Cuentan que, hace cientos de años, los dos lagos que rodean la ciudad suiza de Interlaken formaban uno solo, y sobre él comenzaron a construir los primeros habitantes sus hogares, ganándole terreno al agua con plataformas artificiales. Hoy Interlaken – entre lagos en alemán– es una acogedora y turística ciudad atravesada por el río Aar, en la que no faltan todo tipo de tiendas (sobre todo de chocolates, navajas y relojes, por supuesto), alojamientos y restaurantes.
Inscrita en la región del Oberland (en el cantón de Berna, uno de los 26 que conforman Suiza) la localidad limita al este con este el gran lago Thun, recorrido frecuentemente por barcos que trasladan a los vecinos entre los distintos pueblos y también a los visitantes que desde las aguas pueden disfrutar de las puntiagudas casas alpinas y sus cuidados jardines.
Todo en la región parece una postal: flores coloridas en los balcones, niños que pasean al aire libre, fachadas de madera tallada, calles siempre limpias… (a veces una gira la esquina con miedo a que desaparezca el escenario).
Al otro lado de Interlaken, el lago Brienz luce sus aguas azuladas, producto del deshielo glaciar –cada vez más veloz y acuciante– refleja las cumbres de las montañas que rodean este encajonado valle. Sobre él navegan algunos barquitos veleros, de remos, paddle surf y también… ¿qué es eso que parece un pequeño restaurante flotante? Efectivamente, eso es: un grupo de turistas disfrutan de una raclette dentro de una pequeña barca en medio del lago, mientras contemplan el sol escondiéndose tras el horizonte.
Todo es posible en esta villa encajonada entre lagos y montañas, reina del disfrute (para quien pueda pagarlo) que también ofrece tantos otros placeres asequibles, como las muchas rutas de senderismo de su entorno o el espectáculo ardiente de sus bosques en otoño.
En tren cremallera hasta Harder Kulm
Ya en los años de la Belle Époque – finales del s. XIX, principios del XX– Interlaken se erigió como destino privilegiado de los nobles e intelectuales europeos (el mismo Gohete le dedicó un poema) y desde entonces conserva su aura de destino de alto nivel internacional. Atestiguan ese dorado pasado edificaciones como su antiguo casino, construido en 1700 a iniciativa francesa, y durante unos años cerrado ante la prohibición del juego, hoy día en funcionamiento.
Pero si hay algo que distingue Interlaken y sus alrededores de otros destinos de montaña es que no es necesario estar en buena forma para contemplar las privilegiadas vistas desde sus montañas. Podemos realizar la caminata que asciende hasta el Harder Kulm (a 1322 m de altitud), o podemos optar por tomar el tren cremallera que va ascendiendo por la empinada ladera hasta casi la misma cumbre.
Desde lo alto se prolongan diversas rutas de montaña que se adentran en sus bosques y crestas. Y si necesitamos un tentempié, el restaurante saciará no solo el estómago, también la mirada con sus magníficas vistas al valle, con los lagos al fondo y las montañas circundantes.
Información sobre los precios y horarios del funicular en este enlace.
El regalo de sentirse pájaro
También existe la posibilidad –apta para todos los estados de forma, aunque no para todos los bolsillos– de sobrevolar los tejados de las casas de montaña, las copas amarillas de los árboles, los lagos, al fondo los picos nevados… en un divertido parapente biplaza que, en unos breves pero inolvidables 15 minutos, nos devuelve al limitado mundo de los seres no alados.
Información sobre los vuelos en parapente biplaza en esta web.
Tren Jungfrau Railways, con precisión suiza
Si en el horario de tren indica que pasará a las 10.18h, que no te quepa la menor duda de que pasará exactamente a esa hora, ni un segundo antes ni un segundo después, tal es la precisión con la que la compañía Jungfrau Railways gestiona sus transportes. No hay medio más cómodo y fácil para viajar entre las distintas poblaciones de estos valles alpinos.
Horarios y tickets de los trenes en su página web.
Grindelwald, bajo el influjo del Eiger
La visita a Grindewald está dominada por la imponente vigilancia de la cara norte del Eiger, esos temibles y verticales 1800 metros donde tan fundamentales renglones de la historia del alpinismo se han escrito y que se pueden ver de cerca al pasar con el moderno telecabina Eiger Express, inaugurado en 2020. El vivac de la muerte, la araña blanca… sobrecoge contemplar la pared en la que tantos pioneros perdieron la vida persiguiendo un sueño, como nuestros grandes Rabadá y Navarro.
