Y como tan inquietante duda martillea sin piedad nuestra cabeza, te ofrecemos una relajante infusión, repleta de información y en forma de consejos, para mitigar cualquier posible migraña.
Cuando mis amigos y amigas me comentan qué calzado han usado para hacer el Camino de Santiago no dejo de asombrarme, porque unos han llevado pesadas botas de montaña mientras que otros han apostado audazmente por las coloristas zapatillas de última generación ¡Y todos parecen contentos y sin ampollas! (dichosos ellos). Sin embargo, tamaño fenómeno poltergeist esconde sus recovecos, porque ni todos han recorrido diariamente parecidas distancias, ni tienen similares pesos corporales, ni parecidos calcetines o han descansado en los mismos intervalos. Si a eso añadimos que el nivel de preparación física y grosor de piel en zonas críticas varía enormemente, por no hablar de si el calzado ya estaba «domado» o «hecho» a la forma del pie de cada uno, nos acercamos a que cada usuario es un mundo. Indaguemos primero en tanta particularidad sin ponernos insoportablemente técnicos o teóricos y comentemos luego la prueba comparativa realizada ex-profeso para los lectores de Grandes Espacios con 23 modelos.
¿Qué encontraremos?
Los terrenos que recorre el Camino resultan bastante variados, pero su denominador común es que nunca resultan tan exigentes como los senderos de media o alta montaña. No existen grandes desniveles, pedreras interminables, ni neveros perpetuos ni tramos peligrosos o expuestos a caídas serias. ¿No cuento nada nuevo? por supuesto, pero la novedad estriba más en plantearnos algunas premisas poco evidentes que quizá con las prisas de comprar el calzado a última hora o con el machacante consejo de algún amigo «enteradillo» pasan desapercibidas. Veamos: caminaremos entre 3 y 8 horas diarias, a un paso aproximado de 4 kilómetros/ hora, con lo que posiblemente recorramos en cada jornada de 10 a 30 km. Las temperaturas variarán casi siempre entre los +10 y los +30ºC (excepto temporada invernal), presumiblemente no nos lloverá en todas las etapas –se supone que al menos hemos consultado un buen parte meteorólogico a tres días tipo TVE– y hemos decidido llevar un solo par de botas o zapatillas para todo. Bien, pues necesitamos un calzado primeramente cómodo (evidente pero no sencillo de conseguir), muy transpirable (para evitar un recalentamiento excesivo que provoque ampollas), que seque rápido (para iniciar la jornada siguiente en buenas condiciones) y que tenga una amortiguación suficiente (ojito).Lo primero de todo: no existe zapatilla o bota que le vaya bien a todo el mundo. Y lo segundo: ni se te ocurra estrenarlas en la actividad, debes haber caminado con ellas al menos tres o cuatro horas y en varias ocasiones. Dicho lo dicho, que parece simplón pero que a juzgar por lo que oímos y vemos luego a los sufridos peregrinos no lo es tanto, analicemos qué pedimos y por qué.
Pide por ese piececito
Comodidad: que el pie se encuentre a gusto dentro del calzado, incluso cuando se hincha tras varias horas de caminar, depende de la horma o forma interna, de la morfología de nuestro pie y por supuesto de otros parámetros importantes (materiales, terminación, concepción biomecánica y diseño del conjunto suela/corte, etc.). Tras probar un centenar largo de modelos durante las tres décadas que llevo saliendo al campo y tras haber vendido miles de pares a excursionistas durante 7 años, os puedo asegurar que casi siempre comodidad y longevidad están reñidos. Teorías y anuncios publicitarios a parte, el calzado más cómodo suele tener bajo peso y discreta longevidad. Como dice Clyde Soles, un prestigioso especialista norteamericano de material de montaña sobre las casii indestructibles botas de montaña «…aguantaban cientos de kilómetros antes de romperse ¿o eran los pies los que se rompían?». Pero eso no quiere decir que todos los modelos livianos sean confortables ni que todos los «tanques» sean un tormento malayo…
Transpirabilidad: si el pie se recuece, bien sea por la posiblemente elevada temperatura reinante en el exterior o en nuestro calzado por el sobrekilometraje, las ampollas torpedearán nuestra frágil línea de «flotación» sobre cualquier inofensivo camino de tierra. Favorécela adquiriendo modelos con partes de rejilla (nailon o poliéster con orificios de ventilación), o al menos con la piel perforada y que no esté excesivamente tratada para la humedad.
