Los hitos que dirigen los pasos del peregrino hacia poniente no son las flechas amarillas, ni los mojones con la concha. Son las iglesias y templos levantados por una fe que hoy cuesta un poco entender y en cuyos capiteles y fachadas se esculpían historias sagradas y profanas; son los hospitales, padres de los albergues modernos; son los puentes; son los pueblos nacidos al calor de las peregrinaciones; son las historias reales o inventadas que lo jalonan; son los mitos y las leyendas que sorprenden al viajero en el rincón más inesperado. Todo junto: arte, religión, tradición, leyenda e historia, forman un todo único que ha convertido al Camino en un hecho inefable que se resiste a cualquier catalogación o explicación. Sin ánimo ni intención de hacerlo, recogemos aquí algunos de estos hitos en los que el peregrino encontrará el rumbo a Santiago.
Hospital de Somport
El hospital de Santa Cristina, en Somport es una de las «tres columnas que Dios estableció para sostener a sus peregrinos», según escribió Aymeric en el siglo XII. Las otras dos eran el hospital de Jerusalén y el hospital de Mont-Juox, en los Alpes, camino de Roma.
El árbol de la salud
Al llegar a Jaca el peregrino medieval tenía dos citas incontestables: la catedral y el Árbol de la Salud. Este último se trataba de un olmo que tenía la propiedad de reconfortar al peregrino que se acogía a su sombra.
San Juan de la Peña
Dice la leyenda que en el monasterio de San Juan de la Peña se custodió el Santo Grial hasta el año 1399. Después el cáliz pasó al palacio real de la Aljafería de Zaragoza hasta 1410, en que se trasladó a la Capilla Real de Barcelona. Y el 18 de marzo de 1437 el rey Alfonso V el Magnánimo entregó la copa para su custodia a la catedral de Valencia, donde permanece ahora en una capilla especial.
Monasterio de Leyre
El monasterio se edificó sobre restos visigóticos del siglo VI. Fue sede episcopal, corte y panteón de los primeros reyes de Navarra, alcanzando su máximo esplendor en el s. XI. Con motivo de la desamortización (1835) los monjes lo abandonaron y volvió a ser ocupado en 1954. En Leyre vivió San Viria, un monje que vagó por la eternidad durante 300 años.
Sangüesa
Los templos de Sangüesa, y en especial la iglesia de Santa María la Real, guardan la colección de reliquias más importante del Camino de Santiago.
Rocaforte
Cuando San Francisco de Asís peregrinó a Compostela se detuvo en este solitario lugar a descansar. Mientras dormía, su bordón se convirtió en un frondoso moral. El santo interpretó el hecho como un mensaje divino y decidió fundar en ese mismo lugar el primer convento franciscano del Camino.
Eunate
La iglesia de Santa María de Eunate, situada a las afueras de Muruzabal (Navarra), es uno de los edificios más singulares del Camino. Fue construida en el siglo XII y posee una inusitada planta octogonal. La arquería poligonal que la rodea es el origen de su nombre, ya que Eunate significa cien puertas en euskera. Según algunos expertos Eunate pudo ser la iglesia de un hospital de la orden de San Juan de Jerusalén, pero otros defienden que se trata de obra de los templarios. Una leyenda dice que el rey Salomón entregó a los templarios los restos de la reina de Saba para que los enterraran en el Camino de Santiago. Para mantener el lugar en secreto el rey de Jerusalén transmitió a los templarios un código secreto que, dicen, está esculpido en los pórticos gemelos de Eunate y Olcoz.
Roncesvalles
El puerto de Ibañeta, antiguamente Port de Cize, era un gran obstáculo que los peregrinos tenían que salvar para llegar a la colegiata de Roncesvalles, uno de los hitos del fervor jacobeo. Roncesvalles u Orreaga, es un lugar donde historia y leyenda se funden. Allí sufrió Carlomagno un sonoro descalabro militar en el año 778 origen de la Canción de Rolando y de todo un cosmos mítico. La colegiata es heredera del antiguo hospital de Peregrinos fundado en el siglo X, y sigue regida por una comunidad de canónigos que atienden a los actuales peregrinos y visitantes. Destaca su iglesia colegial gótica de influencia francesa, presidida por la sonriente imagen de Nuestra Señora de Roncesvalles. Merece la pena visitar la capilla gótica de San Agustín, con la estatua yacente del rey Sancho VII el Fuerte, en el claustro, y el Museo.
Pamplona
Pamplona ha sido y es un hito muy importante en el Camino de Santiago. En la ciudad, además de la catedral, podemos visitar la iglesia gótica de San Cernín, donde se ha instalado el albergue de peregrinos, la de San Nicolás, protogótica, y la de Santo Domingo, gótica. Merece la pena darse un paseo por los cascos antiguos de los burgos de Navarrería, San Cernín y San Nicolás, contemplar la fachada barroca del Ayuntamiento, la plaza del Castillo, el Paseo de Sarasate y la plaza de San Francisco.
