Ser alpinista y cámara podría ser un dilema, pero Luis Miguel López Soriano sabe encontrar el equilibrio para combinar los dos perfiles. Hace años que acompaña a Carlos Soria en sus expediciones al Himalaya, un terreno de trabajo complicado que da tantas satisfacciones como quebraderos de cabeza, pues conseguir que todo el material funcione en altura requiere mucha planificación.
¿Cómo planteas el trabajo a lo largo de una expedición? ¿Qué equipo llevas?
Una expedición supone un periodo de trabajo muy largo, normalmente desde treinta hasta sesenta días o más. Hay varios escenarios de trabajo: la marcha de aproximación, el campo base, la aclimatación y el intento a cima. En todo este tiempo hay que enviar, regularmente, a los patrocinadores fotografía y piezas de vídeo editadas. El tipo de cámara que llevo me tiene que permitir realizar, manteniendo la mayor calidad posible, los dos tipos de contenidos. Llevo dos cuerpos de cámara, Sony A7s y Lumix GH4. La primera con un adaptador usando ópticas Canon y Samyang. Es mi cámara principal, full frame, muy luminosa… con muy buen rendimiento.
Para grabar el audio de las entrevistas, declaraciones, ambiente… llevo varios micrófonos: algún inalámbrico de corbata, de cañón corto, para llevar sobre la cámara, y alguno más de reserva. El equipo de edición está compuesto por un portátil Apple y discos duros suficientes para hacer copias de seguridad. Llevo editando desde hace más de quince años con el programa Final Cut Pro, casi es una extensión de mis dedos y mi cabeza. En el campo base edito totalmente las piezas que envío; cortes, transiciones, sonido, color…. El material de vídeo lo grabo en 4k pero la edición de piezas la realizo en HD. Todos los contenidos se envían con una antena Thuraya Ip+. Las piezas de vídeo no deben superar los dos, tres minutos y comprimirse adecuadamente para que, manteniendo una buena calidad, el peso del fichero permita su envío a través de una red lenta e inestable, hay que recordar que estamos entre las montañas del Himalaya, no en una oficina del centro de la ciudad.
«En el campo base se desarrolla todo el trabajo de postproducción y envío»
¿Algo más indispensable en tu equipo?
Desde la primavera pasada he incorporado en el equipo de trabajo un dron, Phantom 4, que ha supuesto un apoyo increíble, despegar del suelo y poder ofrecer un punto de vista diferente, situar el entorno y los personajes desde el aire ha sido simplemente maravilloso. Otra cosa que nunca olvido, pese a tanta tecnología, es el cuaderno y caja de acuarelas, para seguir pintando montañas de agua, con una herramienta que no ha cambiado desde hace siglos. Es el contrapunto que me ayuda a conseguir un buen equilibrio en mi trabajo.
¿En el campo base cómo se desarrolla el trabajo, cuáles son las mayores complicaciones?
En el campo base se desarrolla todo el trabajo de postproducción y envío. Cuento con una tienda de comunicaciones, «mi oficina» donde dispongo del espacio para trabajar. Principalmente toda la actividad laboral recae sobre el ordenador, editando y revelando fotografía. La energía se obtiene de un generador de gasolina, mientras este bien no escasea todo va bien, pero hay que intentar dosificar el combustible.
En el campo base también se graban muchos contenidos: entrevistas, vida de campo base, time lapses…. Siempre aprovecho para traer algún «cacharro» nuevo, complicado para subir a la montaña, pero que se puede emplear fácilmente en el campo base. En cada expedición intento incorporar algo nuevo con el fin, siempre, de mejorar la calidad de imagen y sonido.
¿Qué material utilizas en las salidas de aclimatación?
En las salidas de aclimatación siempre empleo la cámara principal, es más pesada pero me ofrece mejor respuesta y durante la aclimatación, más relajada, me lo puedo permitir. Ahora también aprovecho para llevar el dron. Llevo baterías para realizar tres vuelos, no sólo hay que ahorrar en el peso de las baterías, que es considerable, sino dosificar y elegir lo mejor posible los momentos de vuelo.
«A más de seis mil metros el control del dron se hace mucho más complejo»
Háblanos del equipo que llevaste cuando ibas hacia la cima del Dhaulagiri.
Cuando salimos hacia una cima utilizo la segunda cámara, es más compacta y ligera, pero sobre todo muy resistente a las inclemencias del tiempo. La batería también aguanta muchísimo. La puse a prueba en la cima del Annapurna, trabajando en condiciones de viento y nieve muy duras y no me defraudó. En el Dhaulagiri también me ha acompañado hasta los ocho mil metros.
Estás utilizando mucho el dron ¿a que altura máxima lo has usado? ¿qué tal funciona con la altura y el frío?
