Lucien Boucansaud asciende el Pumori (7.138 m) en solitario

Lucien Boucansaud ha aprovechado al máximo su expedición de este otoño en el Himalaya de Nepal. Ha estado casi mes y medio rodeado de algunas de las montañas más altas del mundo, en una zona que descubrió cuando estuvo trabajando a las órdenes de Marc Batard en la apertura de su nueva ruta al Everest alternativa a los peligros de la Cascada de Hielo.

Días atrás, el alpinista francés era noticia por su ascensión al Cho Polu (6.700 m) con David Göttler y Guillaume Pierrel. Y ahora cobra protagonismo por su ascensión en solitario al Pumori (7.138 m), en una salida exprés de apenas 13 horas y 43 minutos de campo 1 a campo 1.

Y es que Lucien Boucansaud no había ascendido todavía ningún sietemil y tenía el Pumori en la cabeza. Tuvo ocasión de verlo a menudo desde el campo base del Everest y sabía que es todo un desafío alpinístico. De hecho, se cuentan con los dedos de una mano las personas que lo han escalado en solitario, básicamente en los años ’80: el estadounidense Jeff Lowe fue el primero en diciembre de 1983, seguido por el canadiense Jan Neuspiel (1989), el polaco Aleksander Lwow y el también estadounidense Andy Lapkass (ambos en otoño de 1990). El último del listado de precedentes fue el suizo Ueli Steck, en la primavera de 2007.

Dos intentos

Nadie había escalado esta temporada el Pumori antes que Lucien Boucansaud. Simone Moro lo intentó a principios de octubre con Pemba Sherpa y Datuk Sherpa, pero decidió darse la vuelta a unos 100 metros de la cima debido al elevado riesgo de avalanchas. El primer intento de Lucien Boucansaud tuvo idéntico final. Tras alcanzar los 6.700 metros, estimó que el riesgo de avalanchas era demasiado alto y se retiró.

Regresó unos días más tarde, ya con la nieve más asentada, y esta vez nada lo detuvo. Salió directamente desde el lodge Pyramid de la Pirámide Meteorológica en el que estaba alojado hasta el campo 1 (5.700 m) del Pumori. Allí es donde él considera que empieza realmente la vía y descansó durante la noche para lanzarse hacia la cima al día siguiente.

En apenas 8h20’ superó esos más de 1.400 metros de desnivel hasta la cumbre y en un total de 13h43’ realizó el viaje de ida y vuelta entre el C1 y la cima a través de su ruta normal por la cara sur y la cara noreste, que “no tiene nada de normal”, según su opinión. Al tercer día de haber salido volvía a llegar a la comodidad del lodge.

Muy contento de haber conseguido alcanzar la cima de esta montaña grande, magnífica y peligroso en solitario… Totalmente solo. Una sensación indescriptible, subir mi primer sietemil con el Everest enfrente y del otro lado la vista salvaje de la vertiente tibetana y China.