Luis Miguel López Soriano es cámara y fotógrafo, pero sobre todo es amante de la montaña. Carlos Soria y él son viejos conocidos: hace años que Luis le acompaña en los viajes para documentar en imágenes el desarrollo de las expediciones. Este año, de hecho, ha sido la persona que ha estado junto a él en el Himalaya más tiempo.
Fue el primero en llegar a Nepal a principios de febrero para coordinar las labores de la ONG que crearon tras el terremoto del año pasado, Ayuda Directa Himalaya, cuyo cometido es construir escuelas. Después empezó la aventura del Annapurna junto a Carlos, que terminó con cima hace unas semanas, y luego le acompañó al Dhaulagiri, que han pospuesto hasta la próxima primavera debido al mal tiempo.
Luis Miguel es un hombre de constrastes: está a la última en avances tecnológicos relacionados con el vídeo y la fotografía pero en su mochila siempre hay hueco para cargar acuarelas y pinceles. Le gusta pintar cuando está de expedición con trazos rápidos y sencillos en los que usa el agua de cada montaña. «El agua es la base de la acuarela y el comportamiento que tiene con la temperatura es muy diferente según la temperatura», contaba en una entrevista a propósito del lanzamiento del libro Montañas de agua (Ediciones Desnivel), que reúne sus dibujos.
Sea en digital o en papel, está curtido en eso de retratar las cumbres en las condiciones más complejas. Hace unas semanas consiguió grabar imágenes en la cima del Annapurna en medio de un temporal y, como cuenta en la entrevista, no es fácil: la cámara se congela, hay que quitarse los guantes, rascar el hielo y luchar contra ráfagas de aire.
Ascendiste el Annapurna como cámara y grabaste hasta en la misma cima con unas condiciones terribles…
El último día siempre es muy delicado, las condiciones son más duras que el resto y la temperatura es muy baja. En este caso, el viento era más fuerte de lo que pensábamos. Sabes que en cuanto saques la cámara el viento la congelará totalmente y vas a tener pocas oportunidades de grabar, por eso te vas reservando mucho para el momento de la cima, que es el más importante y el que no te puedes perder.
¿Cómo proteges la cámara en esas condiciones?
Guardé el equipo e intenté mantenerlo lo más caliente posible en el interior de su funda, pegado a mi cuerpo. Unos metros antes de la cima saqué la cámara y grabé varios planos de mis compañeros llegando a la cumbre, también algunas palabras suyas. Hacía tanto viento que en unos segundos la cámara se cubrió completamente de hielo. Para la segunda toma tuve que rascar con el dedo porque el botón de grabar también se estaba helando y no podía pulsarlo. La cámara respondió bien en unas condiciones tan malas como las que tuvimos en la cima del Annapurna. La tecnología sufre mucho y hay que intentar aprovechar el tiempo al máximo.
¿Cuántos minutos conseguiste grabar en la cima?
Conseguí hacer más de un plano, es decir, pulsar varias veces el botón de grabar; parece una tontería, pero en un momento así esta acción tan simple se convierte en una pelea entre la tecnología y las condiciones meteorológicas. Cada plano grabado tiene que durar lo suficiente para que tenga un ritmo y entidad narrativa adecuada.
«Sabía que la cámara se iba a cubrir de hielo en el momento en que la sacara»
¿Para grabar te quitas los guantes?
Debajo de las manoplas de cumbre llevo unos guantes finos con los que, más o menos, puedo operar con la cámara. A pesar de todo tengo que hacerlo lo más rápido posible para volver a la protección de las manoplas.
En el ataque a cumbre, ¿filmaste algo durante la ascensión o te reservaste solo para los momentos estrictos en la cima?
La mayoría de la ascensión hacia la cima es de noche y con la oscuridad es muy difícil captar una imagen con buena calidad. Estuve a punto de sacar la cámara en el corredor final, pero me quise reservar para el momento de cumbre. Llevaba la cámara bien protegida, pero la funda ya se encontraba cubierta de una capa de hielo con un espesor considerable; sabía que la cámara se iba a cubrir de hielo en el momento en que la sacara y posiblemente quedaría inutilizable, así que me reservé totalmente para la cima.
¿Y durante el resto de la ascensión?
Durante los días previos sí grabé todo lo que pude hasta el C4. En todos los intervalos, entre los campos intentas documentar lo mejor posible las zonas más impresionantes y bonitas del recorrido. Especialmente entre el C2 y el C3 tratas de filmar lo máximo, en esas partes tan empinadas, los seracs, las pendientes de hielo…
“No pienso solo en planos independientes, sino en secuencias editadas”
¿Qué criterio sigues para grabar?
