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Liébana, de Peña en Peña, en la revista Grandes Espacios nº 294

El espíritu de Liébana se encuentra arraigado en cada una de estas elevaciones, esperando ser descubierto. Cada «peña» es una invitación a explorar el valle más sorprendente de los Picos de Europa.

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Liébana de Peña en Peña
Liébana de Peña en Peña

En el Valle de Liébana hay muchas montañas que llevan la palabra peña en su topónimo. Por sí sola la palabra evoca una forma escarpada e inexpugnable… y, sin embargo, la cumbre de muchas se alcanzan caminando o con trepadas sencillas. Son picos con historia y carácter. Desde la imponente Peña Remoña, cuyas vertiginosas paredes superan los mil metros, hasta la majestuosa Peña Vieja, con sus escarpadas vertientes hacia Áliva y Fuentedé, estas montañas son testigos del tiempo y la naturaleza en su máxima expresión.

Grandes Espacios nº 294. Liébana de peña en peña

Grandes Espacios nº 294

Liébana de peña en peña

En contraste, la modesta Peña Oviedo se alza tímidamente, permitiendo ser ascendida por una tranquila pista, ofreciendo una vista panorámica que cautiva a los ojos de quienes la visitan. La imponente Peña Ventosa, guardian del desfiladero de la Hermida, eleva su cima a 1437 metros, regalando a quienes se aventuran a llegar hasta allí una vista sin parangón del macizo oriental de Picos de Europa.

La poderosa sierra de Peña Sagra, que divide los valles de Liébana y del Nansa, exhibe una cresta rectilínea que culmina en el vistoso Cornón, una plataforma inmejorable para observar Picos de Europa y la región circundante. Por otro lado, Peña Labra, compartiendo sus alturas entre Palencia y Cantabria, se destaca como un mirador excepcional, siendo el punto de partida geográfico del valle y ofreciendo una perspectiva inigualable de la comarca lebaniega y los Picos de Europa.

A pesar de su modesta altura, la rocosa cima de Peña Ciqueras, también conocida como Peña Brez, Peña Cuéneres o Ciquera en singular, atrae la atención de viajeros que se detienen en el mirador del puerto de Piedrasluengas. Más al sur, las agrestes Peñas de Bárago emergen con autoridad sobre un hermoso hayedo, cada una con su propio nombre y todas portando una naturaleza salvaje y enérgica.

Peña Bistruey se eleva con orgullo, rozando la cota de dos mil metros, destacándose en el sector de la cordillera Cantábrica entre los puertos de Piedrasluengas y San Glorio. A pesar de su importancia, no es frecuentada tanto como merecería. Quizá en la proximidad de la gran Peña Prieta se encuentre la razón de este relativo abandono.

Por último, Peña Quebrada, en el cordal montañoso entre los puertos de Piedrasluengas y San Glorio, acaricia los dos mil metros en soledad, ofreciendo un privilegiado mirador de Liébana, Picos de Europa y los dos grandes colosos de la cordillera, Curavacas y Peña Prieta. Así, cada pico en esta tierra cuenta su propia historia, mostrando la grandiosidad de la naturaleza en su estado más puro.

Grandes Espacios nº 294. Liébana de peña en peña

Grandes Espacios nº 294

Liébana de peña en peña

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