El pasado mes de noviembre, Seba Pelletti protagonizó la primera ascensión de la Aguja Central del Grupo La Paz junto a Chacho Navarro y Nico Secul. El alpinista australiano se había sentido enormemente atraído por aquellas montañas solamente accesibles a través de los recónditos fiordos de los alrededores de Puerto Natales. Por lo visto, no tuvo suficiente con aquella experiencia y a finales de febrero regresó con Hernán Rodríguez y el cámara Antar Machado para otra empresa todavía más ambiciosa.
Los tres volvieron a adentrarse en los fiordos para terminar realizando la travesía completa del Grupo La Paz. Una aventura de tres días, con dos vivacs en pared y que terminó trazando Ayayema Wesqar (1.000 m, 5.11-). La línea resigue el perfil de este macizo de la Cordillera de Riesco coronando las cimas de la Aguja Yeque, Aguja Oeste, Aguja Central y Aguja Este.
Fiordos y montañas
Si en la primera ocasión, Seba Pelletti y sus compañeros confiaron en un experimentado pescador de la zona para orientarse a través de los fiordos, esta vez se pusieron en las manos de Patagonian Fjords para que les trasladasen al lado oeste de la Cordillera de Riesco. “Un lugar donde los glaciares caen de cumbre a mar, y plantas carnívoras resguardan la entrada a montañas muy elusivas”, describe él mismo en sus redes sociales.
Así comenzó su cabalgada por “el skyline del Grupo La Paz, gozando amaneceres alucinantes, excavando vivacs, abriendo largos de noche y día, entre nubes y estrellas, tratando de mantenernos siempre presentes, para que cada momento de estos tres días, fuera formando parte de una línea que soñamos hace tiempo”.
La escalada comenzó el 21 de febrero, de oeste a este. El primer objetivo fue una modesta torre situada en el extremo del macizo, a la que llamaron Aguja Yeque (150 m, 5.7). A continuación, siguieron escalando la más alta Aguja Oeste por la ruta Quesada-San Vicente (300 m, 5.10). Coronaron a primera hora de la tarde y descendieron enseguida por la Chouinard-Donini hasta llegar al collado que separa esta cumbre de la Aguja Central. Vivaquearon en la base de este último relieve.
El 22 de febrero, se vieron obligados a permanecer en su tienda para dejar pasar el mal tiempo. Continuaron con la escalada de la Aguja Central en la madrugada del 23 de febrero, con poca visibilidad debido a la combinación de nocturnidad y nubosidad. También fue entonces cuando tuvieron que vérselas con el tramo más exigente de toda la ascensión, que estimaron en un grado de 5.11-. Al amanecer, hollaban la cumbre.
El tramo final de la travesía transcurrió por el terreno que Pelletti conocía de su anterior aventura. No obstante, tuvieron que superar un par de largos difíciles, con dificultades de 5.10+ hasta coronar la Aguja Este. Ocho rápeles por la cara este les dieron acceso de nuevo a la base del macizo.
Decidieron llamar a su ruta Ayayema Wesqar, “algo como ‘espíritu de la montaña’ en el lenguaje Kaweskar, nombrado así por Don Francisco, uno de los últimos supervivientes de esta cultura, quienes habitan estos mismos rincones de la Patagonia en total armonía desde hace miles de años”.
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