Daniel Ladurner y Hannes Lemayr conforman una cordada ya clásica en Dolomitas, con una probada hiperactividad aperturista de sobras contrastada. Sus primeras rutas juntos de alto nivel se remontan a 2016 y ya entonces mostraban su característica firma que garantizan dureza y estética sobre terreno mixto.
El valle de Langental (Vallunga en italiano) ha sido uno de sus terrenos de juego favoritos. Allí ya abrieron Once in a lifetime (165 m, M8, WI6+) junto con Florian Riegler y 747 (M7, WI5+) en febrero y marzo de 2018. Y no han dejado de revisitarla para seguir aportando sus creaciones.
Este invierno, su actividad en Langental ha sido más prolífica que nunca. Los dos surtiroleses han ido sumando apertura tras apertura en un frenesí inusitado y que ha dejado el valle sembrado de nuevas líneas.
Airbus (215 m, M8, WI5+)
Antes incluso de que comenzara el invierno astronómico, el 5 de diciembre, Daniel Ladurner y Hannes Lemayr comenzaron a sacar partido al precoz hielo que para entonces se había presentado de forma mucho más copiosa de lo habitual en Dolomitas. Aquel día estuvieron acompañados por Igor Griessmair y fueron a por una “inusual formación” entre Airport y Jumbo jet.
Tras echar un vistazo, se lanzaron a por una línea de 215 metros que resolvieron en seis largos variados, con hielo sólido, verglás, placa, travesías y un techo para terminar de añadir picante al final. Las mayores dificultades, valoradas en M8 de mixto y WI5+ de hielo corresponden precisamente a ese techo de los últimos dos largos.
La llamaron Airbus y, como información para los repetidores, los aperturistas solo usaron tres parabolts en toda la ruta.
Symphony (170 m, M7, WI5+)
El 27 de diciembre, Daniel Ladurner y Hannes Lemayr fueron a un rincón del valle que conocen perfectamente, para comprobar el hielo formado en una línea paralela a su Teufelsgeige, vía que ellos mismos trazaron en diciembre de 2018 y que hoy en día es ya una clásica moderna del sector. Habían visto la opción semanas antes y finalmente se lanzaron a por ella.
El resultado consiste en cuatro largos, con las mayores dificultades arriba del todo, con una sección técnica de mixto para acceder a la columna de hielo superior. Le pusieron el nombre de Symphony.
Ein tag zum träumen (550 m, M7, WI6)
Su apertura más reciente en Langental, de la semana pasada, se encuentra situada al fondo del valle y es una de las más espectaculares de su larga carrera como cordada. Conecta dos secciones de mixto complejo con buena roca y tres elegantes pilares de hielo, que se pueden proteger bien con material extraíble y un total de diez clavos que dejaron puestos. Eso sí, la línea de hielo está orientada al sol, con lo que es necesario que las condiciones sean óptimas para poder llevar a cabo una ascensión segura. Ellos la habían analizado en varias ocasiones desde que la descubrieron en 2015 y necesitaron tres intentos este invierno hasta por fin completar la primera ascensión el pasado 23 de enero.
El tramo más difícil de la vía se sitúa en el L3 de la docena de largos de que se compone. Allí, hay que escalar con cuidado un carámbano de hielo confiando en unos seguros delicados. Daniel Ladurner y Hannes Lemayr aseguran haber visto desmoronarse ese carámbano dos veces por la acción del sol, horas después de haberlo escalado.
Decidieron bautizar esta creación con el nombre de Ein tag zum träumen, que se podría traducir como “un día para soñar”. Un nombre que comunica las maravillas de esta nueva ruta.
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