Entre Villanueva de la Serena y Talavera de la Reina hay poco más de ciento cuarenta kilómetros en línea recta. Alrededor de ciento diez son prácticamente llanos, o con ligeras ondulaciones, pero el resto es terreno montañoso con valles muy profundos y puntiagudas crestas de cuarcita; un territorio fragoso y enriscado que componen las sierras de Altamira, Las Villuercas y Guadalupe.
No podemos extrañarnos que fuera aquí donde, después de tres lustros de trabajo continuado, quedara detenido el ambicioso proyecto de unir las vegas del Tajo y del Guadiana por medio del ferrocarril, pues para terminar los veinte kilómetros que faltaban para cerrar la línea era necesario construir un túnel de cuatro kilómetros y un viaducto de quinientos metros; demasiado gasto para los malos tiempos de la postguerra y para las nuevas tendencias que apostaban más por el transporte por carretera.
En el resto del trayecto la explanación se terminó, se construyeron los viaductos y los túneles (algunos kilométricos) y hasta se levantaron las estaciones y se nombraron funcionarios para atenderlas. Incluso se llegaron a tender las vías entre Villanueva y Logrosán, pero las llanuras pacenses nunca llegaron a ver pasar un tren y poco a poco la plataforma fue deteriorándose hasta desaparecer en algunos lugares. Por suerte, dos grandes tramos de los extremos de aquella magna obra se han convertido en itinerarios no motorizados gracias al programa de Caminos Naturales: en la parte extremeña recibe el nombre de Camino Natural Vía Verde de las Vegas del Guadiana y en la toledana, el de Camino Natural Vía Verde de la Jara, un itinerario que sin duda conocen los aficionados al cicloturismo. En esta ocasión nos vamos a ceñir a la parte menos conocida, la del Guadiana.
El Camino Natural Vía Verde de las Vegas del Guadiana
El acondicionamiento de la Vía Verde de las Vegas del Guadiana y Villuercas se terminó en abril del 2006. Es la primera vía verde que se preparó en Extremadura. Además de por ciclistas y caminantes, el camino es utilizado por cientos de romeros que peregrinan al monasterio de Guadalupe. Su extremo más meridional hay que buscarlo a la orilla del río Guadiana, a unos tres kilómetros al norte de Villanueva de la Serena. A este punto se puede llegar en automóvil por la EX-351 o por el Cordel de la Plata que va paralela a ésta. El caso es llegar hasta el soberbio viaducto ferroviario que cruza el río. A la entrada encontraremos un poste del Camino Natural Vegas del Guadiana, pues esta vía verde se recuperó a costa de este programa del Ministerio de Medio Ambiente. Hay que aprovisionarse bien antes de echarse a la vía, pues ésta no atraviesa ningún pueblo hasta Logrosán, a cincuenta y tres kilómetros. Pero tampoco hay que asustarse. En el primer tramo a diestra y siniestra se ven varios pueblos muy cercanos en los que, en caso de emergencia, podemos aprovisionarnos.
Hasta el cruce de Madrigalejo, que la vía salva por un paso elevado, el camino discurre mansamente y sin sobresaltos entre campos labrados. El nivel freático de esta gran llanura es tan alto que, en temporadas de lluvia, los campos y la plataforma pueden estar inundados, motivo por el cual en muchos tramos la vía está casi ocupada por hierbas altas y arbustos.
A un lado y otro observaremos bandadas de aves que siguen en procesión a los tractores buscando los gusanos e insectos que los arados desentierran. Al otro lado de la carretera de Zorita a Madrigalejo se levanta una gran estación casi arruinada llena de pintadas y manchada de hollín de las fogatas que los jóvenes de Madrigalejo han convertido en escenario de sus fiestas. Durante unos cuantos kilómetros, avanzaremos un camino paralelo a la vía original porque ésta se encuentra absolutamente invadida por los rastrojos y el agua. Lo reconoceremos porque algunos postes telegráficos siguen en pie.
La vista se pierde por extensos campos dedicados al cultivo del cereal. Al frente comienza a insinuarse la silueta del cerro de San Cristobal, a cuyos pies se levanta Logrosán. Poco antes de llegar a la solitaria estación de Zorita el monótono paisaje que nos rodeaba comienza a salpicarse de encinas aisladas que se van haciendo más y más abundantes hasta formar una beatífica y silenciosa dehesa que ya no abandonaremos hasta las puertas de Logrosán. Los ingenieros que diseñaron el ferrocarril se valieron del valle formado por el río Rueca y el arroyo Grande para adaptarse al terreno e ir ganando altura suavemente sin tener que recurrir a túneles o viaductos.
El cerro de San Cristobal (un bloque granítico que ha sido explotado desde el primer milenio a.C según atestiguan los restos arqueológicos hallados en su cima), va creciendo y alzándose ante nuestros ojos sin dejarnos ver el pueblo de Logrosán que se asienta en la ladera norte. La vía verde termina en la arruinada estación de Logrosán. A menudo, la cartelería referida a la vía verde apaece pintada o destruida por gamberros imbéciles, y los edificios de la estación no han corrido mejor suerte.
En Logrosán merece la pena visitar la iglesia de San Mateo, joya del gótico rural, cuya capilla mayor emula en altura a las catedrales góticas de Plasencia o Coria; y el Parque del alcornocal, situado en la entrada oeste del pueblo. Se trata de un pequeño bosque de alcornoques centenarios de varias decenas de metros de altura.
Ficha técnica
SITUACIÓN:extremo oriental de las provincias de Cáceres y Badajoz.
PUEBLOS DE REFERENCIA: Villanueva de la Serena (Badajoz) en el extremo sur y Logrosán (Cáceres) en el extremo norte.
DISTANCIA: 56 km en un sentido.
CARTOGRAFÍA: hojas 706, 707, 731, 732, 754 y 779 del IGN 1:50.000
DESNIVEL: 177 metros.
INFORMACIÓN: https://goo.gl/MU7wEi
ALOJAMIENTOS: en Villanueva, Madrigalejo y Logrosán.
CUÁNDO HACERLA: en primavera y otoño.
OBSERVACIÓN: después de periodos de lluvias hay partes que pueden estar inundadas o, al menos, enfangadas.
INFORMACIÓN TURÍSTICA: oficina de turismo de Villanueva. Tel: 924 849 090 y www.villanuevadelaserena.es; ayuntamiento de Logrosán: 927 360 812 y http://logrosan.wordpress.com; Ayto. de Madrigalejo. 927 354 116.
DE INTERÉS: una galería de la mina Costanaza en Logrosán, que fuera la mina de fosfato más importante de Europa, ha sido rehabilitada para que pueda ser visitada.