La Serra de Tramuntana es una sierra singular. Ocupa todo el litoral noroccidental de la isla de Mallorca alcanzando los 1445 metros de altitud en el Puig Major, techode la isla.
La Serra de la Tramuntana constituye uno de los ejemplos de modelado cárstico más relevantes de España. La disolución de la caliza y la erosión producida por las lluvias torrenciales, típicas de esta región, han dado lugar a numerosas simas, lapiaces y barrancos excepcionales.
En el año 1988, el Consell de Mallorca recuperó el camino del Barranc de Biniaraix, prólogo de un programa de rehabilitación de antiguos caminos que se puso en marcha en 1993 con un doble propósito: recuperar el patrimonio histórico y cultural ligado a ellos y ofrecer una alternativa al turismo convencional.
Aquel programa tuvo continuidad en el plan Camina per Mallorca. El logro más visible de este plan fue la Ruta de Pedra en Sec, un sendero de gran recorrido que atraviesa la sierra de punta a punta y que toma el nombre de una técnica de construcción tradicional en la isla que consiste en ensamblar bloques de piedra sin usar argamasa.
Por toda la Tramuntana se ven bancales, hornos de cal, carboneras, pozos de nieve, casas, aljibes y canalizaciones construidas con esta técnica.
La recuperación de algunos de estos elementos revivió y revitalizó el oficio de marger que estaba casi perdido, hasta tal punto que la pedra en sec se ha convertido en un fin en sí mismo dentro de la isla.
La declaración de esta técnica como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018 vino a reforzar la política del Consell que trabajaba en la formación de especialistas desde la década de los ochenta.
Con esta declaración, la Serra de Tramuntana acumula dos reconocimientos de la Unesco, pues la sierra mediterránea fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2011 en la categoría de paisaje cultural.
El «faro» Galatzó
En el extremo occidental de la Serra se levanta hasta los 1027 metros de altitud el Puig de Galatzó. A pesar de que ocupa el sexto lugar en el ranking de cumbres de la isla, es una montaña muy presente en la vida de los mallorquines porque su silueta piramidal se ve desde muchos lugares de la isla, incluida la capital. Es, como si dijéramos, un faro.
El Galatzó es también el eje sobre el que gira la Ruta del Comte Mal, el eco viaje con el que el Consell participa en EMbleMatiC.
La ruta comienza en la población de Es Capdellà, una tranquila población del suroeste que tiene la particularidad de que su población –alrededor de un millar de almas– está formada por casi un centenar de nacionalidades.
Una pista donde se aprecian las señales del GR 221, Ruta de Pedra en Sec, parte hacia el norte. Frente a nuestros ojos se alza imponente el Puig de Galatzó.
Pronto encontraremos una valla que prohíbe la entrada de vehículos no autorizados a la finca pública Galatzó, pero que permite el paso a los caminantes.
El corazón de la finca son las Casas de Galatzó, un notable conjunto arquitectónico formado por varios edificios articulados en torno a la clastra (patio), la tafona(almazara), la capilla y los jardines, y que fue el centro neurálgico de una importante possessió típica de la Serra de Tramuntana.
Alrededor pueden verse buenos ejemplos de bancales ganados a las laderas con muros de piedra seca, algunos de los cuales se están reconstruyendo.
También están en proceso de recuperación dos molinos hidraúlicos que se movían con el agua proveniente de la Font des Ratxo, que está a un kilómetro y medio de distancia.
En una de las dependencias de las Cases aflora una roca donde, con algo de imaginación, puede apreciarse un corazón.
Cuentan que es el corazón del Comte Mal (el mismo que da nombre al itinerario) y que si posas una mano en ella podrás sentir su latido.
La finca de Galatzó perteneció a Ramon Burgues Saforteza Pacs-Fuster, uno de los mallorquines más influyentes del siglo XVII. Una leyenda, acuñada en el siglo XIX e inspirada en la del Comte Arnau de Cataluña, cuenta cómo este caballero se portó tan mal que en vida se ganó el apodo de malvado y en la muerte una condena a cabalgar eternamente sobre un caballo envuelto en llamas.
Pegado a la capilla el camino continúa hacia el norte introduciéndose en el Torrent de Galatzó. La estrecha franja de terreno del fondo del barranco está cubierta de olivos y almendros, y alrededor prosperan las encinas, pinos y garrigas.