Como he dicho, el dron es una maravilla. He despegado desde más de 6.200 m, esta altura está por encima de las indicaciones de seguridad del fabricante. En altura tienes que buscar las mejores condiciones de viento y temperatura, cualquier inclemencia del tiempo es un serio problema para volar. A más de seis mil metros el control del dron se hace mucho más complejo, notas que hay dificultades para volar. Las baterías dan muchos problemas por bajas temperaturas, hay que calentarlas todo lo posible antes de usarlas y su rendimiento se reduce. Hay que tener en cuenta este factor para conseguir aterrizar a tiempo en el lugar deseado.
¿Cómo combinas la elección entre fotografía y vídeo cuando estás en montaña?
Siempre hay que ser capaz de generar material de vídeo y foto, independientemente. Ambos contenidos son igual de necesarios y cada uno tiene su propio tratamiento. En las escenas de acción intento aprovechar para realizar vídeo y foto simultáneamente. Hay veces que no me da tiempo, por las características de la situación, pero siempre lo intento. Con las escenas de entorno o paisaje es diferente, claramente hay veces que el momento pide registrar la imagen en una foto fija y otras que buscas describir la situación en un plano de vídeo, para apoyar el futuro montaje.
«Durante una larga expedición, con frío, humedad, altura… todo tiende a dejar de funcionar»
Se nota una gran mejora en la calidad de tus fotos. Las estás cuidando más. ¿Qué trucos tienes?
Cuando tienes que realizar vídeo y foto, a la vez, siempre tiendes a dar prioridad a uno de los dos medios. En mi caso siempre ha sido el vídeo. Siempre me he concentrado más en la imagen en movimiento, recurriendo, incluso, a extraer fotogramas para obtener la imagen fija y poder dar testimonio de algunos momentos. Pero últimamente estoy haciendo todos los esfuerzos posibles para dedicarle a la foto el espacio que se merece.
Esto me obliga a esforzarme más en mi trabajo, pero las recompensas son mucho mayores. No es simplemente cambiar de modo en la cámara, o apretar otro botón, sino de interpretar de diferente manera la escena que estás observando, buscar otros detalles, otros momentos que dan más fuerza a una imagen estática aportando, también, cierta personalidad del fotógrafo, para dar mayor vida a la foto. Por supuesto es muy importante realizar la toma en RAW, no para hacer grandes retoques en postproducción, si no para reforzar un poco más la intención con la que has querido tomar la imagen.
¿Cómo gestionas el equipo ante el frío y las dificultades del clima?
Durante una larga expedición, con frío, humedad, altura… todo tiende a dejar de funcionar. El frío siempre es un problema para el rendimiento de las baterías y aparatos electrónicos, pero, quizás, es peor la humedad, que lo devora todo complicando además el uso de lentes, cámaras…
«En esta vida, sin pasión, es difícil hacer algo interesante»
¿Cómo afecta la altura al trabajo con foto y vídeo?
Está claro que la altura no sólo afecta al rendimiento de las cámaras, también al de los fotógrafos. Cuanto más alto te encuentras los esfuerzos son mucho mayores para cualquier cosa, eso no es nada nuevo. Cuesta mucho más romper el ritmo de la ascensión para buscar una buena posición, sacar la cámara, enfocar, exponer y mantener el pulso para grabar una secuencia decente. Yo siempre trabajo con todos los parámetros de cámara en manual, para foto y vídeo, esté donde esté. Normalmente este esfuerzo extra se nota, especialmente sobre los siete mil metros. Cuando te diriges a la cima tienes que economizar al máximo, ya que las bajas temperaturas pueden afectar gravemente al rendimiento de la cámara y hay que asegurar la imagen de la cima sea como sea.
¿Cuánto peso llevas? ¿Qué es a lo que más te cuesta renunciar?
La verdad es que el desarrollo de los equipos ha contribuido a reducir bastante el peso de las cámaras. No me quejo nunca de llevar más peso por acarrear el equipo de trabajo, además suelo ser muy minimalista. Quizás, más que llevar peso, lo que más esfuerzo requiere es tener todo el rato en la cabeza la idea de recoger imágenes por el camino y observar continuamente el desarrollo de la etapa con los ojos de un fotógrafo, para que no se escape nada importante. Por otro lado, eso te hace disfrutar y exprimir al máximo la actividad.
Alpinista y cámara. ¿Es un dilema?
Ante todo alpinista, con todo lo que esta palabra implica. Si no te apasiona formar parte de la montaña, vivir en ella, disfrutar superando cada dificultad… no pintas nada aquí y el sufrimiento será mucho mayor a la satisfacción. Una vez que partes de esa base ya puedes desarrollar tu trabajo en la montaña, el cual también te tiene que apasionar para realizarlo lo mejor posible. Creo que en esta vida, sin pasión, es difícil hacer algo interesante.
Luis Miguel mantiene el blog Chandratal.com, donde cuelga muestras de su trabajo.
Interesante nota, algo distinto, otra visión de quienes suben la montaña. Pero creo faltó una pregunta más: que pasa con los guantes a la hora de hacer una fotografía a más de 8000 metros?