Alto del Perdón
El puerto del Perdón representa la gran superación física y espiritual del caminante jacobeo en tierras navarras. Una hilera de «peregrinos» metálicos lo adorna componiendo una de las imágenes más sugerente de la ruta.
Puente la Reina
Aquí se unen los caminos Francés y Aragonés. En este pueblo navarro está uno de los puentes más bellos de toda la ruta jacobea (los puentes son considerados como elementos simbólicos). La iglesia del Crucifijo, de los siglos XII y XIII es de fundación templaria y debe su nombre a una preciosa talla gótica de influencia germánica. Hay otra iglesia, la de San Pedro, en la que se guarda una imagen gótica de la Virgen del Puy, más conocida como Virgen del Txori por una leyenda: cuando esta imagen se hallaba en la capilla que hasta 1834 hubo en medio del puente, un pajarillo –txori en euskera– limpiaba todos los días la cara de la Virgen con el agua del río que recogía en sus alas.
Cirauqui
Entre sus empinadas calles medievales se encuentra la iglesia de San Román con una portada ojival de soberbia arquería polilobulada del siglo XIII y arquivoltas decoradas con motivos románico-cistercienses y musulmanes, grifos y otros animales fantásticos. A la salida del pueblo hay un tramo de calzada romana, muy deteriorada pero que cautiva.
Estella
Estella significa estrella. Es una ciudad nacida del Camino que comenzó a tener importancia a partir de su repoblación por los francos, que llevó a cabo Sancho V a finales del siglo XI. De los muchos edificios religiosos, templos y monasterios que hay en Estella destaca la iglesia de San Pedro de la Rúa, con una torre imponente que se abre con una portada románica del siglo XII. A la salida se encuentra el monasterio de Irache, fundado en el siglo X, uno de los más antiguos del reino de Navarra. Una fuente de vino, situada en una bodega unos metros antes de llegar al monasterio, mantiene la tradición jacobea de ofrecer un vaso de vino al peregrino.
Fuente de los Moros
Antes de llegar a Villamayor de Monjardin en medio de una memorable soledad sorprende al caminante la aparición de la fuente de los Moros, un exótico aljibe gótico del siglo XIII.
Poyo de Roldán
Cerca de Nájera hay monte llamado el Poyo de Roldán. La leyenda dice que Roldán llegó hasta aquí para liberar a unos caballeros cristianos encerrados por el gigante Ferragut. Roldán subió a este monte y desde allí lanzó una piedra que descalabró al gigante. Otra versión dice que el poyo es la piedra que lanzó.
Santo Domingo de la Calzada
Para la mayoría de los peregrinos rendir devoción a Santo Domingo, el santo constructor del Camino, es básico en su penitencia jacobea. En el interior de la catedral hay dos cosas que llaman la atención: el sepulcro del santo y un gallinero de madera y cristal donde aguantan a duras penas un gallo y una gallina. Las aves recuerdan el más famoso milagro del santo: «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada».
San Juan de Ortega
En vista de los percances sufridos por los peregrinos en los tenebrosos Montes de Oca, San Juan de Ortega, discípulo de Santo Domingo, decidió levantar un santuario en pleno monte para ofrecer asilo material y espiritual a todos los viajeros jacobeos. En la iglesia se reproduce todos los equinoccios un fenómeno maravilloso pero real: cuando la iglesia está a oscuras, el último rayo de sol entra por un pequeño ventanal e ilumina un capitel con las escenas de la Anunciación, la Natividad y la Adoración.
Burgo
La catedral de Burgos es uno de los monumentos góticos más grandiosos de España. En el interior del templo resalta entre tanta riqueza artística la milagrosa imagen del Cristo de los Agustinos. A este Cristo de Burgos «medio humano» se le atribuyen numerosos milagros.
Monasterio de San Antón
A las puertas de Castrojeriz está este conjunto gótico del XIV con reminiscencias románicas. El Camino pasa por debajo de sus arcos ojivales. A los frailes se les tenía por curanderos milagrosos pues sanaban a los peregrinos del llamado Fuego de San Antón (una especie de gangrena extendida por Europa en los siglos X y XI) con el simple toque de un báculo con forma de tau (símbolo templario).
Frómista
A la orilla del Canal de Castilla se levanta esta pequeña villa cuyos orígenes se remontan a la Frumesta romana. Es importante porque en ella se levanta San Martín, la iglesia románica considerada como uno de los ejemplares más perfectos de este estilo.
