AVENTURA EN PATAGONIA

Markus Pucher, primera invernal en solitario de la Aguja Guillaumet

El alpinista austriaco, que tiene como objetivo la primera ascensión del Cerro Torre en solitario invernal, cuenta su aventura en otra de las cimas de Patagonia. Empezó a escalar bajo una tormenta de nieve para disfrutar del sol en la cima.

Markus Pucher durante su ascensión en solo invernal a la Aguja Guillaumet  (Col. M. Pucher)
Markus Pucher durante su ascensión en solo invernal a la Aguja Guillaumet
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Markus Pucher volvió a Patagonia una vez más hace unas semanas. Lleva viajando allí desde hace casi 20 años, como alpinista y guía de montaña, y su objetivo desde hace tres años es conseguir la primera ascensión del Cerro Torre en solitario invernal. Un desafío de grandes proporciones que ha intentado ya en dos ocasiones: en la primera, en 2015, se retiró a causa del mal tiempo a 300 metros de la cima; en la segunda, en 2016, llegó hasta 40 metros de la cumbre antes de darse la vuelta.

A sus 40 años, Markus Pucher tiene un currículum más que destacado, que le valió para ser contratado por la productora de Cerro Torre: A snowball’s chance in hell para encargarse de la seguridad del equipo de filmación de David Lama en la pared. Entre sus realizaciones personales más destacadas figuran dos ascensiones en solo integral al Cerro Torre, la apertura de la cara oeste del Cerro Marconi Sur también en solitario y sin cuerda o la primera invernal en solitario del Cerro Pollone.

La semana pasada añadía un nuevo hito en esta trayectoria, con la primera invernal en solitario de la Aguja Guillaumet. Fue una aventura intensa, que él mismo cuenta en el siguiente texto:

El 8 de septiembre, justo antes de las 16:00 horas de la tarde, estaba sobre la cima de la Guillaumet. Durante ese día, nunca hubiera pensado en el hecho de que en el mismo día estaría en alguna cima o algo que se le pareciera. En ese día de invierno patagónico, subí con Hans y Juan al Paso Guillaumet. Ellos dos me acompañaban para grabar mi ascensión, al menos hasta el paso.

A las 4:00 horas de la madrugada, dejamos el campamento Fraile en el valle y poco después comenzó a nevar. Al principio, no estaba muy mal, pero la nevada se fue intensificando y pronto nos encontramos en una verdadera tormenta de nieve –pensé en regresar, pero me dije a mí mismo: “Ok, vamos hasta el Paso Guillaumet y luego regresamos”. Durante la ascensión, nos encontramos a Ines [Papert] y Paolo [Marazzi], quienes en realidad no estaban entusiasmados con esa cantidad de nieve.

Nos llevó unas 5 horas llegar al paso, que casi no encontramos debido a lo mala que era la visibilidad. A continuación, nos plantamos en el paso, en el sentido más genuino de la palabra. Después de unos minutos casi congelados, el viento silbaba sobre el collado y buscamos refugio  tras unas piedras. Seguía nevando y en mi cabeza ya estaba regresando. Pero mi intuición me dijo que esperara un poco, no sé por qué; el parte del tiempo (es decir, Rolo [Garibotti]) decía que la nevada pararía durante el día y que haría mejor tiempo. Así que esperamos.

Una hora más tarde, vimos que se aclaraba un poco y que la nevada iba bajando. Sin pensar, me puse el arnés, bebí un sorbo de mi agua ahora fría como el hielo, me enchufé una barrita energética y salí. No sé exactamente por qué salí, mi intuición me decía que era apropiado. Hans me filmaba mientras yo desaparecía. Le dije: “Mira, si no está bien, volveré; y si está bien, también volveré, ¡sólo que un poco más tarde!”.

«Mira, si no está bien, volveré; y si está bien, también volveré, ¡sólo que un poco más tarde!»

Y entonces estaba solo. La nieve era verdaderamente profunda; metro a metro, luchaba montaña arriba. Sí, fue una lucha contra la nieve, tenía más bien poco que ver con la escalada. La ruta, que normalmente está cotada como dificultad V, era realmente dura, ¡si no súper dura! Pero también podría ser que yo fuera simplemente estúpido. Me autoaseguré en algunos lugares, porque honestamente me cagué en los pantalones.

Las fisuras y placas eran todo menos fáciles, y realmente tuve que poner todas mis habilidades para subir allí. Después de más de cinco horas y de haber subido el flanco de cumbre parcialmente con la nieve hasta el vientre, estaba finalmente en la cumbre de la Guillaumet.

Si pienso en ese momento, podría volver a gritar de júbilo. El tiempo era verdaderamente bueno, y cuando subí allí arriba las nubes se abrieron y el sol se rió en mi cara. Me puse en pie en el punto más alto de la cumbre, le devolví una sonrisa al sol y me sentí como un ganador! Como un ganador contra la tormenta de nieve, como un ganador contra mí mismo. No quería ir abajo nunca más, pero tenía que hacerlo… mis dos amigos me esperaban y quería contarles lo bonito que es allí arriba. Después de unos pasos en la nieve profunda, me giré , le dije adiós a la montaña y me sentí como un ganador… pero lo sabía… comparado con Él, ¡sólo lo soy un breve momento!

«Me puse en pie en el punto más alto de la cumbre, le devolví una sonrisa al sol y me sentí como un ganador!»

Comentarios
3 comentarios
  1. Tampoco tanto. Solo está calentando en una vía de 200m 65 grados en hielo y V en roca. Su objetivo es otro. Recordarle a Desnivel que escalar en solitario y sin cuerda no existe, O es en solo integral o en solitario (siempre con cuerda).

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