Los escenarios cervantinos del Quijote han servido para alimentar el tipismo manchego gracias a las ventas, tan apreciadas por Sancho, y a la atracción fatal que sobre el caballero ejercían los molinos.
Éstos —importados de los Países Bajos en una fecha tan tardía como el siglo XVI— han sabido atraer hacia sí todo el protagonismo turístico, fruto de una tendencia inmoderada de la literatura por la prosopopeya arquitectónica.
Porque, para qué engañarse: los molinos son el recurso básico del paisaje manchego. Pero recorriendo con calma y atención las tierras de Ciudad Real se comprobará que la planicie manchega alberga otros atractivos.
Lo seco y lo húmedo
La horizontalidad casi absoluta del paisaje daimileño es su nota más significativa. Las norias, que algunas quedan, han sido sustituidas por grandes motores y en el paisaje de hace cuarenta años han aparecido los aspersores, que usurpan el agua a los acuíferos de los humedales arruinando los almacenes de agua y pintando de verde un paisaje que hace lustros dejó de serlo.
Los caminos de La Mancha y de Daimiel son tan extensos como numerosos y pueden llevar a cualquier parte o a ningún sitio. El sol está en su reino y el ser humano parece obra exclusiva de la llanura y el polvo. A esta impresión de paisaje vacío contribuye sin duda la uniformidad del terreno. Al color de los suelos, compuestos fundamentalmente de arenas y piedras areniscas, se suma por lo tanto la ausencia de relieve.
El cerco que las raras montañas trazaron alrededor del llano dejó pocas escapatorias al drenaje superficial y cualquier irregularidad del terreno se convirtió en un caldo de cultivo para el encharcamiento. El ejemplo más exuberante es sin duda el de las Tablas de Daimiel. Su situación geográfica, en el centro mismo de Ciudad Real, y su espectacular contraste con la llanura inmensa y reseca que las circunda y la riqueza de su fauna y flora palustre, hacen de esta zona húmeda el máximo exponente de los numerosos humedales manchegos.
Villas y asentamientos
La llana meseta fue absorbiendo, superponiendo y reciclando las diversas culturas que poblaron la Península Ibérica e incluso hoy acoge a un nuevo tipo de tribu: el visitante deseoso de descubrir las razones que empujaron a todo tipo de nómadas a elegir el páramo manchego para convertirse en sedentarios.
Entre los asentamientos elegidos por los humanos para constituir sociedades destaca la villa de Arenas de San Juan, cuyo origen se remonta al Neolítico, aunque como núcleo urbano se sitúa en la época romana. Cuenta con el monumento más original del Medievo provincial, la iglesia de Santa María de las Angustias, de estilo románico mudéjar. Comenzó siendo un fortín romano, una mezquita después y, al fin, una iglesia cristiana.El primer documento en el que aparece Daimiel es la concordia fijada entre el prelado de Toledo y el maestre de la orden eclesiástico-militar de Calatrava, fechado el 7 de mayo de 1245. En tiempos de Fernando III, la villa vivió una fase de esplendor, aunque hasta el 21 de agosto de 1887 no fue nombrada ciudad por la reina regente María Cristina de Habsburgo.
Villarrubia de los Ojos participa tanto de la llanura manchega como del Campo de Calatrava, aunque el norte del término municipal es mucho más accidentado y contrasta fuertemente con el resto de la comarca, hasta el punto de que los bosques que crecen en estas laderas contribuyen con su madera a los recursos, esencialmente agrícolas, de la localidad.
El santuario de la Virgen de la Sierra, patrona de Villarrubia, está a 12 kilómetros de la localidad, en las estribaciones de los Montes de Toledo. En su interior se encuentra un corredor en cuya barandilla aparece repetida la cruz de Malta. Desde la ermita se puede contemplar el dilatado y singular panorama del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.
Restos romanos
Situadas a 626 metros de altitud, las tierras de Villarta de San Juan ocupan un asentamiento de calizas margas, cuyas costras calcáreas han dado lugar a «majanos», apilamientos de piedras extraídas de los campos de cultivo. Parece ser que una antigua fortificación defensiva de la orden de San Juan, enclavada en los Altos de Zambrana, dio origen al nombre de esta localidad, denominada en un principio Villa Harta, que vendría a significar «villa apretada», cercada o amurallada.
Su principal monumento es el denominado Puente Romano, reconstruido profundamente en la época medieval. Su principal atractivo no se centra en su monumentalidad, sino en su funcionalidad ya que tiene una longitud de unos 400 metros, de los cuales unos 50 han sido sepultados por la construcción de la antigua carretera de Andalucía. En la actualidad lo conforman 36 arcos u ojos, de distinto tamaño, sin guardar una separación uniforme entre ellos, adaptándose los mismos al caudal variable del río Cigüela.
