La Edad de Oro del alpinismo comprende el período que va desde 1854 hasta 1865, en el que se registraron las primeras ascensiones de muchos de los más grandes picos de los Alpes. Impulsadas por montañeros británicos con la asistencia de fortísimos guías suizos, italianos o franceses, las escaladas de aquellos pioneros escribieron uno de los capítulos más brillantes de la historia del alpinismo y sentaron las bases de todo lo que vendría a continuación.
Edward Whymper (1840-1911) fue una de las figuras destacadas. De hecho, protagonizó la primera ascensión del Cervino, el último de los grandes picos de los Alpes que todavía no se había escalado. Fue en 1865 y los historiadores consideran que aquella ascensión cerró la Edad de Oro del alpinismo.
Huraño ilustrador inglés en los Alpes
Nacido en Londres en 1840, se recuerda a Edward Whymper como una personalidad huraña y con escasa inclinación a trabar amistades. Formado como grabador, fue enviado a los Alpes en 1860 para realizar una serie de trabajos de ilustración de paisajes. Quedó prendado de aquellos escenarios y en 1861 ya llevó a cabo su primera escalada, en el monte Pelvoux.
Aquella primera expedición fue el punto de partida de una carrera imparable, casi frenética, conformada por un sinfín de primeras ascensiones. De 1864 son primeras tan destacadas como la Barre des Écrins, la Aiguille d’Argentière o el Mont Dolent. Aquel mismo verano, también coronó por primera vez la Aiguille de Tré-la-Tête, la Brèche de la Meije, el Col de Triolet y el Moming Pass.
En 1865, logró la primera de una de las cimas de las Grandes Jorasses, que desde entonces lleva su nombre, de la Aiguille Verte y del Grand Cornier. Col Dolent, Col de Talèfre, Ruinette y la tercera a la Dent Blanche también son de ese año.
Igualmente, data de 1865 la primera ascensión del Cervino, que logró en un polémico episodio que acabó con la muerte de cuatro de sus compañeros de ascensión. Aquella aventura, marcada por la rivalidad, las ansias de conquista y finalmente la tragedia, ha dado para innumerables relatos y nuestro colaborador Víctor Riverola la trató en profundidad en este artículo de 2017.
Viajero y explorador incansable
La tragedia no cambió los planes de Whymper para los siguientes años, en que emprendió viajes de exploración a diferentes destinos del mundo. En 1867 y 1872, fue de expedición a Groenlandia; y durante varios meses de 1879 y 1880, estuvo explorando los Andes ecuatorianos. Allí, protagonizó las primeras ascensiones de algunos de los volcanes más importandes del país, como el Chimborazo, el Sincholagua, Antisana, Cayambe, Sara Urco y Cotacachi. Además, pasó una noche en la cima del Cotopaxi.
Años más tarde, durante la primera década del siglo XX, realizó varios viajes de exploración a las Rocosas Canadienses. Dieron como resultado otro buen lote de primeras ascensiones, como las del Mt. Whymper, Stanley Peak, Isolated Peak, Mt. Collie, Mt. Kerr, Mt. Marpole, Mt. Mitchell, Mt. Des Poilus, Mt. Trolitinder, Mt. White o Crowsnest Mountain.
Final de vida
Además de sus logros alpinísticos, Edward Whymper legó un nutrido bagaje como autor de libros de montaña, grabados e ilustraciones. Sus expediciones significaron importantes aportaciones a diversos campos científicos. También se le atribuye, en la década de 1860, el diseño del modelo de tienda Whymper, muy ampliamente utilizada por montañeros hasta mediados del siglo XX.
Residente en Chamonix, se casó en 1906 a los 65 años con una mujer de 23, con la que tuvo una hija. Se separaron en 1910 y el año siguiente Edward Whymper falleció solo, enfermo y renunciando a cualquier tratamiento médico, encerrado en su habitación del Grand Hotel Couttet de la ciudad alpina.
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