De vez en cuando aparecen algunas muestras del rico patrimonio etnográfico que guarda la finca como hornos de cal y carboneras.
El sendero se empina ganando altura y recuperamos las señales del GR 221 poco antes de llegar a un collado que divide las aguas. Hacia el sur la vista es impresionante: el Puig Galatzó domina el largo valle por el que hemos subido y que parece llegar al mar.
A la otra parte del collado el panorama no es menos emocionante: estamos a más de seiscientos metros de altitud y el mar azul lo tenemos a poco más de un kilómetro de distancia a vuelo de pájaro.
La bajada es rápida y cómoda. Dejamos atrás el refugio Coma d’en Vidal, que forma parte de la red de refugios de la Ruta de Pedra en Sec. El refugio está instalado en la vivienda principal de una finca adquirida por el Gobierno balear en 2002 y cedida al Consell.
Continuamos perdiendo altura hasta la MA-10, la preciosa y sinuosa carretera de la Tramuntana. Hay que caminar por ella un corto tramo en dirección a Andratx hasta dar con un estrecho sendero que surge a la derecha y que cambia después de dirección para dirigirse a Estellencs.
Coincidiremos de nuevo con la carretera en el punto llamado Coll des Pi, para abandonarla al poco rato y avanzar hacia Estellencs por la antigua carretera provincial. Estellencs es el pueblo con menos población de toda la isla. Ocupa un valle con fuerte pendiente y unas vistas impresionantes del mar. Es un placer dar un paseo por sus calles donde destacan la iglesia de San Juan Bautista, con su torre medieval, y la torre de Tem Alemany.
Llama la atención un par de esculturas «chatarreras» obras del artista Mariano Navares.
Cami Reial Hasta 1836
Estellencs dependió administrativamente de Puigpunyent y antes de que se construyera la carretera MA-10, la única vía de comunicación con Puigpunyent y la capital era el Cami Reial, que utiliza la Ruta del Comte Mal.
Desde Estellencs al collado del mismo nombre, el camino, muy deteriorado y desaparecido en algunos tramos por una pista y por los trabajos del tendido eléctrico, está siendo rcuperado gracias al programa EMbleMatiC.
El camino comienza junto a los lavaderos y sube parejo al torrente de s’Aigua. Más arriba tendremos la ocasión de observar un ingenioso sistema de canales y acequias –al parecer de origen árabe– que canalizaba el agua de la fuente de s’Ull de s’Aigo para llevarla hasta el pueblo.
El camino sube entre encinas, pinos y olivos. La pista y el camino coinciden con frecuencia y es fácil saber cuando pisamos el viejo camino por el resto de empedrado.
De vez en cuando aparecen huellas de un pasado en el que la sierra era fundamental para la economía local: aljibes, bebederos, muros de piedra seca, fuentes, casetas de carbonero…
Sabremos que hemos llegado al Coll de Estellencs por la gran pared de piedra seca que nos corta el paso.
A la otra parte del portillo comienza el término municipal de Puigpunyent y el descenso por el Barranc Fondo hacia esta población.
Al caminante le esperan unos cómodos cuatro kilómetros por medio de un vergel que encierra numerosos lugares que hablan de un bollante pasado, como las casas de Sa Muntanya, la fábrica de tejas, sa Teulera, donde aún se conservan el horno y el canal de agua que le abastecía desde la fuente de s’Albelló y, ya llegando a Puigpunyent, la espectacular finca de Son Fortesa, antigua residencia de la nobleza mallorquina.
El camino da paso a una carretera ya muy cerca de Puigpunyent, a donde llegaremos después de haber cubierto algo más de veinticinco kilómetros y salvado casi mil doscientos metros de desnivel.
Puigpunyent, además de por los frondosos bosques de pinos y robles que lo rodean, es conocido dentro y fuera de la isla porque consiguió ser el municipio de España con el mayor índice de reciclaje gracias a un audaz programa.
La cantidad de lugares históricos que hay en los alrededores de Puigpunyent, entre los que se incluyen varios talayots y la necrópolis de Casat Nou, llevan a pensar que este valle dio cobijo a los primeros mallorquines.
Puigpunyent está muy cerca de Palma, con la que le une una línea regular de autobuses, de modo que no nos costará mucho volver a la capital si es que es allí donde estamos alojados.
Dioni Serrano.