Las ventas y las labores
Situada en el paso de los caminos reales hacia Andalucía, Puerto Lápice tenía un gran número de posadas. Esta ventas típicas dieron origen al antiguo nombre de Ventas de Puerto Lápice, que Cervantes inmortalizó en su celebérrima obra. Fue el rey Carlos III quien dio parroquia y juzgado a la villa en 1774, época en la que existían al menos cuatro ventas.
Ser paso natural fue también causa de que las tropas napoleónicas causasen importantes daños en muchas edificaciones. A finales del siglo pasado se contaban más de 200 casas y unos 350 vecinos; en la actualidad son más de mil. El punto neurálgico para los visitantes es la plaza, que destaca por sus dos alturas, los soportales de madera de color almagre, característico de la comarca, y una noria en el centro.
Se cree que el origen del nombre de otro de los pueblos del entorno de Daimiel, Las Labores, es el conjunto de actividades y trabajos que desarrollaba un grupo de gañanes que, originarios de localidades como Herencia y Villarrubia, decidieron asentarse en este territorio y fundar la localidad. Desde 1843 es reconocida como núcleo urbano y tiene ayuntamiento, juzgado y parroquia.De tamaños y patrimonios diferentes, pero de recursos semejantes, todos estos pueblos hacen de cualquier visita a La Mancha una experiencia única.
SITUACIÓN En la zona central del norte de Ciudad Real
SITUACIÓN
En la zona central del norte de Ciudad Real.
CÓMO LLEGAR
Existen dos grandes carreteras de acceso: la autovía de Andalucía (N-IV) pasa por dos localidades de la zona, Puerto Lápice y Villarta de San Juan; al oeste, la carretera de Toledo (N-401), pasa por Malagón, donde se coge un desvío a Daimiel.
ALOJAMIENTOS
Hoteles
En Arenas de San Juan, Hostal-Restaurante Cigüela, tel.: 926 89 31 65.
Hostal-Restaurante La Zagala, tel.: 926 89 20 99.
En Daimiel, Hotel-Restaurante Nueva Tierrallana, tel.: 926 85 27 63.
Hotel Las Tablas, tel.: 926 85 39 5o.
Hotel-Restaurante Las Brujas, tel.: 926 85 22 11.
En Lápice, Hotel-Restaurante Aprisco, tel.: 926 57 61 50.
Hostal el Puerto, tel.: 926 57 61 36.
En Villarrubia de los Ojos, PensiónEl Molino, tel.: 926 89 60
Hostal-Restaurante La Viña, tel.: 926 64 02 65.
Casas Rurales
Alojamiento rural La Blanquilla (carretera Villarrubia-Puerto Lápice), tel.: 926 89 71 12.
Zona de acampada de Daimiel, tel.: 926 69 00 45.
INFORMACIÓN
Oficina de Turismo de Daimiel, tel.: 926 26 06 39.
Asociación Tierra y Agua (Daimiel), tel.: 926 85 50 04.
Casa del Agua de Daimiel, tel.: 926 26 06 33.
Ayuntamiento de Arenas de San Juan, tel.: 926 89 30 02.
Ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos, tel.: 926 89 81 56/7.
Ayuntamiento de Villarta de San Juan, tel.: 926 64 00 01.
QUÉ VER
En Villarrubia de los Ojos se encuentra la ermita de San Cristóbal, paraje de singular belleza conocido popularmente como Balcón de La Mancha desde donde los días claros se divisa incluso Despeñaperros.
El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, un oasis y refugio de aves en medio de la llanura manchega, tiene varios recorridos a pie.
En Arenas de San Juan, la iglesia de Santa María de las Angustias, que de fortín romano y mezquita pasó a seriglesia.
En Daimiel, las ermitas de la Paz, de San Roque de San Isidro y el convento de las Mínimas de San Francisco; también el Centro de Interpretación del Agua y los Humedales Manchegos, cuya visita es obligatoria para conocer todos los aspectos relacionados con el agua en la región.
En Zacatena, la Casa de los Guardas y en Azuer, el paraje de Las Motillas.
En Puerto Lápice, la plaza manchega y la casa de Dorotea. w En Villarta de San Juan, el puente romano de 36 ojos de mediopunto, la Casa del Requeté, la iglesia de San Juan Bautista y La Casona.
PROPUESTAS ACTIVAS
La Sociedad Española de Ornitología (SEO) organiza visitas naturalísticas a las Tablas de Daimiel para observar e identificar la fauna. Tel.: 91 434 09 10. Las Tablas cuentan también con un centro de recepción de visitantes donde hay exposiciones y audiovisuales. A partir de la mayoría de los pueblos pueden organizarse recorridos a pie o en bicicleta; así, desde Arenas de San Juan es posible recorrer la ribera del río Cigüela. DesdeVillarrubia de los Ojos, en bicicleta de montaña, se llega al santuario de la Virgen de la Sierra. En unas 3 horas se puede recorrer todo el término municipal de Villarta de San Juan, el Quintillo y el puente romano incluidos.