Voy haciendo una edición previa en mi cabeza, sabes que tienes que grabar una serie de planos que al unirlos entre sí puedan narrar la ascensión con la mayor veracidad posible, con un ritmo atractivo. Yo pienso como editor o realizador. No veo planos independientes, sino secuencias editadas. Además de la acción, hay que grabar testimonios de los compañeros y situaciones en los diferentes campos. Estas palabras son las que dan el calor humano y un argumento a la historia. Una declaración en los momentos previos a salir de la tienda o llegando al campamento después de hacer cumbre es muy importante.
¿Qué cámara y qué objetivo subiste?
A la cumbre subí la Lumix GH4 porque es un poco más compacta y tiene un cuerpo muy bien sellado. El resto de la expedición estuve usando la Sony A7S2 con un adaptador para ópticas Canon, es mucho más luminosa, al ser full frame ofrece una calidad muy buena. En la cumbre usé la Lumix porque es más compacta, se puede proteger mejor y la batería dura muchísimo; puedes hacer la ascensión casi completa con una sola batería, ese detalle es clave. Usé la GH4 con un objetivo Lumix 12/35, más versátil, y dio muy buen resultado. En realidad la distancia focal verdadera es 24/70 por efecto de multiplicación del sensor. El tamaño del objetivo es corto, con lo que todo el conjunto abulta poco.
¿Renunciaste a la sensibilidad de la A7S2, entonces? En realidad la GH4 es 4K también…
Sí, al final los planos iban a ser principalmente de ascensión, grabados con luz de día, el objetivo era 2.8, por lo que no habría problema de luz. De hecho tenía que usar un filtro neutro para reducir pasos de diafragma. Las dos cámaras que he usado graban en una resolución 4K. Cuanto más compacta y manejable sea la cámara siempre te facilita el trabajo en condiciones duras, especialmente trabajando en un terreno muy empinado donde, muy a menudo, tienes que estar colgado de una inestable cuerda.
Decías que la batería te duró casi toda la ascensión…
Sí, llevaba cuatro baterías y solo usé una hasta el día previo a la cumbre. La cambié en el C4 para no tener que hacerlo durante la ascensión final. Funcionó muy bien, esa es una de las claves del éxito de la grabación: que la batería dure a pesar del castigo del frío.
¿Ahí arriba no se puede cambiar la batería?
No, sería añadir una traba más. Imagínate: si te cuesta encuadrar, enfocar, ajustar diafragma, pulsar el botón de grabar… añadir otra operación tan engorrosa como un cambio de baterías te podría estropear la toma. Además, no puedes perder tiempo, tienes que aprovechar el momento justo, no hay tiempo de preparar el plano, de parar la acción, aunque mis compañeros colaboran conmigo en todo momento.
«Estoy muy acostumbrado al trabajo en modo manual»
¿Las fotos de la cima están tomadas de la filmación?
Sí, otra de las ventajas del formato 4K es que te permite concentrarte en en grabar vídeo y siempre puedes usar un fotograma con muy buena calidad y un tamaño de fichero considerable. No es lo mismo que un RAW pero tiene calidad suficiente para cualquier tipo de publicación, web o impresa.
Hablabas de enfocar a mano incluso en la cima del Annapurna. ¿También mides a mano la luz o la velocidad?
Estoy muy acostumbrado al trabajo en modo manual, tanto en exposición como en velocidad y foco. Siempre grabo así y en la cima del Annapurna hice lo mismo. Trabajé en modo manual y ajusté diafragma, velocidad y foco. Muchas veces lo haces de una manera intuitiva. Sabes qué intensidad de luz hay aproximadamente y los valores de diafragma y velocidad que tienes que ajustar instintivamente. Es a lo que estoy acostumbrado.
¿Cómo cuidas la cámara durante la ascensión?
La cámara la trato todo lo bien que puedo. Al llegar a la tienda la seco y la protejo de la humedad. Normalmente la pongo cerca de mí, en la cabecera del saco, cubierta con ropa. La seco si tiene humedad, miro si se ha manchado el objetivo… Las baterías las suelo guardar dentro del saco para tenerlas en un lugar caliente y seco.
