En los años setenta, todos los ochomiles ya habían sido escalados, pero todavía quedaban muchas rutas evidentes por abrir y mucho terreno en el que aplicar un mejor estilo que el de la anterior generación de la conquista de las montañas. Ese es el contexto de la expedición francesa de 1975 al Gasherbrum II, que se llevó la segunda ascensión absoluta de la montaña a través de una ruta nueva que, a día de hoy, solamente cuenta con una repetición.
La arista sur
La primera ascensión del Gasherbrum II (8.034 m) marcó un hito en el ochomilismo de la época. La cordada liderada por Fritz Moravec e integrada por Sepp Larch y Hans Willenport llevó a cabo en 1956 el primer vivac en altura planeado de la historia (a 7.500 metros), después de que una avalancha arrasara el campo 1 y se llevara buena parte de su material. La ruta austriaca por la arista suroeste se ha convertido en la normal de la montaña, y es la que siguen prácticamente todos aquellos que pretenden la cumbre.
Después de aquella primera ascensión, pasaron casi veinte años sin que nadie más volviera a pisar la cima del G2. En verano de 1975, Año Internacional de la Mujer por la ONU, Wanda Rutkiewicz organizó una expedición femenina que realizó la primera ascensión del Gasherbrum III, con un equipo masculino asociado que intentaría el Gasherbrum II. Aquel grupo, liderado por Janusz Onyszkiewiecz y Leszek Cichy (autor de la primera invernal al Everest con Krzysztof Wielicki), tenía intención de escalar la hasta entonces virgen arista sur.
Sin embargo, se les adelantó una expedición francesa que llegó al campo base el 30 de mayo, mucho antes de lo que suelen empezar las expediciones en el Karakórum. Bajo el liderazgo de Jean-Pierre Frésafond, los franceses eligieron ese relieve tan obvio que nadie había escalado hasta la fecha. Y firmaron la segunda del G2. (Onyszkiewiecz y Cichy, por su parte, también hicieron cima, junto con Krzysztof Zdzitowiecki, a través de otra ruta nueva, que empieza en la arista suroeste y termina por la cara noroeste).
La ascensión francesa
La expedición de los franceses fue bastante rápida, pues no necesitaron ni tres semanas de campo base para hacerse con la cumbre. A los tres días ya habían montado el C1 más allá del glaciar lleno de grietas. Necesitaron una semana más de trabajo para montar el C2 (6.700 m) en plena arista sur el 9 de junio. Instalaron 1.500 metros de cuerdas fijas en este tramo, pero ningún otro campamento.
El 17 de junio, Yannick Seigneur, Marc Batard y André Chariglione consiguieron terminar de escalar la arista y fijar la ruta hasta ese punto. Este último, demasiado fatigado, decidió no acompañar a los otros dos, que aquel día ascendieron hasta los 7.650 metros. Allí, vivaquearon con mucho frío y sin comida.
A las 6:00 horas de la mañana del 18 de junio, partieron hacia un collado de la arista sudeste, por la que finalmente Yannick Seigneur y Marc Batard alcanzaron la cumbre alrededor de las 9:00 horas.
La muerte de Villaret
Ese 18 de junio, una segunda cordada de cima, formada por Louis Audoubert (uno de los compañeros de cordada de Seigneur en los Alpes) y Bernard Villaret, se cruzaron con Yannick Seigneur y Marc Batard, en su descenso hacia el C2. Llegaron al vivac y se prepararon para lanzar su intento al día siguiente.
No obstante, el 19 de junio, el tiempo cambió y entró una tormenta que rechazó el intento de Louis Audoubert y Bernard Villaret. Tuvieron que regresar al vivac. El día 20, con la tormenta todavía activa, Louis Audoubert inició un difícil descenso hasta el C2, mientras Bernard Villaret decidió quedarse. El 21 de junio, Yannick Seigneur, Marc Batard y Louis Audoubert siguieron descendiendo hasta el campo base. La tormenta duró ocho días y el cuerpo de Bernard Villaret no fue recuperado.
