Carlos Torija Muñoz, de 33 años, vive en Hoyo de Manzanares, un pueblo de la sierra de Madrid, aunque pasa media vida entre el Pirineo y lo viajes para saltar. En invierno, es profesor de esquí en Baqueira Beret, y además se gana la vida como patrocinado de Dream Walker, un proyecto de saltos con cuerda nacido en Polonia y basado en la caída libre controlada que practicaba Dan Osman en Yosemite hace 20 años (falleció en un intento de salto de unos 305 m).
“Siempre he sido muy inquieto y deportista, esto unido a mi interés por experimentar nuevas sensaciones me ha llevado a practicar todo tipo de deportes: escalada, slackline-highline, buceo, paracaidismo, rope jump. La escalada, el slackline y highline con los que comencé, han sido la base de mi entrenamiento mental, muy importante en este tipo de deportes”, explica Carlos Torija.
Probó por primera vez el salto con cuerda de la mano de Dream Walker. Fue una “experiencia que marcó un antes y un después en mi vida y desde entonces no he dejado de saltar. Cuando te enfrentas a tus miedos y los vences te sientes imparable y todo lo que has visto desde lejos y con lo que has soñado de repente se vuelve tangible y al alcance de tu mano”.
El pasado 6 de julio, toda esa trayectoria cristalizó en un salto con cuerda de récord en el Kjerag (Noruega). Después de un mes de expedición, ese día realizó un salto de 571 metros de caída total y 424 metros de caída libre. Casi 100 metros más de caída total que el récord anterior.
“Llevo más de 4 años haciendo rope jump”
Hablamos con Carlos para que nos cuente los detalles de una actividad poco conocida y que da miedo con sólo ver los vídeos.
¿Cuándo comenzaste a practicar esta modalidad?
Llevo más de 4 años haciendo rope jump con Dream Walker. Empecé con saltos pequeños y poco a poco –entrenando y haciendo paracaidismo– fui aumentando la altura, haciendo saltos más grandes. Un salto de estas características requiere mucho tiempo de preparación y entrenamiento. Para ello, combiné los saltos con cuerdas, con avión y túnel de viento. Volar con cuerdas no es fácil, y a medida que aumentas la altura se vuelven más peligrosos. Pasados los 4 primeros segundos, el aire unido a la velocidad se convierte en un factor muy importante a tener en cuenta. La fuerza y resistencia a las que debes hacer frente requieren gran control y concentración, ya que cada movimiento del cuerpo tiene un efecto. A esta dificultad, hay que añadirle los muchos metros de cuerda que vuelan contigo.
Actualmente soy profesional esponsorizado por Dream Walker y, gracias a eso, me es posible entrenar todo lo que necesito.
“Desde que era pequeño, Dan Osman fue un referente para mí”
¿Quién fue para ti Dan Osman?
Desde que era pequeño fue un referente para mí. La escalada siempre ha estado muy presente en mi vida y más tarde el rope jump llegó sin buscarlo. Alucinaba viendo los videos de los saltos que hacía en Yosemite en los 90 y sus escaladas en solo integral; tenía una mente privilegiada. Fue pionero en el rope jump, algo que no debió ser sencillo ya que, como he mencionado anteriormente, el montaje que conllevan es complejo y, sobre todo, hay muchos pequeños detalles importantes a tener en cuenta para que todo funcione correctamente. Él fue el primero en desarrollar y experimentar este tipo de saltos y desgraciadamente murió en uno de ellos.
¿Qué otros saltos importantes habías hecho antes de este?
He saltado en el cañón del Verdon (Francia), en la 2ª edición de Dream Walker. En la paradisíaca Navagio Beach o Shipwreck Beach en Zakynthos (Grecia), durante la 3ª edición de Dream Walker. En el acantilado de Matera Basilicata (Italia), en la 5ª edición de Dream Walker. En la Princess Tower de Dubai, el proyecto más difícil y grande del mundo junto con Redbull y Skydive Dubai, formando parte de la 6ª edición de Dream Walker; un rascacielos de 414 metros de altura en el que utilizamos más de 13 kilómetros de cuerda y montamos dos tirolinas y dos sistemas de saltos para hacer saltos combinados, saltos base y rope jump. También en el Hotel Bali de Benidorm en la 7ª edición de Dream Walker. En Polonia, en la Dream Tower de 222 metros, un punto fijo de saltos y uno de mis lugares de entrenamiento. Pero sin duda, el de Kjerag en Noruega, ha sido el salto más grande y difícil que he hecho siendo la 10ª edición de Dream Walker.
