Aunque muchos asocian la región con sus playas, la Comunitat es una de las regiones más montañosas de Europa que, sin superar los dos mil metros de altitud, cuenta con una espectacular orografía. Su orientación sur norte le confiere además una gran biodiversidad paisajística.
Alberga 22 parques naturales, que discurren tanto por sierras litorales, como por sierras de interior, por islas y por humedales, ya sean marjales, salinas o ríos. Descubrir sus parajes mágicos, disfrutar del templado Mediterráneo, practicar senderismo, conocer sus ríos o saborear los platos de temporada es sin duda un plan perfecto para el otoño.
El viajero que opte por visitar el interior, se adentrará en sierras de colores cambiantes gracias a sus bosques de hoja caduca que se tiñen de ocre y rojo. De norte a sur, encontrará La Tinença de Benifassà, hábitat de rapaces como el águila real, el buitre leonado o la cabra montés, El Penyagolosa, uno de los techos de la comunidad valenciana, el Desert de les Palmes y sus variados hábitats, La Serra d’Espadà y sus bosques de alcornoques, La Puebla de San Miguel, que cuenta con la cumbre más alta de la Comunitat Valenciana, el Cerro Calderón, La Serra Calderona, cuyos valles albergan históricos monasterios, El Parque de Chera-Sot de Chera, y sus numerosas cascadas, La Serra de Mariola y su multitud de hierbas aromáticas y la Font Roja, que debe su nombre a la arcilla del mismo color.
Si prefiere el litoral, disfrutará de la paz del mar que a menudo el verano escatima. Los parques naturales de las sierras litorales combinan mar y montaña con un encanto especial en otoño. Es un placer caminar por la Serra d’Irta, un tesoro de 13 kilómetros de costa virgen mediterránea, por el Montgó y asomarse a sus acantilados desde el cabo de San Antonio, por El Penyal d’Ifac, esa formidable roca que se eleva sobre el mar, o por la Serra Gelada, de incalculable valor ecológico.
En los humedales, tanto en las salinas como en los marjales, el viajero dispondrá de instalaciones para dar paseos en barca y observar las aves. Humedales como El Prat de Cabanes-Torreblanca, que alberga la gambeta, el fartet o el samaruc, L’Albufera de València, un humedal de importancia internacional, La Marjal de Pego-Oliva, zona de especial protección para las aves, Las Salinas de Santa Pola, claro ejemplo de coexistencia entre los usos tradicionales y la conservación del medio, El Fondo, y su gran abundancia y diversidad de aves, o las Lagunas de la Mata-Torrevieja, con sus lagunas y saladares, harán las delicias de los amantes de las aves.
Si el viajero prefiere el agua de los ríos, hay dos parques naturales junto al río Cabriel y el río Turia, que dan nombre a dos parques naturales y dibujan paisajes de una extraordinaria belleza.
Finalmente, las Islas Columbretes conforman un espacio en excelente estado de conservación que alberga especies animales y vegetales escasas en el resto del Mediterráneo, como la gaviota de Audouin, el halcón de Eleonora. Y qué mejor manera de disfrutar de todos estos paisajes que recorriendo sus muchos senderos señalizados, aptos para cualquier tipo de viajero.
Caminos llanos o escarpados, recorridos cortos o argos, más o menos exigentes, aptos para todos los gustos y condiciones físicas.
Redondea la experiencia la visita a los pueblos encantadores cargados de patrimonio que salpican la Comunitat Valenciana, donde el viajero podrá disfrutar de la gastronomía local, de los frutos del otoño, como las setas, o la trufa con los que se elaboran multitud de platos deliciosos. De frutas y verduras de temporada como la granada valenciana, la calabaza, o el boniato, de sus quesos, sus vinos, sus embutidos artesanos, su aceite, sus arroces y sus dulces. Sin duda, una experiencia para no perdérsela.
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info: comunitatvalenciana.com y en www.parquesnaturales.gva.es