En el fondo de la garganta, cien metros por debajo de los páramos que la rodean, habita un extraordinario bosque de ribera, que durante la otoñada tiñe su follaje de llamativos colores. Este alargado y serpenteante bosque es el objetivo de nuestra ruta, y lo podremos contemplar tanto desde dentro, como a vista de pájaro, encaramados en los cantiles que lo rodean.
Bien lo sabía el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, quien utilizó este rincón para rodar varios de sus míticos documentales, con los que despertó el interés por el mundo natural contribuyendo a crear una conciencia de protección medioambiental.
Itinerario
Nuestra excursión comienza en la preciosa población de Pelegrina, pequeño pueblo que asoma sobre enormes roquedos a la hoz del río Dulce desde uno de sus recodos. El itinerario desciende suavemente por pista de cemento hacia el fondo de la garganta. Enseguida el cemento se convierte en tierra. Al tiempo que pasamos por debajo de los primeros riscos y pequeños cultivos con diversos frutales, un cartel nos recuerda que compartimos itinerario con el sendero GR-10.
Densas alamedas y enormes nogales dan la bienvenida al caminante que se acerca al curso fluvial. A los 15 minutos del inicio un amplio y visible puente de madera sobre el río nos invita a cruzarlo, abandonando la amplia pista. Remontamos unos metros el curso del río por una senda bien marcada hasta una evidente bifurcación. Tomamos el sendero de la derecha, señalizado con estacas con pintura azul. Ascendemos con mayor decisión entre hermosos farallones con algunos quejigos y espinos aferrados a sus grietas.
Mientras ganamos altura vamos alejándonos del denso y colorido bosque que flanquea el río, y comenzamos a tener una perspectiva completamente diferente de la hoz. Al llegar a una zona de majadas el sendero hace un par de giros bruscos. En el segundo de ellos hacia nuestra izquierda, abandonamos el GR-10 dejando a nuestra espalda las últimas construcciones.
El camino de pronto se encarama al borde de los acantilados. Sobre los escarpes calizos de la vertiente opuesta podemos observar el mirador de Félix Rodríguez de la Fuente, en memoria del famoso naturalista. Es fácil contemplar el elegante vuelo del buitre leonado, que anida en las paredes rocosas del cañón. Continuamos por la senda, señalizada con estacas de marcas azules, recorriendo varios miradores.
Desde uno de ellos divisamos el arroyo Gollorio. En periodos de copiosas lluvias este pequeño afluente del río Dulce cae al vacío por una pared de cincuenta metros formando una cascada de gran belleza. Debemos cruzar dicho arroyo unos metros por encima del citado salto, por unas piedras colocadas en su cauce a modo de puente. Seguimos caminando por el mismo borde de la enorme pared que esconde la cascada extremando la precaución, especialmente los días ventosos.
Continuamos la marcha, ahora en suave descenso, hasta un cruce en el que una placa y alguna estaca nos indican dos opciones. Elegimos la de la izquierda que baja sin tapujos hacia el fondo del barranco. El ramal de la derecha no tiene salida y va a morir en la carretera GU-118, tras atravesar una zona de pozas de aguas cristalinas. En el fondo del barranco nos topamos de nuevo con el arroyo Gollorio, muy cerca de su confluencia con el río Dulce. Atravesamos uno de los brazos del arroyo y nos encontramos un nuevo cruce.
Nuestra recomendación es girar a la derecha por una estrecha senda entre frondosa vegetación y vadear el río Dulce por una suerte de puente construido con grandes bloques de roca, y seguir por el itinerario marcado con estacas pintadas de color naranja que avanza por el margen derecho, atravesando densos bosques formados por grandes chopos, sauces, cerezos, fresnos… y un sotobosque selvático. En caso de que el río baje crecido y no podamos vadear el río debemos regresar al cruce anterior y optar por la otra cómoda senda que discurre por su margen izquierdo.
Poco a poco el camino se va ensanchando, hasta llegar a una caseta en la que Rodríguez de la Fuente guardaba su equipo de filmación. En este punto la ruta vuelve a ser una amplia pista que nos lleva hasta el puente sobre el río Dulce que ya conocemos. En lugar de regresar a Pelegrina ya, sugerimos remontar de nuevo el río por su margen izquierda, y al llegar de nuevo a la bifurcación descrita en la primera parte continuar por la senda de la izquierda marcada con estacas de color azul y amarillo hasta la confluencia del arroyo Gollorio con el río Dulce.
Una vez allí podemos regresar sobre nuestros pasos o bien vadear el río y descender por el margen derecho hasta al puente y desde ahí subir por la pista hasta Pelegrina cuya silueta se divisa con nitidez con su castillo dominando el horizonte. Merece la pena guardar algo de tiempo para caminar por las estrechas y empinadas callejuelas de la aldea y subir hasta el castillo.
Guía práctica
Lugar de inicio y final: Pelegrina (Guadalajara)
Cómo llegar: desde la A-2 se accede rápidamente saliendo por la salida 118 en dirección a Siguenza por la carretera GU-118, para posteriormente desviarnos a la izquierda por la GU-1075. En transporte público se puede llegar a Siguenza, hay tren y autobús desde Madrid y otras poblaciones. Existe servicio de taxi y desde aquí hay 8 kilómetros por carretera hasta Pelegrina.
Dificultad: fácil.
Desnivel: 180 m. Longitud: 8 km.
Tiempo: 2h 30 min.
Cartografía: Hoja 461-IV del IGN. 1:25000 Información turística: en Pelegrina hay una casa rural, pero existe una amplia oferta hotelera en la cercana Siguenza. Hay, eso sí, dos restaurantes Toda la ruta discurre en el interior del Parque Natural del barranco del río Dulce, por lo que debemos respetar su normativa. Recientemente se ha abierto en Pelegrina el Centro de Interpretación del Parque Natural de Pelgrina. Abre su puerta los fines de semana y puentes hasta el 15 de noviembre.