Impermeabilidad: éste, que constituye un criterio impepinable si se va realizar la actividad en época de lluvias o si luego vamos a usar el calzado el resto del año en espacios naturales pluviosos, según algunos especialistas y fabricantes, no debe condicionar nuestra elección en el Camino, mientras que otros opinan que resulta una cualidad imprescindible en toda actividad. En fin, todos tienen sus argumentos válidos y no hay quorum. Sympatex, Gore-tex, Dry Line y Nova-Dry son algunas de las membranas impermeables-transpirables que gozan justificadamente de buena reputación cuando el mal tiempo ataca.
Velocidad de secado: no pocas veces un chaparrón estival nos puede dejar nuestro par de botas de siete leguas empapadas para otras siete (leguas, claro) o incluso para varias jornadas seguidas sin sol. Por lo que he comprobado, las diferencias en la velocidad de secado suelen variar hasta en el cuadruple entre los modelos que incluyen Cordura o tejidos sintéticos similares y las versiones íntegramente de piel. Hace algún tiempo me dio un ataque de locura, aún sin certificar en acta notarial, y mojé a conciencia una treintena de botas para comprobar cómo algunas ya estaban sin humedad en 6 horas y otras tardaban tres días ¡y a 20ºC!
Longevidad: personalmente me parece un criterio totalmente sacrificable en aras de la comodidad. Si nuestra adquisición no nos dura más de un año o dos, tampoco resulta tan grave ¡que más nos gastamos en caprichos o bares y pocos nos quejamos!
¿Y el peso?
¡Ay, el peso! Nunca recuerdo bien a cuántos kilómetros de más equivale teóricamente cada 100 gramos de más en nuestros pies, pero desde luego es una verdad más grande que la catedral de Santiago. En general todas las zapatillas de outdoor, senderismo, trekking o como queramos llamarlas andan -nunca mejor dicho- entre los increíbles 500 gramos/par número 42 (casi todos de la firma Salomón) y los 1.000 gramos. Y las botas varían desde los livianos 900 gramos de la recién nacida V Lite de Hi-Tec hasta los 1.500 gramos. Para ser justos no podemos sin embargo dejar de advertir que más vale un modelo algo pesado, pero con una horma bien estudiada y una suela de agradable amortiguación que no una zapatilla de chichinabo que de puro blanda no ofrezca estabilidad ni protección alguna.Los modelos menos pesados acostumbran a presentar una entresuela que amortigua bastante, pero que se descarna con relativa facilidad si choca con ramas o piedras abrasivas, y rejillas muy transpirables que desgraciadamente -snif- siempre duran entre la mitad y la cuarta parte que una gruesa Cordura o una piel de calidad.