Sigue siendo mucho frío para la cámara…
Sí, pero la proteges todo lo que puedes, lo peor es la humedad. La cubres con ropa, en un lugar cerca de ti donde le transmites el calor corporal. Procuras siempre que no se congele. Lo peor es cuando te toca trabajar con malas condiciones. Hay una gran diferencia entre usarla durante la ascensión, por debajo de siete mil metros, y trabajar en la cumbre de un ochomil, especialmente si las condiciones metereológicas son adversas. En la cima del Annapurna, en pocos segundos mi cámara estaba cubierta de una cáscara de hielo. Esos sí que son momentos duros para el equipo de trabajo.
“La cámara es importante, pero el objetivo es clave para conseguir más calidad en la toma”
¿El vaho también genera problemas durante la ascensión o solo al entrar y salir de la tienda?
El vaho se produce sobre todo por el cambio de temperatura entre dos espacios diferentes. Muchas veces se sufre más en el campo base, cuando entras desde el exterior a grabar en una tienda donde la temperatura es más cálida. Si se te empaña la cámara y el objetivo, lo tienes que limpiar y esperar con paciencia a que el aparato se aclimate. Arriba no hay un cambio tan drástico de temperatura entre el exterior y el interior de la tienda.
¿Estás notando mucha diferencia entre la Sony A7S2 y la Lumix GH4?
No hay una diferencia tremenda. La Sony es una cámara muy luminosa, full frame, en general trabajas con menos profundidad de campo y eso aporta cierta estética con apariencia cinematográfica que se ha puesto de moda. La calidad también depende mucho del objetivo que utilices. En esta ocasión hemos usado una gran variedad. Mi compañero Carlos Vicente tenía una colección de objetivos muy buena y los compartíamos en foto y vídeo. La elección de cámara es importante, pero el uso de un buen objetivo es clave para conseguir la máxima calidad en la toma.
La GH4 no se ha quedado tan anticuada…
Ni mucho menos, es una cámara muy buena para tomas rápidas de acción, deportes, etc. Lleva un software muy bueno, tiene un buen tamaño para cargar con ella durante una gran ascensión, el cuerpo está muy bien sellado, las baterías duran mucho y graba en una resolución de 4K.
Es tu tercer ochomil tras el Gasherburm I, el Kanchejunga y el Annapurna, y la décima expedición con Carlos Soria.
Sí, en el 93, creo, con 22 o 23 años subí al Gasherbrum I, luego al Kanchejunga con Carlos y ahora he subido a la cima del Annapurna también con él. Además he estado en otras montañas como el K2, el Shisha Pangma, el Dhaulagiri y en cimas más bajas de 7.000 y 6.000 metros. Con Carlos también subí a la cima del Ama Dablam, que no es un ochomil pero es una montaña fantástica.
¿El Annapurna ha sido tu cima más dura?
Bueno, el Kanchenjunga también es un montañón, pero el Annapurna tiene un componente psicológico muy grande. Aunque seas el más optimista del mundo, sabes que existen muchos peligros objetivos. Lógicamente no hay que hacer tanta incidencia en la tragedia, ni recrearse en el drama, pero es algo que está presente y lo aceptas. Nosotros hacemos todo lo posible para minimizar el riesgo, pero es la montaña que es y lo sabes. Cuando vas del C2 al C3 y observas todos los bloques de hielo que han caído a lo largo de recientes avalanchas, sobre el terreno que tienes que atravesar en ese mismo momento, es inevitable pensar hacia qué lugar deberías salir corriendo si se produce un desprendimiento. En ese mismo lugar grabamos una impresionante avalancha unos días antes…. sabes lo que hay.
«Por encima de tu profesión tiene que estar el sentimiento hacia la montaña»
Pasas por el sitio donde cae una avalancha…
Sí, desde el C2, la primera vez que decidimos no intentar la cima, vimos cómo caía una avalancha. En ese momento un grupo se dirigía al C3. Fue impresionante ver caer esa cantidad de nieve y hielo mientras unos puntitos se refugiaban en el margen izquierdo, afortunadamente, a salvo de la avalancha…. pero tampoco hay que darle mayor importancia.
No se le da importancia, pero se asumen unos riesgos y unos compromisos muy importantes. Además eres padre.
Lo tienes que asumir. Si no eres consciente de ello es que no te has enterado donde estás.
¿Tú eres cámara o alpinista?
De todo. La montaña es mi vida. Creo que un cámara profesional que no tenga la pasión necesaria por vivir en estos lugares no se debería plantear trabajar aquí por cuestiones laborales o económicas. Por encima de tu profesión tiene que estar el sentimiento hacia la montaña, es parte de tu vida, donde te sientes a gusto y donde disfrutas. De otra manera no me imagino desarrollando mi trabajo en una montaña como el Annapurna. En mi caso mi profesión ha terminado convergiendo con mi pasión.