Chamonix es una de las grandes capitales europeas del salto BASE. Las abruptas y elevadas cumbres que flanquean el valle y la facilidad de acceso hasta ellas gracias a los teleféricos han convertido a la meca del alpinismo alpino también en meca del BASE continental y de los vuelos en traje de alas (wingsuit).
La revista local Altus dedicó este verano su portada a un saltador en pleno despegue desde la Aiguille du Midi, uno de los puntos de lanzamiento favoritos en el municipio. El artículo que ilustraba hablaba precisamente de esa predilección de los practicantes de salto BASE y de los pilotos de traje de alas por Chamonix, que habían convertido a la población en un destino muy apreciado para ellos. Los cálculos hablan de unos 2.000 saltos efectuados este año en el municipio.
Cinco muertos en 2016
Sin embargo, paralelamente al creciente número de practicantes, de saltadores, de saltos y de vuelos emprendidos desde las montañosas laderas del valle de Chamonix, también ha crecido el número de accidentes. Y con ello, la cifra de víctimas mortales –accidente y fallecido es prácticamente un sinónimo en esta modalidad tan arriesgada–.
En lo que llevamos de 2016, un año que ha batido récords de mortalidad entre los saltadores BASE en el mundo, cinco personas han fallecido en la comuna de Chamonix mientras practicaban esta disciplina, según el recuento de la revista especializada BLiNC. Todas ellas lo hacían en traje de alas y eran practicantes expertos con multitud de saltos a sus espaldas.
El primero de ellos fue el italiano Dario ‘Banana’ Zanon, quien el 8 de junio saltó desde la Aiguille de Midi en unas condiciones meteorológicas poco favorables, con nubes bajas cubriendo el cielo del valle, y se estrelló contra las montañas. A finales de ese mismo mes, el 29 de junio, el estadounidense John Van Horne sufrió problemas durante el vuelo que inició en la zona de Brévent en compañía de otro saltador y cayó en el fondo de un couloir.
Otras dos víctimas llegaron en agosto. El día 7 de ese mes, el británico Dave Reader saltó también desde Brévent para efectuar un salto que ya había realizado otras dos veces anteriormente, pero esta vez voló algo más bajo y se golpeó contra una arista, falleciendo de muerte cerebral. El 22 de agosto, fue el conocido saltador italo-noruego Alexander Polli quien perdía la vida al golpearse contra un árbol, de nuevo en la zona de Brévent.
Contra un chalet
Pero la gota que colmó el vaso sucedió el pasado 3 de octubre. El ruso Ratmir Nagimyanov se lanzó desde los 3.800 metros de la Aiguille de Midi y, según la información detallada por Montagna.tv, no consiguió abrir su paracaídas. Consiguientemente, se estrelló primero contra un terraplén para acabar chocando contra un chalet del valle. Por suerte, ese edificio de tres plantas había sido construido muy recientemente y todavía no estaba habitado en el momento del accidente.
Sólo dos días más tarde, el 5 de octubre, el alcalde de Chamonix, Éric Fournier, firmaba una disposición por la que se suspendían los saltos BASE con traje de alas hasta nueva orden a la espera de una regulación que los convierta en una práctica más segura. En el citado documento hecho público, el ayuntamiento considera «la necesidad de redefinir las condiciones de desarrollo de esta práctica, especialmente a nivel de la información de los practicantes, de la gestión y planificación de los lugares de despegue, de la identificación de los lugares de aterrizaje, de las líneas de vuelo y de las normas de seguridad durante el vuelo».