La comuna de Grindelwald luce en este otoño un idílico paisaje de verdes pastos salpicados de vacas y cabañas de madera al más puro estilo Heidi, afiladas cumbres y glaciares en retroceso, con un centro urbano surtido de cuidados hoteles y establecimientos donde degustar su gastronomía de calidad. En unas semanas comenzará a vestir su manto blanco que ya no se quitará hasta avanzada la primavera.
Jungfraujoch, la guinda del pastel
El principal atractivo de la zona es la ascensión al llamado Jungfraujoch Top of Europe, mediante el mencionado veloz telecabina primero y un tren después que en poco más de media hora (y algo más de 200 euros ida y vuelta, aquí los precios y horarios) supera un desnivel de más de 2 000 metros: desde los 1 034 metros del núcleo urbano de Grindelwald hasta la última parada: la estación de tren más alta de Europa, ubicada a nada menos que 3 454 metros. Acostumbrarse a la altitud suele llevar un tiempo de adaptación.
La remodelación de la estación y el telecabina moderno son recientes (2020), pero la iniciativa data de muchos años atrás. Fue el visionario empresario Adolf Guyer-Zeller quien primero concibió un túnel que horadara la montaña para subir a los turistas hasta la misma cumbre. Aunque su idea original era ascender hasta lo alto del Jungfrau, tuvo que conformarse con llegar “solo” a la cima anterior, ubicada entre las montañas del Mönch (4107 m) y del Jungfrau (4 158 m).
Las obras del túnel se prolongaron mucho más de lo previsto, implicando el trabajo de cientos de personas –muchas de ellas inmigrantes italianos– e incluso el fallecimiento en accidente de trabajo de una treintena (unas placas en las paredes del túnel salvan del olvido sus nombres). Hasta 16 años estuvieron excavando el túnel (comenzaron en 1896 y lo inauguraron en 1912), que se prolonga 7,5 km por dentro de las montañas del Eiger y del Mönch, de un total de 9,3 de recorrido del tren.
Por cierto sobre la toponimia cuentan que el Eiger (Ogro) no pudo llegar hasta el Jungfrau (Doncella) porque el Mönch (Monje) estaba en medio…
En la salida nos espera todo un complejo que incluye, entre otros atractivos, un restaurante con vistas panorámicas a las montañas, varias tiendas (cómo no, de relojes y de chocolate, “las más altas del mundo”) y una cueva de hielo con esculturas talladas. En 1996 añadieron un ascensor que sube 108 metros finales de la montaña hasta una terraza superior, a 3571 m. Actualmente la instalación recibe miles de visitas diarias (en especial de turistas asiáticos y árabes, los de mayor poder adquisitivo) y todo el conjunto da empleo a más de 500 trabajadores.
Lo mejor: las vistas a las montañas circundantes y en el medio el gran glaciar Aletsch que es, con 22 km de recorrido, de los más largos de Europa aunque, como el resto, sigue mermando sus hielos ante el calentamiento global.
El conjunto de montañas y glaciares Jungfrau-Aletsch-Bietschhorn fue declarado en 2001 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, abarcando unas 54 000 hectáreas.
En este vídeo puedes ver más de cerca las inigualables instalaciones de esta «cima de Europa» en Jungfrau.
Información sobre Top of Europe en su web.
Tirolina, patinetes de montaña, pasarelas… sin espacio para el aburrimiento
Si buscas un ocio activo, la región tiene mucho que ofrecer a lo largo de todo el año. Siendo el esquí (en todas sus modalidades, tanto alpino como de montaña) el deporte estrella para practicar en el invierno, el resto del año, cuando la nieve no cubre sus laderas, las instalaciones se aprovechan para realizar muchas otras alternativas de entretenimiento en el medio natural.
Desde lo alto del telesillas Grindelwald-First se puede disfrutar de varias tirolinas, de pasarelas que ofrecen privilegiadas vistas y por supuesto numerosos caminos para senderismo, el trekking o la bicicleta de montaña. Además, de bajada, puedes optar por tirarte por unos toboganes, subirte a un patinete de montaña o a un Cart de montaña (sin motor) y descender liberando un poco de adrenalina por las pistas acondicionadas para la práctica de estas actividades.
Entre las variadas excursiones de los alrededores destaca el recorrido por la garganta del Glacier Canyon, con pasarelas, redes e iluminación, remontando el curso del río hacia la morrena del glaciar.
Puedes descubrir las múltiples actividades que ofrece la región de Jungfrau en este mapa interactivo.
Igualmente, cuentan con un completo calendario de eventos, que incluye competiciones de esquí, festivales o incluso un concurso de arte en hielo. Agenda detallada en esta web.
