La empresa, que cuenta con un presupuesto de casi cinco millones de euros, se ha demorado porque ha sido necesario modificar el trazado que, originariamente, utilizaba la plataforma ferroviaria del ferrocarril Talavera-Villanueva de la Serena que no se llegó a terminar. Los extremos norte y sur de esta línea son los que utilizan las dos vías verdes citadas. El itinerario definitivo utiliza caminos públicos y vías pecuarias, y atraviesa la sierra de Altamira por el puerto de San Vicente para conectar por la estación de Santa Quiteria mediante una ancha pista que empieza en El Campillo de la Jara. El proyecto incluye una variante que llega hasta Guadalupe.
Paradójicamente, no se utiliza la antigua plataforma ferroviaria porque los ayuntamientos implicados en el proyecto, Logrosán, Cañamero, Guadalupe y Alía, no quieren alquilarla a ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) que es su propietaria. Según la alcaldesa de Logrosán, María Isabel Villa , el precio que pone ADIF es muy alto y prefieren utilizar ese dinero en mantener el Camino Natural. Según Isabel Villa, Logrosán ya abona a ADIF 3.000 euros anuales por el alquiler de la Vía Verde del Guadiana y no recibe ninguna ayuda para mantener la parte de la vía que discurre por su término municipal.
El tren que nunca pasó
El ferrocarril Talavera-Villanueva de la Serena comenzo a construirse en los años veinte del pasado siglo, durante la dictadura de Primo de Rivera. En los primeros años las obras avanzaron a buen ritmo tanto en la parte toledana como en la extremeña. El ritmo se frenó al llegar a la comarca de Las Villuercas porque su abrupto relieve obligaba a construir largos túneles y viaductos. La Guerra Civil detuvo las obras, que se reanudaron después de ésta, pero las penurias y la apuesta por el transporte por carretera dieron la puntilla al gran proyecto que quedó definitivamente abandonado en los años cincuenta, cuando sólo faltaban por abrir una veintena de kilómetros. En el resto del trayecto la explanación se terminó, se construyeron los viaductos y los túneles necesarios (algunos kilométricos), se levantaron las estaciones y se nombraron funcionarios para atenderlas. Incluso se llegaron a tender las vías entre Villanueva y Logrosán, pero las llanuras pacenses nunca llegaron a ver pasar un tren y poco a poco la plataforma fue deteriorándose hasta desaparecer en algunos lugares.
Hace unos quince años, el tramo toledano entre la estación de Calera y Chozas y la estación de Santa Quiteria, a los pies de la sierra de Altamira, se rehabilitó para convertirla en itinerario peatonal y ciclista dentro del programa de Vías Verdes de la Fundación de Ferrocarriles Españoles. El tramo de 56 kilómetros, bautizado como Vía Verde de la Jara por la gran abundancia de esta planta, se ha convertido con el tiempo en uno de los itinerarios emblemáticos de este programa, tanto por su belleza como por la actividad empresarial que ha nacido a su alrededor. En el año 2006 se inauguró otro tramo de 52 kilómetros entre Villanueva de la Serena y Logrosán recibiendo el nombre de Vía Verde de la Vega del Guadiana y Villuercas. Por desgracia, esta parte no ha obtenido el mismo éxito que su hermana toledana, y hoy algunos kilómetros están deteriorados, a pesar de que esta vía verde se ha convertido en el camino “oficial” de peregrinación al monasterio de Guadalupe.
Después de leer el pie de foto que hay debajo de la flor de la jara quiero indicarles una observación: La vía verde de la Jara no se llama así por la abundancia de esa planta. La vía atraviesa la comarca natural e histórica de La Jara. De ahí su nombre. Saludos.
¿Existe algún mapa para saber el trazado entre estas dos vías verdes?. La verdad es que me parece una idea muy buena y espero que se lleve a buen puerto. Un saludo.