Bendita amortiguación y agua
Si simplificáramos, se podría afirmar que la mayoría de las botas con una suela de goma dura y larga duración (tipo Vibram) ofrecen una amortiguación inferior a las que incluyen suelas con un relieve o tacos menos pronunciados y goma más blanda. Ciertamente la amortiguación final depende también de otros elementos críticos situados encima de la suela, como la entresuela –con o sin cojín de aire–, la palmilla y las muy importantes y casi siempre ninguneadas plantillas, pero pese a las promesas de los sofisticados nombres adoptados por muchos fabricantes el resultado navega más en la pobreza que en la excelencia.A mayor amortiguación, menor cansancio al final del día. Lo malo es que algunos de los modelos que mejor absorben el choque producido por nuestro cuerpo más la mochila al andar tienen una adherencia pésima sobre terreno mojado. No es raro ver zapatillas con una pinta tan buena que te caes patrás o hasta te da un fatuto, que son verdaderos patines sobre terreno rocoso mojado o más mundanamente hablando sobre asfalto o en cualquier acera del pueblecito conmuchoencanto de turno. Avisados estáis, que muchas suelas de arabescos tacos autolimpiables y calificadas como de «alta tracción» ¡son de alta traición! Y en eso, la casa italiana Vibram, aunque no es la única, puede presumir de tener decenas de modelos con una adherencia muy por encima de la media. El octógono amarillo que distingue esta firma entre todas las suelas aún está entre las mejores, y con diferencia, en terreno mojado y longevidad.
Nuestra prueba
Hemos pedido a 23 firmas que nos enviasen para probar el modelo que consideraban más adecuado para el Camino de Santiago. Sus criterios de elección han sido muy diferentes: ligeros, robustos, zapatillas, botas, con membrana impermeable-transpirable, sin ella, todo piel, mixtas… Los pares solicitados eran siempre un 42 europeo, y pese a que todos venían con idéntica numeración hemos constatado grandes diferencias de tamaño: algunas calzaban más como 41 o 43 que como 42. Ya sabes, cuando compres que decida tu pie y no el número indicado en la caja o en la lengüeta. Se han probado durante un mes en terrenos idénticos a los del Camino: asfalto, aceras, caminos de tierra, senderos rurales, empedrados, etcétera. Con temperaturas de +2ºC a +25ºC, bajo el sol, lluvia, nieve, en fin. La mayoría nos han parecido bastante cómodas, aunque algunas son excesivamente robustas para este tipo de actividad, y algún que otro modelo era un tormento por su dolorosa lengüeta, dañina situación de los ollaos del cordonaje que se clavaban al flexionar la puntera o muy escasa amortiguación. Respecto a la terminación interior y exterior, en general eran buenas o muy buenas exceptuando alguna arruga en el forro interior de un par de modelos. Los precios varían desde los 50 a 100 euros aproximadamente.
Concretando
Advirtiendo que nuestra comparativa no representa una verdad absoluta si no nuestras primeras y personales impresiones, os comentamos que: 1El calzado más cómodo de todos en su conjunto ha sido la zapatilla Nike Air Zoom, destacando sobre todo por su amortiguación y ligereza. Le sigue en parecidos valores la Five Ten Access, la más transpirable de todas. 2En botas, la más confortable es la Boreal Malawi, secundada por la Hi-Tec Sierra V Lite, sobre todo por su ligereza inusual (915 g/par nº 42).3 En bota robusta la liviana AKU Slope GTX sobresale por su sujeción del tobillo. 4El calzado más estable en cuanto a pisada y sujeción del pie, la zapatilla Vasque Borneo. La Bestard Race X será una buena opción para quienes tengan el pie estrecho. 5En cuanto a la impermeabilidad, lógicamente se ha mostrado baja en los calzados que carecían de membrana (sobre todo en las zapatillas con rejilla) y bastante alta en todas las versiones con Gore-Tex, Sympatex o Nova Dry: La Sportiva Venture Mid, Paredes Valle, Tuckland Mirage, Aigle Topo, Raichle Scout, Hi-Tec Sierra, Chiruca Send Tenaya Isagra y Quechua Arpenaz entre otros modelos. 6En seco la máxima adherencia ha correspondido a Vasque y Five Ten (suelas Sthealt) y en mojado a todos los modelos que incluían suela Vibram. 7No podemos obviar la buena comodidad de la Aigle Topo GTX, Berghaus Mirage GTX, Teva Haze y Asolo Tierra XCR, The North Face Bryce Low, Salomon Extempo y Lowa Air Zoom.