Más de un siglo y medio después de la primera ascensión femenina a untresmil pirenaico, Miss Ann Lister coronó el Monte Perdido en 1830, laalpinista catalana Magda Sales se convertía el pasado fin de semana, en la cimadel Pic Aragüells (3.037 m), en la primera mujer que consigue coronar todas lascimas superiores a dicha cota, ligada históricamente a esta cordillera, de lamisma forma que los ochomiles han marcado el descubrimiento del Himalaya o loscuatromiles son uno de los referentes de los Alpes.
Al menos, desde el Centre Excursionista de Lleida, al que pertenece Magda, notienen constancia de que ninguna alpinista haya logrado ‘tachar’ todas lacumbres de esta lista, sujeta a multitud de versiones e interpretaciones. Magdase ha guiado por la relación de picos que su propio club considera comoauténtica, y que reconoce un total de 161 montañas superiores a 3.000 metros,según su octava y última reedición. Un recuento más reducido que elrealizado por el Equipo de los Tresmiles de Juan Buyse, que bajo homologaciónde la UIAA, establece un total de 212 tresmiles en Pirineos.
Casi 20 años en Pirineos
Magda, educadora infantil de 38 años, comenzó su andadura por el másalto de todos, el Aneto (3.408 m), que coronó en 1984. Un año antes ya habíavisitado el Pirineo, aunque nos confesaba que su ascensión al techo de lacordillera fue uno de sus primeros contactos con la montaña. Poco a poco fueroncayendo nuevas cimas, sin pensar en ningún momento que sería la primera entacharlas todas.
La idea de completar todos los tresmiles surgió ‘hace dos o tres años. A ungrupo de compañeros del Centre nos dio por ir apuntado cada vez que volvíamosa casa la actividad realizada el fin de semana, y comenzamos a tachar picosconforme íbamos subiendo. Y cuando comencé a ver que quedaban pocos, decidílanzarme a completarlos todos’.
El último de la lista
Aunque nunca ha tenido prisa por escalar los 161 picos quereconoce la última lista de tresmiles del Centre Excursionista de Lleida, síque sintió algo de alivio en la cima del Pic Aragüells, ‘por todas lascelebraciones preparadas y planeadas para esa fecha por mis compañeros delCentre, y porque todas las ascensiones que había planeado para el verano, tuveque completarlas en sólo una semana, ya que estuve un mes parada por problemasde ampollas’.
No obstante, lo primero que sintió en el Aragüells, su último tresmil,’fue una gran emoción porque había muchos amigos conmigo, además de gente deMadrid que ni siquiera conocíamos y se unió a la ascensión. Nos juntamosunas 70 personas y todo eran felicitaciones. Todavía se me pone la carne degallina al recordarlo. Fue muy emocionante’. En la misma cumbre, Magda recibióel piolet Juli Soler i Santaló, con el que se reconoce a todos los montañeros delCentre que consiguen completar todos los tresmiles. Con ella son siete miembros,aunque posiblemente ‘el próximo verano podría traspasarse nuevamente el piolet’.
Después de la celebración queda el recuerdo. Curiosamente, no ha sufridomomentos difíciles en ningún tresmil, auque sí haya pasado apuros en algunaincursión en la Sierra del Cadí. Recuerda como especialmente dura la vía delGran Diedro al Spijeoles (3.065 m), o la ilusión que le produjo recorrer lacresta del Costerrillou (3.049 m), en la zona del Balaitous. Pero por encima detodo, la norte del Taillón (3.144). ‘Es un espectáculo, y ver la salida delsol conforme vas ascendiendo es algo magnífico’.
Quedan los dosmiles
Con el Aragüells, Magda ha cerrado una etapa, pero no su andadura porPirineos. ‘Todavía quedan tresmiles por diferentes vertientes y ¡los dosmiles!(bromea). Cuando llevas tantos años visitando estas montañas, se convierten enalgo parecido a una droga y cada cierto tiempo tienes que volver, verlas ysentirlas. Además, hay citas fijas todos los años como visitar el macizo delas Maladetas en invierno, hacer esquí de montaña con los amigos, etc’.
Desde que iniciara este proyecto en 1984, ha visto cambiar mucho el Pirineo,sobre todo en lo que infraestructuras se refiere. ‘Cuando yo fui al Aneto, tuve que cogervarios autobuses e incluso hacer autostop para llegar a la Besurta (fin de lacarretera e inicio de la subida al refugio de la Renclusa). Ahora, mucha genteno se plantea acudir sin coche. Los pueblos de los valles también han cambiadomuchísimo, y quizás para ellos sí ha sido positivo el creciente número devisitantes, sean o no montañeros. Han crecido bastante y un ejemplo muy claroes Benasque’.
Otra historia son las restricciones derivadas de una masificación, producida’porque la montaña está de moda. Los que llevamos años saliendo el monte,creo que lo hemos encajado bien. Algunas restricciones son buenas, si no noscomeríamos la montaña, es la única solución que quedaba. Pero es mucho menosauténtico. Por ejemplo, ahora tienes que andar pendiente de los autobuses deOrdesa y bajarte un poco antes para no perder el último. Ya no puedes marcartetus propios horarios como hacíamos antes’.
Afortunadamente, ‘todavía quedan muchos valles solitarios en Pirineos, comoel de Salenques. Quizá poco haya de aventura, pero sí hay rincones pocovisitados donde descubrir cosas nuevas’. En cuanto a metas más altas, aunque hasubido hasta seismil metros en la Cordillera Real de Bolivia, y ha visitado losAlpes, Magda no se plantea la alta montaña. ‘He hecho trekking y conozco elHimalaya, pero no me planteo ahora una ascensión. Debe ser lo máximo, peroantes hay que sufrir mucho. Cuando veo reportajes en la tele me sudan las manosviendo gente que lo pasa mal’.