Simon Gietl es un alpinista que, a sus 38 años, ya no necesita presentación. Los conceptos “solitario” e “invernal” forman parte consubstancial de su actividad en las montañas. Los combina como nadie para llevar a cabo logros que muchos no se atreven ni a soñar.
El más reciente es de esta misma semana. El surtirolés lo anunciaba en sus redes sociales con un mensaje que comenzaba: “Nunca dejes de soñar grande”. Y no es para menos. Ha completado la primera ascensión en solitario de la travesía integral Villnösser-Geisler en invierno, en una aventura de “tres largos días y dos vivacs” que lo llevó hasta el límite de la extenuación, “pero infinitamente feliz”, aseguraba él mismo.
La travesía en cuestión incluye un total de doce picos de entre 2.500 y algo más de 3.000 metros de altitud: Torre di San Zenòn (2.599 m), Sasso di San Zenòn (2.610 m), Sass da l‘Ega (2.924 m), Odla di Valdussa (2.942 m), Furchetta (3.025 m), Sass Rigàis (3.025 m), Grande Odla (2.832 m), Campanile di Fùnes (2.834 m), Grande Fermeda (2.873 m), Piccola Fermeda (2.814 m), Cima di Brògles (2.590 m) y Seceda (2.519 m).
Un plan intenso
Simon Gietl partió desde Campil el martes 14 de febrero a las cinco de la madrugada. Estuvo escalando durante doce horas, hasta las cinco de la tarde, cuando se detuvo a los pies de la vía ferrata entre el Furchetta y el Sass Rigàis, los dos picos más altos de la travesía. A su espalda quedaban ya cinco picos cuando se instalaba para su primer vivac.
Al día siguiente continuó escalando y coronando cimas. En esta segunda jornada ascendió otras cuatro cumbres, antes de volver a vivaquear. En esta ocasión, descansó unas horas entre la Grande Fermeda y la Piccola Fermeda. Para el jueves 16 de febrero, Simon Gietl se dejó los últimos tres picos de la travesía Villnösser-Geisler. Una vez escalados, descendió hasta Seceda, donde lo esperaba su amigo y guía Andrea Oberbacher para celebrarlo.
Para esta impresionante cabalgada, Simon Gietl ha seguido las rutas normales de cada pico. Ha realizado todo el recorrido en completa autonomía, cargando con una mochila de 18 kg de material, entre los que llevaba una pequeña tienda, saco de dormir, hornillo y una cuerda de 60 metros.
Su historial de solitarias invernales
Quien haya seguido los pasos de Simon Gietl durante los últimos años recordará varias actividades de este estilo en los Alpes. Hace un año completó así la travesía invernal del Rosengarten. Y en 2020, apenas unas semanas antes del estallido de la pandemia, hizo lo propio en las cinco cumbres que conforman el macizo de las Tre Cime di Lavaredo.
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