Roblelacasa es una pequeña pedanía de Campillo de Ranas considerada por muchos uno de los mejores ejemplos de arquitectura negra. Si no fuera por alguna piedra clara y por el brillo de algunos elementos metálicos, sería prácticamente imposible distinguirla entre los montes, árboles y jaras.
El pueblo quedó deshabitado allá por los años sesenta y después fue ocupado por algunos “urbanitas” que consiguieron dar una vida nueva al pueblo. Hoy, la pedanía ha recuperado su lozanía y son pocas las casas que no se han restaurado.
Ruta
La espadaña de la sobria iglesia, con una característica cruz encastrada hecha con piedra blanca –gorrones de cuarzo las llaman aquí– nos sirve como referencia para comenzar a andar.
Siguiendo las marcas de los senderos de pequeño recorrido pronto saldremos del laberinto de callejuelas que componen la aldea (hay que prestar atención para no tomar el PR GU 04 que también comienza en Roblelacasa).
Los primeros pasos se dan sobre firme rocoso sorteando un afilado afloramiento de pizarra. La angosta trocha obliga a caminar en fila india pero muy pronto se ensancha tomando porte de camino de herradura.
Hacia el sur, la sierra de la Puebla afila su borde con temibles corredores; hacia el norte, la más bella estampa de Roblelacasa, en la que el pueblo se recorta en el fondo de la Sierra del Ocejón. Rodeado de jaras, el carril transita perdiendo altura suavemente en busca del barranco del Jarama que se alcanza en no más de una hora desde el pueblo.
Hasta hace no muchos años, el barranco se cruzaba por un endeble puente formado por dos troncos y varios trillos a fuer de plataforma que dejaban muchos huecos por donde se veía el Jarama correr muchos metros más abajo. Al peligroso puente se le conocía como de los Trillos. Aquella estructura que amenazaba con venirse abajo fue sustituida por un robusto y bonito puente que utiliza la pizarra del entorno.
Antes de cruzar el puente, ahora conocido como de Matallana, las marcas del PR GU 09, -de reciente creación y que se comparte con el PR GU 02 hasta aquí orienta al caminante hacia la cascada del Aljibe.
Este uno de los lugares más pintorescos y populares de la Sierra Norte. La visita es recomendable en cualquier época del año, pero especialmente en la segunda mitad de la primavera cuando el deshielo engorda el curso de los ríos y arroyos.
El desvío hacia las cascadas implica sumar una hora más entre la ida y la vuelta. Hay que tener precaución en el entorno de las cascadas, pues hay algunos cortados que pueden ser peligrosos, sobre todo si se va acompañado de niños.
Al otro lado del puente de Matallana, el camino se estrecha y sube sin complejos por la ladera oriental del barranco del Jarama. En pocos minutos llegamos a Matallana. La aldea es un conjunto disperso de casas de pizarra que tiene el mismo aspecto desde que se construyó muchos siglos atrás. Sus calles siguen sin asfaltar y no tiene ni electricidad, ni agua corriente, ni teléfono.
Aunque durante muchas décadas estuvo abandonada, ahora, la tranquila aldea sirve de morada a varios vecinos. Al abandonar Matallana comienza una larga subida por una estrecha vereda con el Jarama muchos metros por debajo a nuestra derecha.
La senda va ganando cota entre robledales y pedrizas hasta alcanzar la parte más elevada del Cuchillar del Asomante, un escarpado tajo que se hunde en el fondo del barranco del Jarama y que da al entorno un aspecto salvaje e intransitable.
Tras un largo descenso, la senda baja de nuevo al río Jarama y lo cruza por el puente nuevo de Colmenar, construido a instancias del mismo Plan de Competitividad Turística que permitió adecuar y señalizar la red de senderos.
Un par de kilómetros separan al caminante de Colmenar de la Sierra; el primero hay que tomarlo con calma, pues hay que recuperar buena parte del desnivel perdido. En las proximidades de Colmenar el carril se amplía y el terreno se allana haciendo placentera la llegada al pueblo. Viendo lo poco poblado que está hoy –unos diez vecinos permanentes, aunque en verano el número aumenta de forma significativa– cuesta creer que a principios del siglo XX, Colmenar reuniera unas seiscientas almas, con una economía boyante gracias a sus numerosos telares.
Su singular enclave a orillas del río Jarama, rodeado de praderas entre los cerros de Corralejo y San Cristóbal, lo convierte en un pueblo de especial belleza y encanto.
Características
Comienzo: Roblelacasa
Final:Colmenar de la Sierra
Distancia: 12,5 km.
Desnivel:+500 m y -600m.
Mapas: hojas 459-3 y 4 del IGN. 1:25 000.
Observaciones: naturalmente, el camino se puede hacer en ambos sentidos. Si se procede de Madrid es mejor comenzar en Colmenar pues se llega más fácilmente. Si no se desea regresar por el mismo camino, se puede utilizar para re- gresar a Roblelacasa el PR GU 04. También se pueden combinar dos coches utilizando la GU- 194 que en el cruce del barranco del Jaramilla es conocida como la Muralla China.
Track: https://desni.in/matallana