“El montaje del sistema para saltar es un proceso bastante largo y complicado”
¿Cómo planificas un salto de estas características?
El encargado de la planificación de los saltos es Tomasz Zielinski, el director y fundador del proyecto Dream Walker. Tiene muchísima experiencia y una cabeza brillante.
En primer lugar, es necesario visitar la zona, grabarla con dron y medir distancias con láser para luego poder analizarlo todo detenidamente y saber exactamente qué vas a necesitar y si es posible realizar el salto. Luego se deben gestionar los permisos para llevar a cabo el proyecto. Los puntos de salto que solemos elegir son puntos famosos por el salto BASE. Si se puede hacer BASE, se puede saltar con cuerdas, siempre y cuando la zona permita el montaje del sistema. Es un proceso bastante largo y complicado.
Tras el salto, dependiendo del enclave elegido, o te bajan con las cuerdas hasta el suelo o te suben de nuevo. En el rope jump se pueden lograr más segundos de caída libre y ajustar más los metros que te separan del suelo, ya que no necesitas abrir paracaídas. Por otro lado, es más seguro que el salto BASE y a la vez es un entrenamiento muy bueno si tu objetivo es llegar a hacer salto BASE. Con el rope jump, puedes entrenar con seguridad las salidas o entrenar saltos acrobáticos y una de las cosas más importante es que permite realizar gran número de saltos en un solo día, lo que supone un entrenamiento intensivo, bien orientado al salto BASE o a perfeccionar la técnica del rope jump.
¿Qué salto tenía hasta ahora el récord mundial?
El récord mundial anterior lo tenía un equipo de rusos que hicieron un salto de 392 metros de caída libre y 486 metros de caída total. Se llevó a cabo en el puente Siduhe, localizado en China, en 2015.
“El rope jump es un deporte de equipo”
¿Cuáles son las principales dificultades y riesgos de esta práctica?
El rope jump es un deporte de equipo. El montaje y control del complejo sistema de cuerdas y plataforma es de vital importancia. Por ello, es muy importante tener a tu lado a los mejores profesionales, pues son ellos los que hacen que el salto sea posible. El saltador –yo en este caso– sólo es una pieza más del engranaje.
Es un deporte accesible a todo tipo de personas que por supuesto cuenten con un entrenamiento previo, y el salto a realizar no sobrepase sus capacidades. Los saltos de mayor tiempo en caída libre suponen una mayor dificultad y exigen una amplia experiencia y un gran nivel técnico.
Cada emplazamiento es diferente y el sistema debe adaptarse a las características del lugar. Es importante tener una gran capacidad de visión, planificación y estar preparado para la resolución de imprevistos constantes. Hasta el último detalle cuenta, y todo esto se adquiere a partir de la experiencia, a base de desarrollar diferentes proyectos en enclaves distintos. Así cada expedición te aporta nuevos conocimientos.
En el caso de Noruega, no tuvimos clara la viabilidad del proyecto del récord hasta que estuvimos cerca de conseguirlo. Las condiciones medioambientales no acompañaban: viento, agua, nieve y bajas temperaturas durante días retrasaban el montaje y la preparación del equipo y del sistema. Sólo contábamos con un mes para lograrlo y las lluvias no cesaban; debimos esperar a que apareciera una ventana de buenas condiciones para empezar con las pruebas.
Vivimos acampados en la cima a pocos metros de la pared. Sólo tuvimos 5 días de tregua en todo el mes. Cuando terminamos de montar todos los sistemas y se hizo el primer salto de prueba, todos pensamos que sería casi imposible batir el récord dada la proximidad de la pared con la vertical de las cuerdas. El problema era la existencia de un saliente de casi 20 metros a 300 metros en la vertical, con lo cual era necesario hacer track, una posición que adoptas con el cuerpo para avanzar hacia adelante necesaria para sortear ese primer obstáculo. Llevaba puesto un tracksuit, un traje especial para poder volar mayor distancia. Otra dificultad era el péndulo que se producía al terminar la caída libre y entrar en juego las cuerdas, este te desplazaba con velocidad hacia la pared con el riesgo de impactar contra ella. El efecto del péndulo es parecido al balanceo de un columpio, cuando se ha acabado la caída libre y entran en juego las cuerdas a las que estás conectado. Si quieres evitar el balanceo en vez de empujarlo, lo sueltas desde la vertical minimizando así el movimiento anteroposterior. Por ello tuvimos que romper todos los esquemas y volar hacia la vertical de las cuerdas muy cerca de la pared ayudándome de una referencia y al saltar me concentraba en volar hacia ella, lo cual era muy difícil porque a la vez debía controlar el ángulo y la velocidad ya que era posible pasarme la referencia y si eso ocurría luego tendría problemas con el péndulo. Y al contrario, si no llegaba a la vertical y me quedaba corto, también tendría problemas con el péndulo. Esto es algo que no se había hecho nunca por el grado de peligrosidad ya que vuelas muy cerca de las cuerdas y de la pared.