Villarcázar de Sirga
A medio camino entre Frómista y Carrión de los Condes, en pleno Camino de Santiago, está Santa María la Blanca, perteneciente a una encomienda templaria. Es un imponente templo que guarda la Virgen de las Cántigas, así llamada porque aparece en varias de las cántigas que recopiló Alfonso X el Sabio.
Sahugún
El Codex Calixtinus describe Sahagún como una villa «llena de toda clase de prosperidades» y localiza aquí algunas leyendas carolingias (los caballeros clavaron en el suelo sus lanzas y de éstas brotaron ramas). En el siglo X se construyó un monasterio que Almanzor se ocupó en arrasar. Alfonso VI (enterrado en él) lo traspasó a los monjes de Cluny. La abadía fue la más importante de la península; tenía jurisdicción sobre 90 monasterios y privilegios similares a los de Cluny. El hospital existente en la abadía disponía de 60 camas y era famosa la hospitalidad con que se atendía a los peregrinos. En el siglo XV, Sahagún disponía de cuatro hospitales más y fue el foco más importante del románico mudéjar.
León
Aymeric Picaud escribió que León era «ciudad sede de la corte real, llena de todo tipo de bienes» y recomienda la visita al venerable cuerpo de San Isidoro. La ciudad es toda ella un museo de arte en el que destaca la catedral, obra maestra del gótico español, inspirada en las catedrales francesas de Reims y Amiens. En la fachada hay una efigie de Santiago peregrino sobre una columna desgastada por el roce de las medallas y rosarios de los peregrinos. En el interior destacan las vidrieras de colores que suman casi 1.800 metros cuadrados. Entre dos columnas hay una piedra muy original: los delincuentes que la tocaban antes de ser prendidos tenían garantizado un juicio justo e incluso el perdón.
Puente de Órbigo
El puente sobre el río Órbigo (s. XIII) es uno de los más famosos de la ruta. Pero no son sus 19 arcos los que le han dado la fama sino un lance protagonizado por el caballero Suero de Quiñones en el año 1434. Rechazado por una dama, el tal caballero lavó la afrenta desafiando a cuanto caballero quisiera cruzar el puente, y juró que de allí no se movería hasta no haber quebrado 300 lanzas. Las justas duraron un mes y al terminar marchó en peregrinación a Compostela a dar gracias al Apóstol. Le ofreció una gargantilla de plata que aún adorna el busto de Santiago el Menor. Desde entonces el puente se llama del Paso Honroso.
Astorga
La Asturica Augusta de los romanos fue siempre un importante nudo de comunicaciones. En Astorga confluían dos vías de peregrinación: la ruta de la Plata y el Camino Francés, y partían otras dos, la del Foncebadón (que sigue Aymeric) y la del puerto del Manzanal. Después de Burgos fue la ciudad que contó con mayor número de hospitales: se documentan 22. Entre su legado monumental destacan a catedral gótica y el singular Palacio Episcopal obra de Gaudí.
RABANAL DEL CAMINO
Antes de llegar a Rabanal, a la izquierda de la ruta, hay un enorme roble que, como otros árboles sagrados, ha sido admirado y venerado por peregrinos y protectores del Camino de Santiago. Muy cerca se instaló una de las fundaciones más importantes del Temple.
Cruz de Ferro
No es una catedral; ni un palacio; ni una iglesia. Es una simple cruz de hierro oxidado clavada en un tronco de madera que se erige sobre un montículo formado por las piedras que han ido depositando los peregrinos a su paso y que se ha convertido en uno de los símbolos de la ruta jacobea. En sus comienzos era un mojón que marcaba los límites entre la Maragatería y el Bierzo. El rito exige recoger la piedra bastante antes.
Ponferrada
Ponferrada se convirtió en el siglo XI en un paso importante de la peregrinación. Con el fin de facilitar el paso de los peregrinos, en 1082 el obispo Osmundo, prelado de Astorga, mandó construir un puente sobre el Sil con barandillas de hierro (ponsferrata), origen del nombre de la ciudad. En 1178 la Orden del Temple construyó un magnífico castillo que se conserva muy bien La Orden fue expulsada en 1312. En 1498 los Reyes Católicos, también ellos peregrinos, fundaron el hospital de Santa Ana o de la Reina, aún en pie.
Villafranca del Bierzo
Al lado del Camino se encuentra la sencilla iglesia de Santiago con el Pórtico del Perdón. Allí, los peregrinos que no pueden llegar a Santiago reciben de igual manera el jubileo. Muy cerca vive uno de los personajes más carismáticos del Camino: Jato, hospitalero del albergue, recuperador de la ruta junto con el cura Valiñas, curandero… un personaje.
