Que el Valle de Arán considera a las vías ferrata como un elemento importante para promocionar el turismo deportivo es algo que salta a la vista al escalar la vía ferrata de Eth Taro, la cuarta y última que se ha instalado en el valle pirenaico.
Se trata de un itinerario divertido, variado y con un equipamiento de primera (por ejemplo, la línea de vida posee conos antichoque para absorber el impacto en caso de caída, un elemento poco usual en las ferratas ibéricas), pero que “obliga” al escalador a utilizar las presas naturales o el cable, bien tensado a tal efecto, lo que le da un aire más «técnico» al itinerario.
La vía busca el mejor itinerario por la ladera rocosa que hay frente a la población de Arties.
El inicio está en una placa tumbada de roca blanca –de ahí su nombre– que está en el espolón situado en el margen izquierdo de la zona de escalada deportiva.
Descripción
Aproximación
Desde Viella continuar por la C-28 en dirección Arties. Hay que cruzar esta población e ir atento para localizar, poco antes de salir de ella, una amplia explanada de tierra a mano derecha que hace el papel de aparcamiento. En la explanada hay una marquesina con el panel informativo de la ferrata.
Desde este lugar ya podemos ver nuestro objetivo así que todo es ponerse a andar para atravesar Arties. Hay que abandonar la carretera por la calle Reiau y seguirla hasta donde confluye con el barranco de Artigues.
Tenemos que continuar unos diez minutos por una pista que lleva hacia la zona de escalada deportiva. La vía ferrata empieza en el espolón situado en el margen izquierdo de esta escuela.
Recorrido
La primera parte se desarrolla por unas placas inclinadas durante una veintena de metros que conduce al primer tramo vertical seguido de una travesía horizontal ya nos da una idea de cómo está construida esta ferrata.
Un cable de vida tenso nos ayudará a progresar en aquellas zonas donde no hay grapas. Tras la travesía horizontal llegamos al primer puente de cable que se puede hacer con técnica de tirolina, para lo que hay que llevar una polea.
Después, otra travesía de veinte metros nos dejará a pie del péndulo, la instalación estrella. Hay que pescar la cadena con un gancho. Un cartel con instrucciones nos indica cómo proceder para superar esta prueba con seguridad.
Durante unos segundos estaremos colgados a unos cuantos metros del suelo mientras una campana no para de sonar. Como mínimo, emocionante. El péndulo es evitable si se utiliza el puente de treinta metros que comienza por debajo del péndulo.
Este segundo puente también se puede cruzar en modo tirolina. Para realizar las dos opciones de la vía ferrata, una vez finalizada una de ellas podemos descender por el escape situado antes del primer puente, repetir éste y salir por la opción deseada.
Una pared vertical será el último obstáculo para terminar la ferrata. La línea de vida tensa, nos ayudará a superar los metros finales Llegados al cartel indicador de fin de ferrata la cosa está clara: poner dedicatoria en el libro de registro que hay en el buzón y emprender el camino de retorno por sendero perfectamente marcado.
Descenso
Desde el final de la vía ferrata, donde está el libro de registro, por una travesía en terreno fácil a buscar unas repisas hacia la derecha equipadas con cable y seguir el camino de descenso hasta el aparcamiento, al que llegaremos en veinticinco minutos.
Ficha
Altitud del inicio: 1217 m.
Longitud: 330 m.
Desnivel: 110 m.
Longitud total: 2100 m.
Dificultad: K4
Equipamiento: puentes, tirolina, escalones y péndulo. En cada tramo de vida hay gomas para proteger posibles caídas.
Aproximación: 20 min.
Ascensión: 1 h 20 min.
Descenso: 25 min.
Orientación: oeste.
Apta para niños: el primer tramo no.
Iniciación: sí.
Año de instalación: 2018.
Otras ferratas cercanas: Poi d’Unha y Tossal de Miravet.