La fachada de Arkose, en la C/ Leñeros nº 4 (a unos 10 min de Cuatro Caminos), mimetizada con el resto de edificios del barrio madrileño, no presagia su luminoso y amplio interior. Es por este contraste que a muchos de los rocódromos de esta cadena francesa se los denomina “Secret spots” porque realmente no esperas lo que vas a encontrar dentro. Tras el vestíbulo lo primero a lo que se accede es a la barra del bar, en un lugar estratégico y fabricada en acogedora madera, material predominante del que también son los paneles de escalada.
Son en total unos 900 m2 de instalación, con dos espacios conectados dedicados al boulder y, en el centro, la cantina con mesas tanto altas como bajas para comer, relajarse, llevarse el ordenador y trabajar… La calidez del ambiente se refuerza con la luz natural que entra por los ventanales interiores y con la decoración abundante en plantas. También el menú del día (a 13,90 eur), con platos como huevos cocotte, gnochi casero o flan parisino, nos indica que esto es algo más que un rocódromo.
Y es que de eso se trata, aquí no se viene solo a escalar, o sí, pero si te apetece puedes pasarte simplemente a comer, a charlar, a pasar el rato… Este encuentro de escalada, ocio y gastronomía saludable es precisamente lo que ofrecen los rocódromos Arkose (que toma su nombre de un tipo de roca arenisca, en francés) que en sus diez años de existencia ha inaugurado ya 25 centros. Entre ellos, de momento, solo este de España. Hablamos su directora de marketing, María Fuentes –francesa aunque de padre español– que nos explica las claves de su propuesta.
¿Crees que realmente los fundadores de Arkose hace diez años eran conscientes del crecimiento que iba a tener la escalada?
Yo creo que realmente no tenían previsto que hubiera este crecimiento y funcionara tan bien. Al principio lo empezaron dos primos, uno de ellos era un escalador que vivía en París y que no encontraba mucha oferta cerca de la ciudad para entrenar; el otro propuso ofrecer también un servicio para las empresas de alrededor, y fue así como empezaron creando un rocódromo en Montreuil, en el que la parte de restauración también tenía importancia. Y esto en realidad tiene todo el sentido, porque normalmente después de escalar te apetece socializar, tomarte una caña, comer… Además, sobre todo en Francia si acabas tarde de escalar es difícil encontrar sitios abiertos para cenar, así que ofrecían un buen servicio tanto para los escaladores como para cualquier persona que quisiera ir solo a comer.
Por tanto, la unión de sala de entrenamiento con la restauración ¿es vuestro principal rasgo distintivo?
Sí, esto es así, unido con el ocio. Rápidamente se desarrolló el concepto, abrieron el segundo centro en Bordeaux y después siguieron otros… Lo que ofrece es un espacio en el que puedes venir a entrenar, a comer o también simplemente a estar, a socializar, a trabajar con tu portátil… En las ciudades es difícil encontrar lugares en los que simplemente puedes ir y estar tranquilo, pues normalmente te presionan para que consumas, pero aquí puedes estar a tu aire, cómodo, sentirte como en casa.
¿Por qué, después de Francia y de Bruselas, escogisteis Madrid para abrir un centro?
Bueno, empezamos a plantear el proyecto hace unos cuatro años y en España, a diferencia de los países del norte donde los rocódromos ya están más desarrollados, aquí todavía había mucho espacio para crecer. Luego llegó la pandemia del Covid y estuvimos paralizados un tiempo, y posteriormente en Madrid se abrieron ya algunos rocódromos grandes, pero pensamos que la competencia es buena y que sigue habiendo mucho margen para seguir desarrollando este concepto de rocódromo en España y en particular en Madrid, donde hay mucha gente y afición por la escalada. En Francia lo estamos viendo, hace diez años que existimos y hay ya muchos rocódromos, pero cada día tenemos como 20.000 escaladores nuevos (entre todos los rocódromos del grupo) que vienen a escalar por primera vez, gente nueva que descubre este deporte.
También en vuestra presentación indicáis que es un rocódromo sostenible “diseñado con baja huella de carbono”, ¿en qué se basa exactamente esta sostenibilidad?
Sí, es un concepto que aplicamos en todo, desde en el equipo de obras, los materiales de construcción, los trabajadores, la comida… todo lo pensamos de forma ecológica. Cada vez que necesitamos construir algo, buscamos el material más sostenible posible, por ejemplo aquí en Madrid los aislantes térmicos y de sonido están hechos con un material a base de soja, biodegradable. También recuperamos y reutilizamos todo lo que podemos, por ejemplo hemos reutilizado lámparas de otros lugares. O igualmente en el campo del marketing, si por ejemplo hacemos camisetas, buscamos materiales que sean lo más sostenibles posibles, como el algodón orgánico.