La única repetición de la ruta
En los 45 años que han pasado desde aquella ascensión, la ruta francesa al G2 solamente ha sido repetida en una ocasión. Fue en verano de 2008, a cargo del eslovaco Dodo Kopold, durante su proyecto Baltoro Express en el que enlazó las cumbres de G2, G1 y Broad Peak en 18 días.
También Alberto Iñurrategui, Juan Vallejo y Mikel Zabalza contemplaron intentar el G2 por la ruta de Seigneur y Batard en su expedición de 2016, pero el mal tiempo se lo impidió.
Yannick Seigneur, autor del Pilar Oeste del Makalu
Yannick Seigneur (1941-2001) era la gran estrella de la expedición francesa al Gasherbrum II. Su fama le precedía desde que en 1971 firmara la apertura del Pilar Oeste del Makalu con Bernard Mellet, una de las rutas más atractivas de todos los ochomiles, y con un alto nivel de dificultad.
En las grandes montañas, también escaló hasta la antecima (Rocky Summit) del Broad Peak y protagonizó intentos al Everest, el K2 y el Nanga Parbat. Igualmente, lideró la peculiar expedición que logró la primera ascensión del Taboche (6.501 m), junto con el clarinetista Jean-Christian Michel.
También en los Alpes dejó una importante huella en forma de remarcables ascensiones invernales. Llevó a cabo la primera invernal del Éperon de l’EHM a la Aiguille du Midi con Michel Feuillarade en 1966; la primera invernal de la Intégrale de Peuterey en el Mont Blanc con Michel Feuillarade, Louis Audoubert, Marc Galy, Arturo Squinobal y Oreste Squinobal en 1972; y abrió la Directe de l’Amitié en la cara norte de las Grandes Jorasses con Michel Feuillarade, Louis Audoubert y Marc Galy en 1974.
Falleció en 2001, víctima del cáncer.
Marc Batard, el ‘sprinter’ del Everest
Por su parte, Marc Batard era en 1975 un joven de tan solo 23 años, que se convirtió en el alpinista de menor edad en ascender un ochomil sin oxígeno. La ascensión del Gasherbrum II significó el despegue de una fructífera carrera en las grandes montañas. Se significó muy especialmente como el himalayista más rápido de su tiempo y llegó a ser apodado como el Sprinter del Everest.
Sin duda, fue el himalayista del año en 1988. Comenzó aquel año con la ascensión invernal al Dhaulagiri (8.167 m). En primavera, ascendió el Makalu (8.485 m) por el Pilar Oeste en 18 horas, el 27 de abril. A finales de verano, subió a la carrera el Cho Oyu (8.188 m) en 19 horas, el 31 de agosto. Y pocos días después, a principios de otoño, hizo lo propio en el Everest (8.848 m), estableciendo el récord todavía vigente de la ascensión más rápida sin oxígeno por la vertiente sur, 22 horas y 29 minutos desde el campo base hasta la cima. Cuatro ochomiles en nueve meses.
Regresó al valle del Khumbu en 1990, con el gran objetivo de enlazar las ascensiones del Everest y el Lhotse (8.516 m). Sin embargo, tras hacer cumbre en el Everest y mientras vivaqueaba a la espera de ascender hacia el Lhotse, sintió un principio de congelación que lo llevó a emprender el camino de regreso.
Marc Batard relata su historia en su libro «Huida de las cimas», en el que narra no solo su historia como alpinista, sino también su lucha interior para reconocer y hacer pública su homosexualidad, en un momento en que hacerlo suponía un acto de valentía.
Retirado del alpinismo profesional en 1999 para dedicarse a la pintura, actualmente se halla inmerso en un nuevo proyecto en las grandes montañas, que prepara desde hace tres años. Su objetivo es volver al Everest sin oxígeno en 2022, con 70 años de edad.