Aquél que va hacia Santiago es por encima de peregrino, viajero.
¿Qué es un peregrino?
En tiempos de las peregrinaciones organizadas, los peregrinos recibían distintos nombre según los lugares santos a los que se dirigían: «palmeros» los que iban al Santo Sepulcro en Jerusalén porque su símbolo distintivo era una rama de palma y «romeros» los que iban a postrarse ante las tumbas de San Pedro y San Pablo en Roma. El término de «peregrino» se reservó a los que iban o regresaban de Compostela.
La peregrinación, sacramental y no sacramento
Con las peregrinaciones surgió toda una liturgia del peregrino, sobre el que iban cayendo toda clase de bendiciones e indulgencias. Mientras que los teólogos centraban sus especulaciones sobre la posible bendición sobrenatural de la que se beneficiaría el peregrinaje, los liturgistas compusieron oraciones, bendiciones y misas de peregrinos. Al fin, un teólogo leonés, canónigo de San Isidoro y obispo de Tuy, decidió que la peregrinación a Santiago no podía ser incluida entre el resto de sacramentos, pero sí merecía ser considerada entre los sacramentales, gracias a los cuales se obtiene el perdón de los pecados veniales.
La fuente de la tentación
Cuenta la tradición que un viejo peregrino al que se le olvidó llenar de agua la calabaza antes de llegar hasta la fuente de la Teja, también llamada Reniega en Pamplona, se derrumbó junto a los muros del santuario muerto de sed. El demonio se le apareció en forma de caminante, ofreciéndose a llevarle a la fuente si renegaba de Dios, de Santa María y de Santiago. El buen anciano prefirió mil veces la muerte a caer en la tentación. Ante tamaña voluntad, el demonio salió rugiendo despavorido. Al instante se presentó ante el moribundo un peregrino esbelto de barba rubia que lo llevó hasta la fuente y le dio de beber con su concha: era el apóstol Santiago. Desde entonces, la imagen de María lleva el título de Nuestra Señora de Reniega.
El párroco arquitecto
El monasterio de San Juan de Ortega, situado en las inmediaciones de Burgos, es uno de los puntos más importantes del Camino Francés. Juan comenzó siendo cura del pueblo y terminó de canónigo regular. En el intermedio fue peregrino y trotamundos. Su vinculación con el Camino se remonta a cuando se hizo discípulo de Santo Domingo de la Calzada y se convirtió en ingeniero y arquitecto. Se le asignan los puentes de Logroño, Nájera, Santo Domingo, Cubo y Agés. Comenzó levantando un templo, junto a él un monasterio y fundó la comunidad de Canónigos Regulares de San Agustín. La fiesta de San Juan de Ortega se celebra el 2 de junio y los aparejadores y arquitectos lo han elegido como patrono.
El resplandor de San Amaro
San Amaro fue un peregrino del que se ignora casi todo salvo las circunstancias milagrosas de su muerte. Peregrinó hasta Compostela y a su regreso a casa, decidió consagrarse al hospital del Rey, en la provincia de Burgos. Un buen día, los burgaleses se alarmaron al pensar que el resplandor que iluminaba el cielo por encima del hospital era un incendio, pero al acercarse al edificio comprobaron que la claridad no provenía del las llamas, sino que era la señal divina del fallecimiento de San Amaro. Los burgaleses celebran la memoria del santo hombre el 10 de mayo.
Pereje, un pueblo de pleito
El pueblo berciano de Pereje sonó mucho en el siglo XII debido a un pleito sobre un hospital de peregrinos en el que intervinieron papas, reyes, arzobispos y abades. El motivo del conflicto era que el hospital del Cebrero había levantado una sucursal en Pereje, que caía bajo la jurisdicción de la orden cluniacense de Villafranca. El litigio oponía, por el Cebrero, al abad francés de Aurillac y por Villafranca del Bierzo al todopoderoso abab de Cluny. Ganó el pleito el hospital del Cebrero.
La primera guía del Camino
En el siglo XII, el clérigo francés Aymeric Picaud escribió un libro para ayudar a los peregrinos: el Liber Sancti Jacobi. Esta primera guía, dividida en trece etapas repartidas entre la frontera con Francia y Santiago, suministraba detalles del itinerario, de los hospitales y del comportamiento de las gentes con quienes se encontraba en el recorrido. El modesto monje finalizó su obra en 1339 y ni siquiera la firmó con su nombre. Concedió su autoría al papa Calixto II por lo que pasó a llamarse Códex Calixtinus.
Vigilancia en el Camino
A medida que, a partir del año 1000, el Camino iba cobrando importancia aumentaban la picaresca y el vandalismo. En el año 1170 se creó la orden de los Caballeros de Santiago a imagen y semejanza de la orden de los Templarios a la que se había encomendado la custodia de los Lugares Santos. Desapareció en el año 1312.
El castigo de los belgas
Tribunales de justicia de Bélgica impusieron durante la Edad Media la pena de ir en peregrinación a Santiago como castigo por los delitos que se hubieran podido cometer. Esta medida fue retomada por las autoridades belgas en los años ochenta con el nombre de Proyecto Oikonen en el que participan jóvenes delincuentes que aceptan voluntariamente el castigo. La media del éxito de esta operación es un esperanzador cuarenta por ciento.
