El tramo del río Cares entre Posada de Valdeón y Caín ha caído en el olvido. Y esto es injusto porque además de ser de una gran belleza, rodeado como está, por las altas cumbres del macizo de La Bermeja al oeste y del cordal del Friero o del Lambrión al este, da la oportunidad de comprobar como el río se va estrechando paulatinamente hasta encerrarse en la “Garganta divina”. El verdor de las hermosas praderas y los bosques en los que cohabitan hayas, robles, avellanos y tilos, contrasta con los cielos horadados por los puntiagudos peñascos calizos adornados con neveros hasta entrada la temporada estival. No se puede decir que se conoce el Cares si no se recorre esta parte con los ojos bien abiertos.
Capital del valle
Comenzamos nuestra andadura en el centro de Posada de Valdeón, capital del valle, hacia el oeste. No tardaremos en tomar contacto con el río Cares que se salva por un puente poco antes de que tribute el río del Arenal, procedente del puerto de Pandetrave. Al otro lado encontraremos el camino carretero del Bustio, que acompaña, un poco por encima, el cauce del Cares. En breve dejaremos atrás la aldea de los Llanos y un poco más adelante un pequeño embalse. A nuestra izquierda, pero muy arriba, se yerguen la Torre Ciega y las Torres de Arestas. A la derecha, la bellísima Torre de Friero. No tardaremos en avistar las casas de Cordiñanes. Una vez rebasado el pueblo el camino gira a la derecha y muere en la carretera del valle.
Mirador del Tombo
No hay más remedio que bajar por ella unos doscientos metros hasta alcanzar el Tombo de la Pandiella ubicado a nuestra izquierda. Se emplea la palabra “tombo” para designar un descanso en una pendiente que sirve como mirador. En este lugar se encuentra un famoso mirador que lleva allí desde 1964 y que fue erigido en memoria del montañero Julián Delgado Úbeda. En el centro del mirador se levantan dos monolitos rocosos rematados, uno por un rebeco, simbolizando la vida en los Picos de Europa, y el otro por la rosa de los vientos. Ambos están “rodeados” por un muro semicircular orientado hacia el Llambrión que tiene una reproducción del panorama que nos rodea con los nombres de las montañas, collados y otros accidentes.
Tomemos todo el tiempo necesario para empaparnos de este magnífico paisaje antes de continuar por el camino antiguo que avanza por la izquierda de la carretera, aunque no tarda en cruzarla para continuar por su derecha y a un nivel inferior. Pero no por mucho tiempo, pues en menos de un kilómetro nos vemos obligados a salir a la carretera en la zona de la fuente de Teja Oscura, donde antaño hubo una oficina de información del Parque Nacional. De nuevo es inevitable caminar por el asfalto hasta llegar al Chorco de los Lobos.
A la caza del lobo
El Chorco de los Lobos es, o fue, una trampa para cazar lobos, antaño muy abundantes en la zona. Está formado por un sistema de empalizadas en forma de embudo que termina en un pozo circular de piedra donde caían los animales. La caza del lobo tiene una larga tradición en el valle de Valdeón. Desde 1610 existen unas Ordenanzas de Montería que regulan la participación de los vecinos de los seis pueblos que integran el concejo de Valdeón. Así había espías, choceros, monteros, montaneros, enramadores… o sea, una organización precisa para que todo estuviera a punto en su momento. En el último tramo de la empalizada había unos pequeños chozos donde se escondía el encargado de impedir que los lobos se dieran la vuelta cuando comprendían que estaban cayendo en una trampa. En 1964 tuvo lugar la última batida del lobo en la que tuvo que ver el Chorco. En la actualidad, su presencia en el valle de Valdeón no es tan dañina como en la parte noroccidental de los Picos de Europa.
Desandamos los últimos doscientos cincuenta metros por la carretera para llegar a las cabañas que forman la majada de Sesanes en donde reecontraremos el camino antiguo. Cruzamos por segunda vez el río Cares, esta vez por el puente de Nuestra Señora, para acceder a la Casería, un conjunto de construcciones entre las que se encuentra la ermita de Corona, cuya virgen es venerada por los habitantes del valle. Todos los años la imagen se lleva en peregrinación a Soto o a Posada de Valdeón, alternativamente.
Por la carretera
El camino prosigue entre praderas salpicadas allí y acá por cabañas de pastores, y otra vez, sin otra alternativa, nos obliga a cruzar el río por el puente de Santiján enfrente de la majada de las Vegas para caminar otro trecho por el asfalto. Son dos largos kilómetros, pero no se hacen para nada pesados ni monótonos, pues el río se va encajonando entre paredes como si nos avisara de lo que espera más adelante.
Un poco más adelante del puente de Piedra sale a la derecha una estrecha senda que sube al collado del Pando y después baja a Caín. Es el camino original que utilizaban los cainejos antes de que se hiciera el nuevo que, con los años, se convertiría en carretera. Es una atractiva alternativa para aquellos que no quieran seguir por la carretera. Claro, que si optamos por la variante montaraz es fácil que nos perdamos la surgencia de la Jarda, muy voluble ella, es sí, pues según la fecha puede que esté seca o, por el contrario, manando a borbotones. Curiosamente no depende de que haya habido lluvias recientes o del deshielo: el agua fluye por este lugar cuando un complejo sistema de sifones en su cuenca de recepción rebosa y hace que el agua se precipite con violencia.
Tanto si hemos seguido la carretera como si hemos elegido el camino del collado del Pando, será obligatorio cruzar una vez más el Cares para entrar en Caín, construido en los únicos pocos metros cuadrados “llanos” que hay en el desfiladero y a las puertas de la Garganta Divina.
Ficha técnica
- Tiempo: 3 horas.
- Desnivel: 480 m, prácticamente todos de bajada.
- Recorrido: 9 km.
- Regreso: si no se desea regresar caminando a Posada se puede utilizar el servicio de taxis que hay en el valle: Conchi Magdalena (tel: 675452773), Emiliano Martínez (tel: 609 569 647 y 609 569 661), y Ángel Guerra (tel: 619 854 666).
- Observaciones: los tramos de carretera no tienen demasiado problema, pues hay poco tráfico, pero hay que tomar la precaución de caminar por la izquierda.
- Extra: se puede ir caminando desde el puerto de Panderruedas hasta Posada de Valdeón siguiendo el Camino Viejo de Valdeón que desciende al valle. Son 13,5 km con un descenso de 500 metros por medio de un espeso bosque. Está marcado como sendero de pequeño recorrido PR 11.