Casi siempre que se habla de los hayedos relícticos de la ladera norte de la Sierra del Moncayo se piensa en los bosques de la vertiente zaragozana… aquellos que quedan en el entorno de la pista forestal que sube al santuario de la Virgen del Moncayo, mientras se atraviesan las fuentes y áreas recreativas de La Teja, El Sacristán o Los Frailes. Sin embargo estos árboles caducifolios, grandes amantes de la humedad ambiental y de las nubes procedentes del Atlántico, no entienden de límites políticos o de fronteras humanas y se “desparraman” hacia la vertiente soriana de tan altiva montaña, tiñendo de tonos dorados laderas enteras al otro lado de esa imaginaria línea divisoria que alguien trazó por el barranco de Agramonte o de Castilla.
Para recorrer y disfrutar de estos hayedos menos conocidos, lo mejor será dirigirse a la localidad soriana de Vozmediano y tomar la carretera SO-382 en dirección a Agramonte y Tarazona, y aparcar el vehículo unos cuatrocientos metros antes de entrar en la provincia de Zaragoza, en la entrada de una pista forestal que queda a mano derecha –al sur–y que arranca junto a la traza de un área cortafuegos.
Itinerario
Iniciamos la excursión entre jaras, pinos silvestres, brezos y robles melojos o rebollos… árboles todos ellos propios de los niveles más bajos de la sierra, de las faldas del Moncayo. Primeramente nuestra excursión sigue el trazado balizado del sendero de gran recorrido GR-260 que corresponde a la Calcenada, la gran Vuelta del Moncayo de más de cien kilómetros que cada mes de agosto realizan en una jornada muchos caminantes, corredores y ciclistas.
Lejos de emular a esos atletas, nosotros avanzamos tranquilamente, paso a paso, buscando sin prisas la belleza de los colores de la estación otoñal. Quizás advirtamos en estos primeros pasos que al este queda una disimulada entrada por senda al antiguo sanatorio de tuberculosos de Agramonte y al Centro de Interpretación de la Naturaleza del Parque Natural del Moncayo –ubicado en una antigua casa forestal–, posible opción de regreso si deseamos volver por la parte aragonesa. Pero ahora contiuamos por la ancha pista y advertiremos que, poco a poco, entre los pinos silvestres cada vez son más abundantes los rebollos hasta que, por fin, aparecen las hayas y su corte de avellanos, piornos y gayuba. Entramos así, por tanto, en las laderas de orientación norte de la gran montaña Ibérica. Este bosque es rico en especies de aves forestales como el trepador azul, el agateador, el petirrojo, el pinzón o el reyezuelo, cuyas voces se pueden escuchar si prestamos un poco de atención. En las noches se escuchan, por el contrario, otros sonidos: los grillos, el chotacabras… o el ulular del cárabo, ese búho forestal que cría en los troncos huecos. Más raro es ver otras especies de aves rapaces diurnas propias de estas espesuras como el azor, el gavilán o el halcón abejero.
« El sendero de pequeño recorrido se pierde ladera abajo, entrando de lleno en este hayedo hermoso donde abundan las setas y los hongosy proliferan los verdes musgos que tapizan troncos, ramas y piedras»
Cerca del barranco de Agramonte, que separa las comunidades de Castilla-León y Aragón, vamos a encontrar un depósito, una pequeña fuente y algunos carteles sobre el hayedo y las especies que aquí, en estas umbrías, se cobijan al encontrar un microclima muy especial, como es el saúco rojo o pirenaico, el grosellero, el helecho hembra… o ese raro y bello escarabajo azul de largos cuernos llamado rosalía alpina, cuyas larvas se alimentan de la madera muerta de los bosques maduros.
Prestemos atención porque enseguida hay un desvío a la izquierda que hemos de tomar en ascenso para seguir por los caminos antaño rodados de la margen orográfica izquierda del barranco de Castilla. Dejaremos así la llana pista del GR- 260 que va a la localidad de Cueva de Ágreda –por donde luego volveremos– y vamos ganando altura por la Ruta del Hayedo de Soria siguiendo el sendero de pequeño recorrido PR-SO-79. Atravesamos hayas y robles que en octubre y noviembre dejan caer su lluvia de hojas sobre las cabezas de los caminantes. También veremos arándanos, madreselvas y algún que otro abedul.
