Valle del Gozo, Valle del Agua, Valle de los Cerezos…de muchas formas es nombrado esta singular comarca natural que tiene la forma de una larga, profunda y empinada “zanja” excavada entre la Sierra de Tormantos y los Montes de Traslasierra, en el extremo occidental de la Sierra de Gredos. Estas altas murallas, junto a su peculiar orientación NE-SO son las responsables del singular microclima jerteño.
La comarca se compone de once municipios: Barrado, Cabezuela del Valle, Cabrero, Casas del Castañar, Jerte, Navaconcejo, Piornal, Rebollar, Tornavacas, El Torno y Valdastillas. Están divididos en ribereños, situados a orillas del río Jerte, arteria principal del valle; y serranos, levantados en las laderas de las sierras. La mayor parte de ellos tienen su origen en antiguos asentamientos vetones. El Valle del Jerte es conocido internacionalmente por un acontecimiento que sucede todas las primaveras: la floración de los cerezos. Entre mediados de marzo y principios de mayo, un velo blanco formado por las flores de un millón y medio de cerezos, cubre el valle. El espectáculo es asombroso, y atrae a visitantes venidos de toda España y de Europa. Algo que le valió la declaraciónde Bien de Interés Cultural.
El Valle del Jerte es conocido internacionalmente por un acontecimiento que sucede todas las primaveras: la floración de los cerezos. Entre mediados de marzo y principios de mayo, un velo blanco formado por las flores de un millón y medio de cerezos, cubre el valle. El espectáculo es asombroso, y atrae a visitantes venidos de toda España y de Europa. Algo que le valió la declaración de Bien de Interés Cultural
El color y el sabor del valle
Aunque el blanco de los cerezos en flor es el color insignia de la primavera jerteña y el que ha dado fama internacional a la comarca, es el rojo su color más genuino, el que realmente lo define. El color de sus cerezas. Hay quien conjetura que el cerezo fue introducido por los árabes y que, tras la Reconquista, los nuevos colonos lo encontraron perfectamente adaptado a estas tierras. Lo que se sabe con certeza es que ya en el siglo XIV era un alimento destacado en la zona. Ha pasado mucho tiempo, y en la actualidad, en el Vallecereza se cultivan alrededor de doscientas variedades de cereza. Entre ellas destacan las Picotas del Jerte, variedades autóctonas que únicamente se producen en este rincón del planeta, que poseen su propia Denominación de Origen Protegida y que están consideradas las mejores cerezas del mundo. La recolección de este sabroso fruto se realiza de mediados de mayo a finales de julio. En esta época se celebra la Cerecera, un programa cultural, gastronómico y festivo que invita a descubrir la esencia del valle en su periodo más intenso. La Feria de la Cereza es una de las citas destacadas que componen la programación. Este año se celebra el 3 de junio en la localidad de Tornavacas. Mercado de cerezas, degustaciones y rutas senderistas componen este “sabroso” evento que celebra ya su novena edición. ¿Imaginan un menú compuesto por platos con la cereza como eje principal? La versatilidad de esta fruta en la cocina queda patente en las Jornadas Gastronómicas de la Cereza Picota. Diferentes restaurantes del valle ofertan una serie de suculentas y sorprendentes propuestas culinarias. Y si lo que se desea es conocer desde dentro la industria en torno a la cereza, las jornadas de puertas abiertas en las cooperativas y las visitas guiadas a la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte son la mejor opción. Además, diferentes empresas de actividades ofrecen al viajero la posibilidad de vivir la recogida de la cereza en persona, desde dentro; es el llamado Agroturismo de la Cereza, que da la oportunidad de llevarse a casa las cerezas que uno mismo ha recolectado.
Valle del Agua
La palabra Jerte proviene de Xerit, nombre con el que los árabes bautizaron al río que recorre todo el valle. Su significado tiene dos acepciones: río angosto y río cristalino. Ambos calificativos definenen perfectamente al Jerte, uno de los ríos de montaña mejor conservados del país, que cuenta con numerosas piscinas naturales perfectamente habilitadas y acondicionadas que dan la oportunidad de refrescantes baños en verano. Y es que el Valle del Jerte también es conocido como el “Valle del agua” dada su gran abundancia en recursos hídricos. Además del Jerte, son especialmente relevantes las gargantas de San Martín, Becedas, Papúos, Los Infiernos, Buitres, Nogaledas, Honduras, Puria o Bohonal. Los saltos de agua y cascadas en estas gargantas son un espectáculo natural y terreno de juego de los aficionados al barranquismo.
Un paraíso llamado Infierno
El noventa y cinco por ciento del territorio del Valle del Jerte se encuentra amparado bajo alguna figura de protección, ya que en él confluyen, de modo solapado, dos redes de espacios protegidos. Por un lado, la Red Natura 2000, y, por otro, la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura (RENPEX). El Valle tiene, por otra parte, la mayor concentración de árboles singulares de Extremadura. La joya de la corona es la Reserva Natural Garganta de los Infiernos. Con una extensión de casi siete mil hectáreas y una variación altitudinal entre los trescientos y los dos mil metros, la garganta conserva una biodiversidad extraordinaria que la ha convertido en un icono del Valle del Jerte y de toda la región. En esta Reserva Natural no podemos dejar de visitar el paraje de Los Pilones, considerada una de las zonas de baño naturales más bellas del mundo. El agua ha horadado una sucesión de pozas en el duro granito. Su nombre científico es Marmitas de gigante.
Jerte en activo
La comarca es un referente en turismo activo, ya que en ella pueden practicarse una gran variedad de actividades al aire libre como senderismo, barranquismo, piragüismo, escalada, birding, espeleología o parapente entre otras. El Valle del Jerte cuenta con un Centro BTT con seis rutas balizadas que suman ciento sesenta kilómetros y que permiten conocer sobre dos ruedas los pueblos y los rincones más interesantes de la comarca. Los aficionados a las caminatas, por su parte, pueden elegir entre veintiséis senderos homologados, diez lineales y dieciséis circulares, que recorren paisajes de muy diversa tipología y adentran al caminante en pintorescos rincones naturales cargados de belleza. Desde hace unos años, el Jerte se ha convertido en un destino preferente de los aficionados al descenso de barrancos de toda Extremadura, naturalmente, y también de las comunidades vecinas. Sus gargantas ofrecen descensos deportivos de primera categoría, con instalaciones modernas y tramos de enorme belleza. Entre todos los posibles destacan tres: el barranco de las Nogaleas, el barranco de los Hoyos y el barranco de los Papuos.