Igualmente en todo el tema de la restauración, contamos con la etiqueta Écotable, que se basa en proveedores cercanos, con alimentos de kilómetro cero, orgánicos siempre que es posible. Tampoco trabajamos con grandes marcas, sino que intentamos siempre buscar proveedores locales. Esto puede ser algo más costoso y difícil para la cocina, pero es un sello de la marca. Aquí en Madrid tenemos un cocinero que elabora menús diarios con estos requisitos.
He visto que incluso tenéis vuestra propia cerveza artesanal, ¿no?
Sí, la cerveza Oskare, que es un anagrama de Arkose. En Francia la elabora una cervecería artesanal que está muy cerca de uno de nuestros rocódromos, en París. Como no era sostenible traerla hasta aquí, en Madrid lo que hemos hecho es que hemos presentado esa receta a una cervecería de Malasaña, una de las pocas que quedan que hace cerveza artesanal por el centro, y ellos la producen para nosotros.
También me ha llamado la atención el horario tan amplio de apertura, desde las 7 de la mañana hasta las 12 de la noche, ¿realmente hay clientes tantas horas?
Para nosotros esto también es importante, es otra de nuestras señas de identidad. Hay gente que viene a entrenar antes de ir a trabajar, muy temprano, o justo al contrario, que viene después del trabajo y luego se queda socializando en el bar, así que les ofrecemos este espacio. Para adaptarlo mejor a las necesidades de cada uno, tenemos una tarifa especial en función de las horas del día, siendo más barato por la mañana. No cerramos ningún día, ni siquiera fines de semana o festivos. Tenemos además un abono especial con el que puedes entrar en todos los rocódromos Arkose de la cadena, tanto a los de España como a los de Francia o Bélgica.
Tenéis de equipadores a Sergio Pastor y a Adrián García, dos buenos fichajes en el sector, que son también equipadores de competiciones nacionales. Ellos mismos nos han comentado que ponen bloques nuevos aproximadamente cada dos semanas y que están muy a gusto aquí.
Es que está bien que esto sea un lugar para comer bien, socializar… pero al final no nos olvidamos que para nosotros lo más importante es ofrecer una escalada de calidad, está en nuestro ADN. De hecho, en Francia hemos creado una escuela de routesetters (equipadores) y hacemos dos promociones al año, para formarlos adecuadamente, porque vimos que había esa necesidad. Ahora tenemos un equipo muy grande de casi 50 personas. También fuimos de los primeros en hacer un estatuo de trabajadores para los equipadores, que antes no había, pues en general trabajaban como freelance con pocos derechos.
Igualmente tenemos mucha exigencia en cuanto a la dificultad de los bloques, insistimos a los equipadores para que creen bloques de todos los niveles, desde los más fáciles a los más difíciles. Están señalizados por un código de colores y dentro de cada color hay también una progresión, es decir, que puedes encontrar bloques por ejemplo amarillos un poco más fáciles y un poco más difíciles, y así puedes ir conociendo tu progresión, divertirte más. Los equipadores tienen que ser buenos, ser capaces de proponer bloques difíciles lógicos pero a la vez de ponerse en la piel de los que están empezando, no es sencillo, por eso creamos la academia. En Madrid nos hemos asegurado de contar con un buen equipo, en concreto Sergio ya trabajaba con nosotros antes en un rocódromo de Francia y más tarde, cuando hemos abierto aquí, se ha venido.
¿Las presas/volumenes que utilizáis son todas de vuestra marca propia (Snap)?
No, usamos presas de muchas marcas diferentes. Lo de Snap Holes es una marca que creamos hace unos tres años, lo hemos hecho con un equipador de Arkose que le gustaba este proyecto y nos pareció que era muy bueno tener este ecosistema con personas competentes en muchos sectores. Ahora está desarrollado y vendemos estas presas en muchos países de todo el mundo.
Incluso tenéis una aplicación, Social Boulder, ¿en qué consiste?
Es una aplicación interna en la que los usuarios pueden ver los bloques que van cambiando, la progresión por los distintos colores/niveles, apuntarte los que has hecho, compartirlo… También se proponen juegos, retos entre participantes. En definitiva, es una herramienta para motivar y crear comunidad en la que seguimos ampliando, pronto tendrá nuevas funcionalidades.
¿Cómo es vuestro tipo de cliente habitual?
Nuestro target es sobre todo personas de entre 20 y 35 años, son las que más vienen. Pero hay gente de todo tipo, en Francia vemos que hay muchos recién llegados a la escalada de todas las edades. Aquí en España pienso que de momento las que más vienen son sobre todo personas que ya son escaladoras, pero cada vez está viniendo más gente a probar, porque es una tendencia que está de moda y el público es más diverso.
