No es la primera vez que un excursionista encuentra una granada o un proyectil de la Guerra Civil sin explosionar, y tampoco es la primera vez que la curiosidad juega una mala pasada al que los encuentra. Estos hallazgos sonalgo habitual en zonas en las que se libraron batallas, como el entorno del río Ebro, las montañas turolenses, los alrededores de Madrid o las sierras del litoral mediterráneo, entre otras.
El último “descubrimiento” ha sucedido precisamente en un paraje de Castellón cercano a la población de Alfondeguilla. Un caminante, vecino de esta localidad, encontró varias granadas de mortero y un par de granadas de mano muy deterioradas de la Guerra Civil. El vecino llamó inmediatamente a la Guardia Civil que procedió a desactivarlos.
Como estos hallazgos son bastante frecuentes en esa zona, sobre todo en parajes aislados, zonas de labranza y casas habitadas durante la guerra, la Comandancia de la Guardia Civil de Castellón ha publicado un protocolo de cómo actuar en el caso de encontrar artefactos explosivos.
Lo primero que hay que hacer en no tocar ni mover el artefacto, e impedir que cualquier otra persona lo haga, y después señalizarlo con piedras, ramas o una prenda con color intenso pero sin enmascarar el artefacto. Si se dispone de GPS o teléfono móvil con esa aplicación, buscar las coordenadas para hacérselas llegar a los especialistas de la Guardia Civil.
El protocolo aconseja retornar por la misma ruta que se ha utilizado para llegar hasta allí ya que puede haber otros artefactos en la zona. Finalmente llamar al 062, dando las indicaciones exactas del lugar en el que nos hallamos y esperar la llegada de los agentes a una distancia mínima de 300 metros del artefacto y, si es posible, a cubierto.