Jorge Díaz-Rullo lleva un 2020 de lo más intenso y prolífico. Su colección de vías de noveno grado no deja de crecer y ya conforman una quincena las de este año, a pesar de los inconvenientes provocados por la pandemia. Lo cierto es que catorce de ellas han caído de julio para esta parte.
Con las dos últimas, Gancho perfecto 9a/+ y Era Vella 9a, ha dado por cerrado un periplo de varias semanas en Margalef y un largo periodo de vida de trotamundos, de sector en sector, para dar paso a un breve descanso y una temporada en casa dedicado al entrenamiento específico.
Ayer mismo fue su “último día de escalada en Margalef”, según desvelaba en sus redes sociales, donde admitía que “de camino a casa, no he podido evitar sentir algo de pena al irme después de estar varias semanas en este increíble lugar con gente más que maravillosa”. Respecto a sus planes más próximos, apunta que tiene “ganas de ver a la familia, ganas de ver a los amigos, también ganas de descansar en una casa después de mucho tiempo fuera” y que está “ahora motivado para entrenar planificado más que nunca. Estas últimas semanas me he sentido en baja forma física… aunque, bueno, quizás sea que estoy probando vías más duras y cada vez soy más exigente conmigo mismo”. “Mi siguiente reto: ¿Podré aguantar descansando cinco días sin escalar?”.
Cinco novenos en Margalef
Jorge Díaz-Rullo recaló en Margalef después de terminar el trabajo en la Cova de l’Ocell con la repetición de El bon combat 9b a finales de septiembre. Durante el mes de octubre, inscribió en su libreta Perfecto passat 8c+/9a y Víctimes del futur 8c+/9a; y comenzó noviembre con la repetición de Víctimas Pérez 9a. Esta vía se convirtió en el noveno número 40 de su trayectoria.
Este hito, que celebró en su momento, no lo dejó del todo satisfecho, pues continuó con su particular camino. La semana pasada añadió sus dos últimos novenos. Primero se hizo con la clásica Era Vella, el 9a más repetidos en el mundo que para él sería más bien 8c+/9a, “con mis trucos, pero es difícil de graduar pues son cien movimientos sin parar”. Jorge Díaz-Rullo ya había probado la línea hace cuatro años y precisa que se cayó dos veces en la placa, superadas ya las máximas dificultades.
Tres días después, sacaba partido a una mejoría de las condiciones y encadenaba también Gancho perfecto 9a/+ que él estimaba más cerca del 9a+. “Estoy contento con el encadenamiento, pero al mismo tiempo con un sentimiento doble porque ahora solo me quedan las vías duras en la pared… ¡Vamos a intentarlo!”.
Un futuro en Perfecto mundo
En este sentido, Jorge Díaz-Rullo ha elegido ya un nuevo proyecto duro para su colección. Se trata de Perfecto mundo, que se podría convertir en su primer 9b+. “Puede ser ambicioso, pero he decidido intentar esta vía. A pesar de sentir la dureza del crux, creo que es posible… Ahora tengo que entrenar”, concluye.