El lapis specularis, o espejuelo, es un tipo de yeso traslúcido que utilizaban los romanos para cerrar los vanos de la ventana antes de que se descubriera la fabricación del vidrio. Plinio el Viejo lo describe como una piedra que se deja cortar con facilidad y en finas capas, y añade que aunque podía encontrarse en Chipre, Sicilia y la Capadocia el de mayor calidad era el extraído en la Hispania Citerior, en minas que se encontraban alrededor de la ciudad de Segóbriga, en la actual provincia de Cuenca.
El mineral extraído en estas minas se transportaba hasta los puertos del Mediterráneo para distribuirlo por vía marítima a todo el Impero Romano. El transporte por tierra obligó a construir la Vía del Lapis Speculari que se diseñó no sólo para dar servicio a las minas, también a los asentamientos militares y a las diversas poblaciones relacionadas con la explotación minera.
Convenio entre comarcas
El camino arranca de un convenio que se firmó en 2006 entre tres grupos de desarrollo rural de las comarcas de La Alcarria, La Mancha Alta y La Mancha Baja cuyo propósito era dar a conocer y promocionar el gran patrimonio minero de la época romana que se extiende de norte a sur por una franja de unos 120 kilómetros a lo largo de estas comarcas. El proyecto recibió el nombre de Cristal de Hispania en referencia al lapis specularis.
Una vez inventariadas y catalogadas todas las minas y los yacimientos arqueológicos romanos asociados (ciudades, poblados mineros, calzadas, etcétera) se procedió a trazar un itinerario senderista y cicloturista que fue bautizado con el nombre del programa. El resultado es una ruta de 163 kilómetros que tiene su extremo norte en las ruinas de la ciudad hispanorromana de Ercávica, en una colina a la orilla del embalse de Buendía, y su extremo sur en la localidad manchega de San Clemente. Entre medias quedan poblaciones de gran interés como Huete. El itinerario fue homologado como sendero de gran recorrido por la Federación de montaña castellano manchega e incluido en el Catálogo Estatal con el número 163.
Bien señalizada
La ruta está muy bien señalizada tanto para caminantes como para cicloturistas, y discurre casi siempre por pistas agrícolas y caminos anchos muy cómodos, salvo si ha llovido mucho en los últimos días. Entonces, los caminos se convierten en verdaderas trampas de barro. La ruta pasa por una decena de pueblos, pero algunos de ellos por no tener no tienen ni un triste bar. Esta circunstancia hay que tenerla en cuenta a la hora de organizarse.
Salvo los primeros kilómetros, que transcurren por colinas y barrancos, el resto del camino atraviesa un paisaje típicamente manchego: llanuras cerealistas que se pierden en el horizonte y campos desiertos donde sólo se oye el viento, los pájaros y el lejano motor de algún tractor faenando. De vez en cuando una alameda quiebra la llanura y ofrece sombra al caminante. Por este motivo, la mejor (o quizá única) época para hacer este viaje es en primavera, cuando el sol no es todavía un castigo y los campos de trigo y cebada se mueven en oleadas movidos por el viento. En ese tiempo, el camino es una verdadera delicia.
Información turística
- Ceder Alcarria Conquense. Tel: 969 372 083. www.alcarriaconquense.com
- ADESIMAN. Federación para el Desarrollo de la Sierra y La Mancha Coquense. Tel: 969 694 020. www.adesiman.org
- Asociación para el Desarrollo Integral El Záncara. 967 139 080.
Información
- Situación. oeste de la provincia de Cuenca.
Existe una magnífica guía de este sendero con una descripción detallada del itinerario en ambos sentidos y con información específica para cicloturistas. Contiene un listado de servicios de todos los pueblos que hay en la ruta. Puedes descargarla en formato PDF.