O Cebreiro
El templo de Santa María de O Cebreiro, del siglo IX, es de los más antiguos de la ruta. En el interior, dentro de una urna hay un cáliz del siglo XII protagonista de un milagro: el vino y la hostia manejada por un fraile sin fe se convirtió en sangre y carne real. Impresionada por el milagro, la reina Isabel la Católica en peregrinación, donó un relicario de plata. Wagner se inspiró en este milagro para componer su ópera Parsifal.
Triacastela
Mientras se construía la catedral de Santiago, al pasar por Triacastela los peregrinos cogían un trozo de roca de cal y la llevaban hasta los hornos de Castañeda, donde se extraía la cal que luego se utilizaba para la argamasa de la Catedral.
Samos
Los visigodos conocían el lugar como Sámanos (espacio donde viven personas religiosas en comunidad). Su fundación data del siglo VI, por lo que se trata del más antiguo de todo el occidente cristiano. En 1558 sufrió un gran incendio y tuvo que ser reconstruido. De las construcciones originales sólo se conserva una puerta de la antigua iglesia, la capilla del Salvador, una columna y un fragmento de una placa de mármol del siglo IX. Posee dos claustros, el Grande (siglo XVII) es el mayor de España. El Pequeño o de las Nereidas es de estilo gótico tardío. Su hospital se convirtió en lugar de entierro de los peregrinos que fallecían en el camino a su paso por Lugo.
Portomarín
De este estratégico enclave hablan dos crónicas de los siglos IX y X que lo denominan Locum Portomarini. Lo formaban dos barrios unidos por un puente romano sobre el río Miño que era el último gran puente que tenían que atravesar los peregrinos antes de Santiago. El primitivo pueblo fue inundado en el año 1962 por el embalse de Belesar, pero se desmontaron y trasladaron piedra a piedra a su emplazamiento actual algunos monumentos como la iglesia de San Pedro, y la sorprendente iglesia fortaleza de San Nicolás en cuya puerta principal pueden verse veinticuatro ancianos que componen una orquesta medieval.
Palas Do Rey
Cerca de Palas do Rey se encuentran dos lugares poco visitados por los peregrinos actuales, pues requieren un pequeño desvío, pero de gran tradición en la ruta jacobea durante siglos. Uno es Vilar de Donas, un bello monasterio que fue sede durante un tiempo de la Orden de Santiago y también su cementerio oficial. El otro es el castillo de Pambre que sorprende al viajero emergiendo entre colinas de eucaliptos, viveros y prados. Es la única fortaleza de este tipo que se conserva en Galicia. Un poco antes de llegar a Palas, a la izquierda del Camino, hay un crucero junto a un retorcido roble centenario. Hay que «leer» las esculturas del monumento y pasear por este lugar de culto y ritual. La calavera y la serpiente y el Cristo coronado. Sagrado y profano frente a frente.
Crucero de Melide
En la ciudad, situada en una comarca de importancia arqueológica, confluía con el Camino Francés la ruta que venía de Oviedo (Camino Primitivo). Conserva dos templos románicos: San Pedro, del que sólo se conserva su portada, y Santa María, a las afueras del pueblo. Cerca de San Pedro se alza un crucero del siglo XI que es considerado el más antiguo de Galicia.
Río Lavacolla
Al pasar por este río los peregrinos hacían un alto para lavarse antes de entrar en la ciudad. Es el Lavamentula del Codex Calixtinus, que se asociaba a un rito de purificación. Pero otros mantienen que el nombre le viene de un juego de palabras que hace referencia a que los peregrinos sólo se lavaban los genitales.
Monxoi
O Monte do Gozo. Desde aquí se observa por primera vez la ciudad de Santiago y es otro de los lugares emblemáticos del Camino. Debe su nombre tanto a la felicidad que provoca la visión de la urbe como a la palabra montjoies, pequeños mojones de piedra (milladoiros en gallego) que trasladaron hasta esta tierra los peregrinos franceses. No podía faltar un milagro: el propio Apóstol condujo hasta aquí a un peregrino que había quedado enfermo en algún lugar de León.
Santiago de Compostela
El final del Camino. La meta que durante siglos han deseado centenares de miles de hombres y mujeres de todo el mundo por motivos religiosos, culturales o, simplemente, deportivos. Sólo resta cumplir con el rito; sin él, sea cual sea el motivo de la peregrinación, ésta quedaría incompleta: hundir los dedos de una mano en la huellas de la columna de mármol que sostiene la imagen de Santiago en el Pórtico de la Gloria; golpear la cabeza al santo dos croques (la imagen genuflexa del Maestro Mateo, el escultor del Pórtico) para obtener algo de su ciencia y abrazar la imagen del Apóstol.
G.E.