La expedición de Nico Favresse, Sean Villanueva, Jean-Louis Wertz y Aleksej Januta ya navega de vuelta a la civilización. El velero que les llevará de regreso a Europa todavía tardará unos días en cruzar el Atlántico y tendrá que hacer frente a las tormentas que se prevén en ese camino.
En cualquier caso, los escaladores vivirán esa travesía como una reconexión con el lujo y las comodidades de las que se han privado durante los últimos 45 días, que han pasado acampados en la costa oriental de Groenlandia. Allí, han tirado de kayak para ir y venir por los alrededores del fiordo Kangertigtivatsiaq. A golpe de pala, también han accedido a glaciares que los han llevado tierra adentro. El objetivo en todo caso era explorar el territorio en busca de grandes paredes de granito en las que escalar nuevas líneas de big wall.
Cinco cimas vírgenes
Y el resultado ha sido de lo más fructífero. El cuarteto se ha apurado al máximo la estación veraniega y se ha alzado con seis nuevos big walls. Del primero, ya hubo noticias cuando Matteo della Bordella, Silvan Schüpbach y Symon Welfringer regresaron de su propia expedición a la zona, en la que coincidieron con Nico Favresse, Sean Villanueva, Jean-Louis Wertz y Aleksej Januta. El italiano, el suizo y el francés llegaron hasta allí en kayak y escalaron la Siren Tower por una nueva ruta que ascendía paralela a la que el grupo de Favresse había trazado unos días antes en la primera ascensión de la torre.
Desde entonces, ninguna otra comunicación con el mundo exterior. A decir de los belgas y el sueco, solamente una de las seis rutas que han escalado no estaría dibujada en una pared virgen. En los otros cinco casos, se trataría de cimas nunca antes escaladas. Todavía no hay más detalles acerca de las paredes escaladas, las vías o los grados, que con toda probabilidad no se conocerán hasta que pisen suelo continental.
De este modo se despedía Nico Favresse de su estancia en Groenlandia a través de sus redes sociales:
El invierno está llamando a nuestra puerta aquí en Groenlandia. Está nevando y el mar se cubre ocasionalmente con una pequeña capa de hielo por la mañana. Según Sean, las condiciones de baño no dejan de mejorar. También los días se acortan rápidamente y cada escalada es un poco más fría que la anterior. Después de 45 días deambulando por nuestra cuenta alrededor del fiordo Kangertigtivatsiaq, nos pusimos muy contentos de ver el yate Kamak aparecer por el horizonte para traernos de vuelta al lujo y ojalá que también de vuelta a través del Atlántico.
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