En una gran curva que nos separa del arroyo de Agramonte dejamos otro camino sin marcar con el que podríamos enlazar con la parte aragonesa del hayedo donde hay una senda que baja por la zona de Peñarroya, La Teja y el sendero botánico hasta Agramonte. Pero nuestra ruta continúa hacia el noroeste, en ligera bajada, por el sendero de pequeño recorrido que se pierde ladera abajo, entrando de lleno en este hayedo hermoso donde abundan las setas y los hongos y proliferan los verdes musgos que tapizan troncos, ramas y piedras. Las copas de los árboles viran hacia colores amarillos, dorados, naranjas y marrones. Algunos indicios, ya poco poco evidentes, atestiguan la existencia de carboneras donde se produjo picón hasta no hace muchas décadas. De hecho, la ausencia de grandes árboles es síntoma de la explotación de la madera para hacer carbón vegetal.
Algo más adelante atravesamos la zona llamada El Acebal, paraje del monte donde abunda el acebo, ese coriaceo arbolillo asociado a la Navidad, de hojas lustrosas y ya por estas fechas con bayas rojas que tan sólo exhiben los ejemplares femeninos. Tal vez algún corzo o un grupo de jabalíes se nos cruce en estas veredas que de forma discreta nos permiten atravesar espesuras y frondas silenciosas.
El camino que seguíamos pierde altura hasta darse de bruces con una pista mayor, donde nuevamente coincidiremos con el GR-260 que retomamos a la derecha, hacia el este, en dirección al abandonado sanatorio de Agramonte. Desechamos, por lo tanto, la continuación del sendero de pequeño recorrido que finaliza en la aldea de Aldehuela de Ágreda. Pasaremos junto a la fuente de las Canalejas y el refugio cerrado del mismo nombre, un agradable lugar con mesas y con cerezos y castaños de Indias a cuya sombra descansar… Finalmente, ya por la cómoda pista forestal, cruzaremos más hayedos sombríos y así volveremos hasta el inicio de esta agradable excursión.
Para estas fechas del año las grullas ya vuelan vocingleras por los cielos del Moncayo procedentes del centro y norte de Europa, camino de la laguna de Gallocanta y las dehesas de Extremadura.
Al final de la ruta recomendamos acercarse al pueblecito de Vozmediano para contemplar su castillo y, siguiendo el trazado del Camino Natural del Agua Soriano, o Camino Antonino, llegar al cercano nacedero del río Queiles, una surgencia de la que mana un notable caudal medio de unos 1.300 litros por segundo. Por otra parte la cercana villa de Ágreda, la localidad de las tres culturas –cristiana, árabe y judía–, también merece vagar por sus calles llenas de monumentos, de palacios, iglesias, murallas, puertas califales y hasta sinagoga.
Para combinar
1. Hayedo de Peña Roya GE197. Distancia: 15 km.
2. Robledar de Mosomero GE225. Distancia: 100 km.
Ficha práctica
- Situación: Aldehuela de Ágreda y Vozmediano. Sierra del Moncayo. Soria.
- Partida y llegada: pista con cortafuegos en la carretera S0-382 que une Vozmediano y Agramonte en el punto kilométrico 13.
- Acceso: desde Soria tomar la carretera N-122 hasta Ágreda. En el casco urbano desviarse por la SO-382 que lleva a Vozmediano. Seguir hacia Agramonte y Tarazona hasta encontrar la pista coincidente con el área cortafuegos.
- Dificultad: media.
- Desnivel: 250 m.
- Distancia: 12 km.
- Tiempo: 3 h.
- Cartografía: Parque del Moncayo, Editorial Pirineo. 1:40.000. O bien hojas 351-II y 352-I del IGN.1:25.000.
- Información: •Oficina de turismo de Ágreda. Tel: 976 192 714; www.agreda.es. • Centro de información del Parque Natural (carretera de acceso al Santuario de la Virgen del Moncayo). Tel: 976 192 125.