Ala Vall d’en Bas, un municipio gerundense de la comarca de La Garrocha, se le conoce como la Suiza catalana por sus verdes prados, sus frondosos bosques y sus pueblecitos de cuento. La Vall se encuentra situada en la cabecera del río Fluviá, rodeada por las sierras del Corb, de Sant Miquel, de Llancers y por el Puigsacalm. Esta última montaña –también llamada Puigsacau– es el punto más alto de la Serralada Transversal, la sierra que enlaza los Pirineos con la cordillera costera. Pese a su moderada altitud –1.515 metros–, el Puigsacalm es una cita imprescindible para los excursionistas catalanes, más que por su “calidad” deportiva, por las vistas que ofrece gracias a su estratégica situación y tambien por su aspecto cambiante: según por dónde se la mire se verán cortados o amables lomas; riscos o coloridos hayedos.
Su ascensión es una actividad recomendable en cualquier época del año, pero si se tiene ocasión, lo mejor es abordarla en otoño, cuando el hayedo por dónde discurre el camino de ascenso está en su máximo esplendor. En esta época, los colores engrandecen el paisaje y la ruta se torna mágica.
La ascensión clásica transcurre por la vertiente más amable del Puigsacalm, un espléndido balcón natural sobre la Vall d’en Bas, a caballo de las comarcas de Osona y la Garrotxa (la vertiente sur,es todo lo contrario, vertical y abrupta, con múltiples canales equipadas para facilitar la ascensión). Junto con Besalú y Santa Pau, la Vall d’en Bas es uno los municipios de la Garrotxa declarados como turísticos. Además, la Vall d’en Bas junto con el municipio de Les Preses, está certificada como Destino de Naturaleza y Turismo en Familia por la Agencia Catalana de Turismo.
La ruta hasta la cumbre del Puigsacalm no sólo es bella; también es fácil, ya que el desnivel que hay que salvar no es exagerado y ningún tramo conflictivo pone obstáculos al caminante. En definitiva, una excursión especialmente adecuada para hacerla en familia.
Itinerario
Dejamos el coche en el collado de Bracons, al lado de unos paneles informativos que nos indican que nos adentramos en el PEIN de las Serres de Milany-Santa Magdalena y Puigsacalm-Bellmunt, uno de los ciento sesenta y cinco espacios naturales protegidos que existen en Cataluña. Conviene madrugar para llegar allí, pues al ser una excursión muy popular puede que no encontremos sitio para aparcar el coche si llegamos tarde.
Al lado norte de la carretera vemos una inclinada pared de roca donde se aprecia una señal de sendero de gran recorrido. En efecto, el camino escala ese muro, pero lo hace sin dificultad. Arriba empieza el sendero que se adentra en un impresionante hayedo, ganando altura por la falda del Puigsacalm mediante sinuosas curvas. En este primer tramo del camino, que alterna pequeñas subidas con partes llanas, encontraremos algunas hayas de raíces impresionantes y formas retorcidas. El sendero está muy marcado en el terreno y bien señalizado lo que, sin duda, ayuda a disfrutar del entorno y de la flora.
« El Puigsacalmes una cita imprescindible para los excursionistas catalanes, más que por su “calidad” deportiva, por las vistas que ofrece y también por su aspecto cambiante».
En el collado de Sant Bartomeu tomamos el camino de la derecha, hacia el este, hasta llegar a la Font Tornadissa, un magnífico lugar para recuperar fuerzas y rellenar las cantimploras. Durante el otoño el suelo cubierto de hojas hace de éste uno de los parajes más mágicos y fotografiados de toda la excursión.
Después, el paisaje se abre, pasando por prados dónde pastan tranquilamente las vacas, habituadas al trajín del ir y venir de los caminantes. Como curiosidad cabe señalar que a principios de año, un periódico de Girona se hacia eco de los problemas que estaban teniendo los excursionistas que subían al Puigsacalm con una pareja de cabras que hacía todo lo posible por arrebatarles la comida a estos. Desde los Rasos de Manter las vistas hacía el Pedraforca y el Cadí no tienen desperdicio. En el collet de Clivillers descartamos el camino de la derecha, que se conoce como el de los Burros, y seguimos hacia el Puigsacalm. En la base de la cima encontraremos algo sorprendente: un botiquín de madera que es abastecido voluntariamente por los senderistas. Una fuerte subida nos lleva hasta la cima del Puigsacalm. El panorama en los días claros es soberbio: se ven el Puigmal, Bastiments y Canigó, al norte. La Vall d’en Bas, al este. Montseny y Montserrat al sur y el Cadí y Pedraforca, al oeste. ¡En días claros se llega a ver la bahía de Roses!
Retornaremos por el camino de subida, pero si nos quedan ganas de andar un poco sugerimos subir al vecino Puig dels Llops por la cresta en dirección norte. Ampliar la excursión con este extra vale la pena porque la cima nos brinda una visión a vista de pájaro de las verdes llanuras que parecen abrazar la montaña.
Para combinar
1. Salt de la Coromina GE214. Distancia: 12 km.
2. Bosques de Costabona GE225. Distancia: 60 km.
Ficha práctica
- Situación: entre las comarcas de la Garrotxa (comarca a la cual pertenece) y Osona.
- Partida y llegada: collado de Bracons.
- Cómo llegar: viniendo de Vic por la C-37, o de Olot por la GIV-5273.
- Dificultad: fácil.
- Distancia: 8 km. DESNIVEL: 400 m. TIEMPO: 3 a 4 h.
- Cartografía: Puigsacalm- Bellmunt, 1:25.000, Editorial Alpina
- Observaciones: la ruta está señalizada con marcas de pintura de GR y después con marcas azules y amarillas y blancas y verdes.
- Observación: sería imperdonable no visitar Olot, capital de La Garrotxa y llamada la Ciudad de los volcanes porque en su término municipal hay hasta cuatro de ellos. Olot destaca por su interesante patrimonio cultural, con varios ejemplos de estilo modernista y renacentista, además de museos tan característicos como el Museu dels Sants.
- Información: oficina de turismo de Olot. Tel. 972 260 141; www.olot.cat/turisme