras.
• El uso de sistemas autobloqueantes en los rápeles dan seguridad pero se pueden volver contra ésta. El caso más típico de mal uso de estos sistemas de autobloqueo es ponerlos por encima del descensor y con un cabo tan largo que, al bloquearse, quedan fuera de alcance .Además, al llevarlos por encima, cuando se bloquean lo hacen a conciencia ya que están aguantando todo el peso. Situar los autobloqueos por encima del descensor solo es adecuado cuando hay fraccionamientos o nudos, nunca en volados porque si se bloquean, hasta con un alcance correcto al nudo autobloqueante, puede que no seamos capaces de desbloquearlo.
• Salir de una situación de este tipo requiere colocar otro sistema de bloqueo por debajo y liberar la carga mediante un estribo. Pero la solución está más en colocar el bloqueador por debajo del descensor (foto 2).
•Aunque el sistema desembragable realizado sobre la instalación superior es correcto (ocho bloqueado para retención y desbloqueado para dar cuerda (fotos 3 y 4), no se tuvo en cuenta la longitud de cuerda necesaria para descender a la persona hasta el agua sin ningún nudo en su recorrido que pudiera quedar empotrado (foto 5).Y, de nuevo, no tenía recursos para solventar la situación.
• Todo esto nos hace ver, además de falta de formación y experiencia, errores de planificación, como son el hecho de no realizar el rápel con iluminación, no conocer la longitud del rápel y –seguramente– de la cuerda utilizada.
• El precursor del incidente fue el error en la toma de las decisiones por el exceso de confianza fruto de un cercano curso de formación.
• Este incidente hace reflexionar sobre la importancia de la toma de decisiones acertadas a la hora de planificar o realizar una actividad, y de la importancia de acercarnos a las actividades de montaña de forma pausada evaluando el valor técnico de ellas sobre el valor de cercanía que nos lleva a una planificación defectuosa como norma.
RECOMENDACIONES:
• Es importante que dominemos muy bien las actividades que se inician por la tarde. La cercanía de la noche reduce los tiempos de reacción de los grupos de rescate y nuestras acciones de autorrescate. Aunque estemos en una playa, un julio por la noche, la brisa marina y el alto índice de humedad puede provocarnos hipotermia. No frivolicemos con los territorios por los estereotipos.
• El rápel es una de las maniobras con más accidentes. Hay que dominarla e ir preparado para solucionar los problemas que surjan. Llevar material adecuado y conocer las maniobras de autorrescate en estos casos es una necesidad.
• Permanecer suspendido en posición vertical e inmóvil de una cuerda es una situación muy peligrosa por el llamado síndrome por suspensión. Para evitar el síndrome hay que confeccionar un estribo con nudo autobloqueante para apoyarse sobre él, mover las extremidades todo lo que podamos, e inclinarse hacia atrás buscando una posición lo más horizontal posible para mejorar el retorno sanguíneo.
• La rapidez del rescate fue decisiva, ya que era impredecible saber en esas circunstancias cuando la víctima perdería el conocimiento. Se debe poner en posición supina al rescatado tan pronto sea posible.
• En los rápeles autoasegurados con nudos autobloqueantes es recomendable alargar la distancia de anclaje del descensor y colocar el autobloqueante por debajo de éste. De esta forma el nudo funciona igual pero la carga que recibe es menor y nunca se quedará bloqueado con todo el peso. Además siempre quedará a nuestro alcance. Llevarlo por encima es recomendable para rápeles con fraccionamientos o nudos intermedios, siempre que se midan bien las distancias de los alargues y teniendo experiencia previa en el uso de estos sistemas.
Si no entiendes esta recomendación y realizas rápeles en tus actividades, debes formarte.
Nuestro más sincero agradecimiento al grupo de rescate de montaña del Consorcio de Bomberos de la Diputación de Alicante por su exhaustivo, riguroso y completo análisis. Igualmente gracias por las recomendaciones sugeridas. Con toda seguridad estas aportaciones evitarán que hechos similares vuelvan a producirse en el futuro.