Nomura Shinichiro anunció la semana pasada que la repetición de Byakudo 8C (también nombrado Byaku-dou, que significa Carretera hacia el cielo en lengua budista), en el Mt. Hourai.
Consta de unos 22-25 movimientos sobre un gran desplome y se divide en dos partes: la primera, Variation 8A+/B, de movimientos delicados y de truco, con un crux realmente duro incluso de forma aislada; y una segunda, Bachelorette 8A/+, con un explosivo lanzamiento a un solo dedo.
La historia de Byakudo
El fortísimo Dai Koyamada realizó el primer ascenso en noviembre de 2003, cuando tenía 27 años, poniéndolo a la vanguardia del búlder más duro del planeta. “He estado trabajando durante este año para resolver los problemas de búlder de Japón”, detallaba entonces Koyamada justificando su propuesta de 8C. Con él estaba otra legendario como Fred Rouhling, quien probó la ruta afirmando que era más dura que Dreamtime 8C.
La primera repetición no llegó hasta 12 años más tarde, tiempo suficiente para que especulara sobre si era realmente el bloque más duro del mundo con una posible dificultad de 8C+, pero el también nipón Motochika Nagao lo resolvió en febrero de 2015, confirmando el 8C. Empleó más de dos años en anotarse el que fuera su segundo 8C, después de Babel en Shiobara, donde unos días más tarde se haría también con Hydrangea.
Pero cuando realmente Byakudo ganó notoriedad fue el pasado 3 de mayo, cuando una niña de 13 años llamada Mishka Ishi se llevó su tercera ascensión, convirtiéndose en la tercera mujer en el mundo en alcanzar este grado (después de Ashima Shiraishi y Kaddi Lehman) y también en la persona más joven en hacerlo. Según atestiguó en 8a.nu, necesitó 20 sesiones durante un año para apuntárselo. “Mi momento llegó de repente. Un día la temperatura bajó un poco y sentí que hacía suficiente frío como para intentarlo. Llegué hasta allí y unos minutos más tarde estaba saltando sobre la roca”, explicó entonces la japonesa, de quien no han trascendido más encadenamientos.
Del rocódromo a devorar 8Cs
Nomura Shinichiro, de 23 años, es el vivo ejemplo de escalador indoor que un día, a finales de 2017, decidió salir a la roca con sorprendentes resultados. Llevaba ya 12 años escalando en rocódromo, sumando potentes resultados en competiciones juveniles de búlder a nivel mundial, y a los pocos días de estrenarse en la piedra natural se hizo con su primer 8C, Babylon en Toyota.
No fue flor de un solo día y dos semanas más tarde regresó a la zona para hacerse con Shambala, su segundo 8C. Dos meses más tarde, en febrero de 2018, sumaría el tercero con Orochi 8C en Kanoto, pero su gran jornada llegaría el 24 de mayo, cuando en un solo día encadenó Hydrangea 8C, Babel 8C y UMA 8B+, los tres en Shiobara. En total, 5 bloques de 8C en apenas seis meses desde que salió a escalar al aire libre. 2019 no fue tan prolífico para el de Ibaraki, que se tuvo que conformar con varios bloques de 8B+ como Decided en Mizugaki, Ukiyo o Utsushiyo, estos dos últimos en Ena, pero por lo que parece ya ha vuelto a su máximo nivel.