Muchas gracias a todos por estar aquí; por dejarme decir unas palabras empañadas por la emoción en nombre de todos. Vosotros habéis sido los protagonistas de una Aventura realmente “Al Filo de lo Imposible”. Nuevamente aprendimos que si hicimos lo imposible fue porque creímos en ello, levantando un clamor que ha recorrido Aragón de punta a punta, por valles, ríos y montañas, hasta llenar hoy esta plaza. Pero nos quedan otros imposibles por conquistar: por eso exigimos que ese espacio se proteja y se convierta en el Parque Natural de Anayet y Canal Roya.
Dejadme daros las gracias a todos los que habéis apoyado este movimiento ciudadano que ha conseguido parar lo que hubiese sido uno de los más graves atentados ambientales en España. Desde luego a la Plataforma en Defensa de las montañas; a todos los grupos ecologistas, asociaciones, partidos y ayuntamientos que se han sumado. A los científicos que aportaron datos y pruebas contundentes. Y a todos los montañeros y alpinistas, con la federación española al frente, para estar en el lado bueno de la Historia. Y también a todos los buenos amigos que sin dudarlo se comprometieron con este símbolo de la Defensa de nuestro Patrimonio Natural, sin pedir nada a cambio. Sería injusto no nombrarlos a todos, pero no me resisto a nombrar a personas tan relevantes como Cándido Méndez, Café Quijano, Perico Delgado, Pancho Varona, el general Curro Gan, José Ramón de la Morena, y muchos más.
Y, por supuesto, a mi buen amigo y maestro Eduardo Martínez de Pisón, que siempre ejerce de faro de sabiduría, cuando todo parece turbio, difícil y confuso. Eduardo estuvo en las primeras batallas por Gredos y 50 años sigue aquí, a nuestro lado, en defensa de Canal Roya. Gracias Eduardo.
Pedimos que se haga este Parque Natural por muchas razones; porque no pueden expropiar lo que es de todos en beneficio de unos pocos. No pueden convertir los últimos lugares intocados del Pirineo en un parque de atracciones. No pueden seguir pensando que la Naturaleza más bella y expléndida, la de nuestras montañas, porque no tenga precio no tiene valor. Las montañas son sanadoras, para el cuerpo y el espíritu. Nos proporcionan agua, sombra, frescor y el aire limpio que respiramos. Es, pues, justo lo contrario: es lo más valioso que tenemos, lo último que nos queda. Además allí aún se refugian los vientos, las tormentas, los neveros, la soledad, la belleza y el silencio. Allí nos aguarda también, la sensación de un prodigio que nunca nos abandona. Y la emoción del asombro más profundo, que nos recuerda nuestra grandeza y nuestra vulnerabilidad; y, como dijo Aristóteles, el asombro es el origen del saber. En definitiva, lo que tenemos es suficientemente importante para que nadie lo destruya ni transforme, y siendo conscientes de que la Vida nos va en ello lo debemos defender -como escribió Robert Browning- hasta nuestro último aliento.
Todos necesitamos -especialmente los promotores de ese proyecto insostenible- replantearnos una comprensión de la Naturaleza y de nosotros mismos, mayor de la que tenemos. Tenemos que comprender que estamos librando una partida de alcance global. Que implica una nueva relación con la Naturaleza. No es el Pirineo el que está en peligro. No es la Tierra la que está en peligro. Es la supervivencia de nuestra especie lo que está en juego. Sin duda es gran un Desafío, pero también es, como ha demostrado Salvar Canal Roya, una gran Oportunidad. Espero que este éxito se convierta en un símbolo: un símbolo de la lucha por Causas justas, que son las que nos ennoblecen.
Canal Roya es también un símbolo de que personas muy diferentes pueden comprometerse con la defensa de las montañas, es decir por el bien común de la sociedad y de las generaciones futuras. Somos los soñadores y amantes de las montañas, con ese amor verdadero y desinteresado, tan alejado de los intereses de unos pocos que esperaban codiciosamente el reparto de 26 millones de euros. 26 millones de euros que también salen de nuestros bolsillos, porque nosotros también somos Europa.
Lo hemos visto estos días en las concentraciones, en reclamaciones pacíficas y festivas, como esta. Somos personas muy diferentes que, sin embargo, frente a la agresión del Medio Ambiente hemos opuesto Solidaridad y Decisión. Hemos ganado porque hemos utilizado las mismas virtudes que proclamaron los filósofos estoicos: La Justicia, la Fortaleza, la Prudencia y la Templanza, para reclamar lo que hoy es justo y necesario, frente al utilitarismo destructor del territorio. ¿Acaso no saben que cuando ya no quede nada por destruir, por asfaltar, por arrasar, seremos más pobres que nunca…?
Como muchos otros estoy en esta lucha no solo por mí, que llevo ya 40 años de aventuras, expediciones y caminatas. Mi vida ha sido bien exprimida y gastada en las montañas de todo el mundo. En los Pirineos, me formé como montañero y espero que, de tener suerte, aquí terminen mis sueños de alpinista, de “Conquistador de lo Inútil”, recordando a Lionel Terray. Es por nuestros nietos, por mis nietos, Luca y Gael, que andan por ahí mezclados con todos vosotros. Quiero que ellos puedan sentir también esa sensación de descubrimiento, de asombro y prodigio. Que tengan la posibilidad, si quieren, de aventurarse en lo desconocido y sentirse también Conquistadores de lo Inútil. Pero a veces lo inútil, como nos recuerda el reciente premio Princesa de Asturias, Nuccio Ordine, es, precisamente, lo que no tiene precio, pues como dijo Machado: solo el necio confunde valor y precio. Además es una obligación moral; nuestro comportamiento ético nos dice que un día tendremos que responder a la pregunta: ¿Qué hicisteis vosotros por preservar el Patrimonio Natural de todos…? Nosotros estuvimos aquí, de pie, cuando se nos requirió.
Nuccio Ordine también nos revela la gran verdad: Porque lo verdaderamente útil no son las riquezas que acumulamos. Útil es lo que nos hace mejores personas. Así que seguiremos luchando por preservar nuestras montañas. Para terminar quiero recordaros un hermoso poema, el Ulises, de Alfred Tennyson, que es todo un símbolo de cómo enfrentar las dificultades y, en definitiva, la propia Vida:
“Venid, amigos míos, venid. Pues aunque ya no tengamos la fuerza que antaño removió Cielos y Tierra, seguimos siendo lo que somos: un heroico ardor de corazones, menguado por el tiempo y el destino, pero resueltos a luchar, buscar, encontrar y no rendirse jamás”
Viva Canal Roya.