Los huesos del sepulcro
No falta quienes afirman que los restos que se veneran en Santiago pertenecen al hereje Prisciliano. Lo que sí es rigurosamente cierto es que los huesos que hoy se veneran en la urna no siempre estuvieron allí. Cuando los piratas ingleses atacaban las costas gallegas allá por el siglo XVI, el obispo de Santiago mandó enterrar los restos del Apóstol para que no fueran profanados. En 1879 se descubrió este enterramiento y, unos años más tarde, el Papa León XIII confirmó su autenticidad mediante una bula.
El rito peregrino
Al llegar a Santiago, los peregrinos cumplen un ritual que comienza en el Pórtico de la Gloria y finaliza en la tumba del Apóstol. El primero de los gestos consiste en apoyar los cinco dedos de la mano en la columna del árbol de Jesé (el parteluz del Pórtico de la Gloria), en un hueco en forma de mano que no fue tallado sino pulido por los millones de manos que se han posado en la columna. Los estudiosos creen que el origen del desgaste se debe a que el primer gesto de los caminantes y creyentes que llegaban a la catedral era buscar el punto de apoyo más próximo. Son mucho menos numerosos los peregrinos que se dan unos coscorrones contra la cabeza de la estatua que representa al Maestro Mateo, aunque en época de exámenes sí acuden muchos estudiantes a hacerlo ya que al parecer ayuda a aprobar a falta de mejorar la inteligencia.
El santo autómata
En el monasterio de las Huelgas de Burgos se guarda una figura del Apóstol que es un autómata construido en la Edad Media y que, gracias a un resorte, levantaba la espada y dejaba caer la hoja plana sobre el hombro del monarca al que armaba caballero.
El significado de Ultreia
Ultreia fue y sigue siendo el saludo entre los peregrinos y una forma de dar ánimos. Viene del latín, y consta de dos palabras juntas: ultra y eia. Ultra significa más, y eia allá. Esta palabra procede del Codex Calixtinus, de una canción en latín del siglo XII. Una de las frases de la canción reza: E Ultreia, e suseia, deus adjuvanos. Otros aseguran que antes se decía ultreia, suseia, Santiago para infundir energía: «ánimo, que más allá, más arriba está Santiago».
Al abrigo de los castillos
Entre los años 722 y 1422 el Camino se llenó de castillos. Alrededor de los castillos se levantaron pueblos y en su interior se formaron pequeñas y bulliciosas ciudades. Estas fortalezas se constituyeron en los núcleos sociales más relevantes del medioevo. Los peregrinos realizaron su marcha hacia Compostela al abrigo de estas magníficas construcciones que se alzaban en elevadas colinas oteando el horizonte. En el Camino se pueden admirar ejemplos como el de Javier en Navarra; el del Temple en Ponferrada o el Castillo-Palacio de Villafranca del Bierzo.
Un camino con altos y bajos
El Camino de Santiago no ha dejado de experimentar altibajos. A partir del año 1500, coincidiendo con el descubrimiento de América, la devoción por el Santo decreció y a partir de 1985, con la declaración de Santiago como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y el Camino como Primer Itinerario Cultural Europeo, el interés por la peregrinación aumentó. Entre los testimonios que comentan la afluencia de caminantes destaca el de un árabe mensajero de Alí ben Yusuf que, en el año 1121 escribía: «Es tal la multitud de los que van y vuelven de Compostela que, a duras penas, permite respiro en la calzada hacia Occidente».
El camino de las Estrellas
La actriz Shirley MacLaine, protagonista de comedias memorables como Irma la dulce y ganadora de un Óscar en 1984, fue descubierta en 1994 realizando el camino de incógnito, confundida con el resto de los peregrinos. La estrella inició la ruta en Francia para afrontar una crisis personal. Caminaba unos veinte kilómetros al día, charlaba con otros peregrinos y se alojaba en las posadas. Después escribió El Camino, un viaje espiritual, donde ofrece su singular visión de este itinerario: «Durante mi viaje hacia el oeste a lo largo del Camino, tuve la sensación de estar retrocediendo en el tiempo hasta el lugar donde empezaron las experiencias que han hecho de mí aquello que somos ahora». Y es que en el transcurso de su viaje revivió experiencias de vidas anteriores, como cuando fue una muchacha mora en tiempos de Carlomagno.
La flecha amarilla
En el Camino la señal más abundante es la flecha amarilla. Esta señal, que es más emblemática que la propia concha, es fruto de la casualidad. En los años setenta el padre Valiña Sampedro, párroco lucense de Cebreiro, estudioso del Camino, se impuso la tarea de señalizarlo para facilitar la orientación al peregrino. No eligió el color amarillo por la bandera vaticana, sino porque de este color era la pintura que contenía los botes que le regalaron unos trabajadores que estaban pintando la señalización horizontal de la carretera próxima a su parroquia.
Años xacobeos y compostelanos
El Xacobeo sólo es una marca comercial registrada que es utilizada con profusión cuando el año es compostelano. Se dice que un año es Santo Compostelano cuando el 25 de julio, fiesta del apóstol Santiago, coincide con un domingo. Esos años las almas de los pecadores pueden obtener cierto alivioy aspirar a ganar un día el cileo, pues la Iglesia concede indulgencias plenarias.
Sergio PRIETO