“En el salto previo al del récord toqué la pared con los pies… tuve suerte”
Gracias a la ventana de buen tiempo que duró 3 días, empezamos con las pruebas. Hice cerca de 20 saltos en esos 3 días. Los últimos 4 saltos del segundo día fueron decisivos para el récord ya que empezamos a añadirle 25 metros más a cada salto. Una vez terminado el salto se comprobaba que el péndulo era mínimo, que no había riesgo de chocar contra la pared, y a la vez, analizábamos los salientes de esta para ver si era posible meter aún más metros de cuerda. En el tercer salto decidimos sumarle 50 metros más, este ya era el noveno salto del día y me desvié un poco de la línea hacia la izquierda, lo que provocó que durante el péndulo acabara tocando la pared con los pies. Fue bastante suave pero tuve suerte de no impactar contra un saliente que había próximo a mí. Ese fue el primer salto récord pero la batería del GPS se agotó con el frío, así que no teníamos lectura exacta del salto.
Al día siguiente el plan era hacer el último salto y récord definitivo sumándole 25 metros más. Fue una noche difícil y todos estábamos bastante nerviosos y tensos dado lo que había pasado en el último salto. Al día siguiente a las 9 de la mañana hice el último salto bien descansado y muy concentrado en hacer la línea perfecta para evitar el péndulo y chocar de nuevo contra la pared. El salto resultó perfecto, casi no hubo péndulo y me quedé a menos de un metro de la pared. Al finalizar el salto, fueron momentos muy difíciles para todo el equipo ya que yo lo vivía en primera persona pero mis compañeros desde arriba no me veían y no sabían qué estaba pasando hasta que empecé a gritar sin parar y me fue imposible contener las lágrimas. Demasiadas emociones contenidas. Cada salto, con más metros de cuerda, era como un salto nuevo. Psicológicamente es bastante duro y hay que mantener la mente limpia y muy concentrada en lo que tienes que hacer. En este salto hice un total de 571,7 metros, 424,8 metros de caída libre y una distancia recorrida hasta la vertical de las cuerdas de 759,4 metros, marcas que todavía me cuesta creer.
“Ya tenemos varios proyectos en mente para el año que viene”
¿Tienes ya otros proyectos en mente?
El proyecto Dream Walker, cuyo objetivo es dar la vuelta al mundo en 80 puntos de salto, es un proyecto abierto a todo tipo de personas que quieran experimentar un salto de estas características. Es una experiencia que te cambia la vida.
Noruega ha sido muy difícil. Teníamos más de 2.000 kilos de material y necesitamos un helicóptero para subirlo a lo alto de la pared donde instalamos el campamento base. Ha sido muy duro vivir en tiendas de campaña durante un mes con unas difíciles condiciones climáticas.
A día de hoy hemos realizado 10 expediciones con lo que nos quedan muchos proyectos increíbles, cada vez más ambiciosos. Siempre intentamos superarnos e ir más allá. Tenemos varios proyectos en mente de cara al año que viene.
Tomasz Zieli?ski, director y creador del proyecto Dream Walker (sin él jamás habría intentado este salto); Agata Majerczak, su cofundadora; ?ukasz Mi?uch, quien forma parte del equipo técnico y además batió en 2013 el primer récord de rope jump del proyecto, también en Noruega; Krzysztof Sawicki, ?ukasz Maziarz y Andrzej Wa?asiewicz, los tres del equipo técnico. Sin ellos el proyecto no habría sido posible. Este nuevo récord mundial es de todo el equipo de Dream Walker.
Por último, quiero agradecer a Dream Walker, el haberme dado la oportunidad de participar en este gran proyecto y haber confiado en mí desde el principio. Ahora toca entrenar duro para poder hacer cosas más grandes.