El topónimo Jano aparece en varias montañas cantábricas. Algunos estudiosos defienden que deriva del término latino fanum (lugar sagrado o templo al aire libre), y otros que del dios bifronte Jano. Entre los lebaniegos se le llama La Casona por los restos de un edificio que algunos arqueólogos identificaron como una fortificación romana y que más tarde demostró ser un barracón de la mina de La Constancia, situada en las inmediaciones de la cumbre.
Sin embargo, no es descabellado pensar que, en su tiempo, hubiera alguna construcción romana, pues en la década de los setenta del pasado siglo, en el curso del arreglo de una de las pistas forestales del monte, se encontraron varias piezas de origen romano.
Ruta al Pico Jano
Comienza la subida hacia el Pico Jano en La Vega, capital del municipio, pedaleando por la pista que conecta con Bores donde se aprecian las marcas del PR-S6, un sendero de pequeño recorrido que va paralelo a la carretera que sube al puerto de San Glorio y que utiliza el Camino Lebaniego Leonés. En los alrededores de Bores se levantan las Torres de Campo, dos torres medievales que fueron propiedad de Íñigo López de Mendoza, el famoso Marqués de Santillana. Las torres están en estado ruinoso.
La pista gana altura, cruza Enterrías y sigue subiendo, entre prados, en dirección a Dobarganes. Hay que cruzar la aldea para tomar una pista forestal que arranca junto a una parada de autobús. Al principio la pendiente no es muy acusada y no hay arbolado, lo que facilita una buena vista de las cumbres, bosques y pueblos del municipio de Vega de Liébana. En una bifurcación, a la derecha, se encuentra el conjunto megalítico de la Tejera, compuesto por dos estructuras de piedras bastante deterioradas.
La pista escala metros de forma decidida por medio de cerradas curvas y tramos de fuerte pendiente entre árboles de gran porte hasta cerca del punto más elevado de la Sierra Collaín: el vértice geodésico del Pico Jano. Desde esta atalaya se alcanza a ver más de quince pueblos y todos los sistemas montañosos que rodean la comarca de Liébana. Hacia el norte vemos el inicio del desfiladero de La Hermida, y en la línea del horizonte, el mar Cantábrico. Hacia el este la Sierra de Peña Sagra con su techo, El Cuernón, Cueto de la Concilla y Sierra del Cordel. Hacia el sur la cordillera Cantábrica, destacando Peña Prieta. Y hacia el oeste los macizos Central y Oriental de los Picos de Europa.
Continuamos la segunda parte de la ruta saliendo de la cima por el lado contrario al que hemos llegado. Al poco de iniciar el descenso llama la atención una extraña y profunda zanja. El camino continua hacia el portillo de Angrajal. A unos doscientos metros a la derecha del portillo, se conservan los restos megalíticos de Combranda, una de las pocas representaciones de arte rupestre al aire libre de la comarca. En un gran bloque de arenisca, que pudo ser la cubierta del dolmen, se pueden observar grabadas varias cazoletas.
La pista continúa su descenso y llega hasta la pequeña localidad de Maredes, habitual punto de partida para subir a la Cruz de la Viorna, un magnífico mirador sobre la capital lebaniega. Allí se sigue por asfalto hasta Campollo, primero, y luego a La Vega donde no faltan lugares donde recuperarse de la intensa ruta.
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Esta iniciativa cuenta con la colaboración, entre otros, del Grupo de Acción Local Liébana, en ejecución del Convenio de colaboración firmado con la Mancomunidad de Liébana y Peñarrubia para la realización desde el Grupo de las acciones de promoción y dinamización del Plan de Sostenibilidad Turística de la Comarca de Liébana financiado por la Secretaría de Estado de Turismo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de España; la Consejería de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio del Gobierno de Cantabria y la Mancomunidad de Liébana y Peñarrubia (formada por sus 8 ayuntamientos).
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