¿Tenéis previsto abrir algún otro rocódromo en España?
Sí, ya tenemos incluso el local, va a ser algo más grande que este, unos 1200 metros. Estará en el barrio de Carabanchel (Madrid) y ya estamos trabajando en ello. Esperamos poder inaugurarlo para principios del próximo verano, hacia junio. Anteriormente teníamos otro proyecto por Barcelona pero con la Covid se paralizó, fue una etapa difícil para nosotros, con todos los centros cerrados. Ahora de momento vamos a buscar ser más potentes en Madrid antes de ir a otras ciudades.
¿Tendrá vías largas, o solo bloque como este?
Será solo de boulder. En Francia sí que tenemos algún rocódromo que tiene cuerda, pero es más difícil encontrar locales que cumplan con los requisitos para ello dentro de las ciudades, que es nuestro modelo. Otro de nuestro planteamiento para hacerlo lo más ecológico posible es que la gente pueda venir en transporte público, y los rocódromos de cuerda necesitan locales muy grandes que normalmente están en las afueras, en polígonos… a los que hay que desplazarse en coche. En todo caso, no estamos cerrados a abrir otros rocódromos con posibilidad para cuerda.
Al menos en España tenemos problemas en zonas de escalada por lo que conlleva el aumento de afluencia de gente que no tiene una cultura de escalada, que se comportan en el monte como si estuvieran en la ciudad, sin prestar atención a no dejar de basura, haciendo ruido… ¿En el rocódromo dais algún tipo de formación en este sentido?
Sí, esto también ocurre en Francia, por ejemplo en zonas como Fontainebleau, que está muy cerca de la ciudad y va todo tipo de gente que no se saben comportar. Para intentar aportar un poco en esto, además de lo que puedan transmitir los monitores en los rocódromos, en Francia tenemos un equipo de atletas que son conocidos, como son Hugo Parmentier, Caroline Sinno, Cédric Lachat… que participan en campañas de sensibilización que organizamos para que en las comunidades se transmitan temas como el respeto al medio, limpiar la roca de magnesio después de escalar… De hecho con Cédric estamos haciendo una película sobre estos temas.
¿Tenéis previsto formar un equipo de atletas también en España?
Mira, estuvimos en conversaciones con Alberto Ginés, pero se estaba preparando para las olimpiadas y tenía que centrarse con lo que aquello se paró y de momento no lo hemos retomado, pero es algo que no descartamos en el futuro, tanto con él como con otros atletas.
También sois franquicia, ¿qué requisitos hay que cumplir para abrir un rocódromo Arkose?
Esto es muy nuevo, primero probamos con un rocódromo haciendo una especie de acuerdo tipo parntership y funcionó, así que hace aproximadamente un año hemos lanzado la franquicia. No lo hemos hecho antes porque estábamos creciendo muy rápido y nos daba miedo perder el control, queríamos cuidar mucho la imagen de marca, todos nuestros rasgos distintivos como lo que hemos hablado de sostenibilidad, cercanía… Entonces, ahora sabemos que el modelo puede funcionar en otras ciudades pequeñas y, teniendo esto en cuenta, nosotros podemos acompañar en todo el proceso, desde buscar un local, adaptarlo… guiándoles con todo el proyecto.
¿Cómo ves el futuro de los rocódromos, y en particular de Arkose?
Creo que en ciudades como París ya hay poco margen, porque hay muchos, con lo que tenemos que ir con mucho cuidado a la hora de plantear nuevos proyectos. Pero aquí en España todavía hay espacio para desarrollar sobre todo este concepto que planteamos, que es el de proponer un deporte de barrio, que en vez de ir al gimnasio, vas al rocódromo que tienes cerca a hacer deporte, a encontrarte con los amigos, tomarte algo… La idea es democratizar la escalada, que sea accesible a más personas, tanto en ciudades grandes como en otras más pequeñas. La semana que viene tenemos un seminario con todos los directores de Arkose para hablar de cómo se va a desarrollar la firma los próximos diez años, así que ahí podré darte más datos sobre la previsión. Pero, en líneas generales, pienso que el futuro es bastante prometedor, va a continuar el crecimiento.
Nos despedimos de Arkose Madrid no sin antes subirnos por algunos bloques comprobando que, efectivamente, en los niveles bajos hay mucho donde escoger, tanto dentro como fuera de la zona delimitada infantil. Y también degustando una de sus cervezas Oskare que cumple con el sabor intenso prometido pero, eso sí, cuidado con tomar más de una “No foot” si tenéis que conducir porque literalmente iréis “sin pies”, flotando…
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